08.05.2013 Views

Advertencia

Advertencia

Advertencia

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

por haberme muerto hoy.<br />

Contribuciones a la Historia del Arte en Ecuador. Volumen I<br />

Los angostos corredores que se alargan, con lo bajo de sus techos o sus bóvedas, la escasa luz que<br />

reciben por sus altos tragaluces, las puertas uniformes, cerradas y numeradas, de las pequeñas celdas,<br />

los cuadros de la Pasión de Cristo, los que representan a San Francisco, Santa María Egipciaca, San<br />

Pedro de Alcántara y a otros Santos, en escenas de penitencia, de mortificación o de martirio, los<br />

pergaminos con sus sentencias de condenación y muerte y sus invitaciones reiteradas al silencio, las<br />

lozas sepulcrales diseminadas en los corredores bajos, y el humilladero enorme del patio principal:<br />

todo, todo, hasta el frío helado que se siente en esa parte de la ciudad, en las faldas altas del Pichincha<br />

y hasta la cercanía de esos sitios al cementerio principal de Quito, contribuye a hacer del convento<br />

de San Diego un tipo de retiro adecuado para quienes buscan en lo austeridad y el recogimiento, el<br />

ambiente de una vida de santidad y penitencia.<br />

No podemos cerrar este capítulo sin hacer un recuerdo del célebre padre Almeyda, cuya leyenda<br />

no puede separarse de San Diego, a pesar de que gran parte de su vida la pasó aquel religioso en<br />

el Convento Máximo, en donde tuvo cargos tan honoríficos como el de guardián y secretario de<br />

provincia. ¿Quién no conoce en Quito la leyenda de aquel fraile, en quien la tradición ha querido<br />

sintetizar una de las malas épocas de la religión franciscana en el Ecuador y pintar en su persona al<br />

fraile pícaro, jugador y tunantón, que solía pasar algunas noches de claro en claro y no pocos días de<br />

turbio en turbio, aprovechando del relajamiento de la disciplina monástica de su convento? A los que<br />

crean que el padre Almeyda es pura ficción, les diremos que fray Manuel de Almeyda fue hijo de don<br />

Tomás de Almeyda y de doña Sebastiana Capilla, nacido en Quito allá por el año de 1646, entrado<br />

en la Religión seráfica a la edad de 17 años, en calidad de novicio y ligado con voto solemne desde<br />

el 17 de abril de 1664, no sin haber el 28 de mayo de ese mismo año, renunciado todos sus bienes en<br />

favor de su madre y después de los días de ésta, en favor de sus hermanas doña Isabel, doña Gregoria,<br />

doña Gabriela y doña Catalina de Almeyda. Fue definidor en 1698, guardián de San Diego, de 1701<br />

a 1704, guardián del Convento Máximo hasta 1707, luego maestro de novicios en ese año y guardián<br />

de San Diego desde 1713 a 1716. Tenía la calificación de predicador de precedencia, fue varias veces<br />

secretario de provincia y aún visitador general y algunos años obrero mayor, desde 1698 durante las<br />

construcciones de San Francisco y San Diego. Escribió un Via Crucis y un Novenario para Navidad.<br />

A pesar de que la tradición no olvida la leyenda tejida alrededor de este hoy venerable fraile,<br />

consignemos lo que a su respecto escribe el padre Compte:<br />

210

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!