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Contribuciones a la Historia del Arte en Ecuador. Volumen I<br />

que habiendo permanecido en Italia, es sin embargo más español entre los artistas españoles de su<br />

tiempo, el Greco (1518-1625) y con Francisco Pacheco (1571-1604), el maestro de Alonso Cano y<br />

Velázquez y en cuya casa solían reunirse Herrera y el Greco, Quevedo y Cervantes. Este artista que<br />

supo comprender a Velázquez mucho antes de su gran celebridad, a tal punto que le hizo casar con su<br />

hija, resumía en su Arte de la pintura la manera cómo el artista español de aquella época concebía el<br />

arte. «El arte decía, no tiene otra misión que llevar a los hombres a la piedad y conducirlos a Dios» .<br />

Ingenua sentencia que en sí reúne todo el espíritu de un pueblo, revela la manera conventual cómo<br />

se cultivaba el arte en la España de Carlos V y Felipe II y presta la clave para la inteligencia del arte<br />

religioso más peculiar que se ha producido en el mundo: del que creó las vírgenes de los dolores, y<br />

los sepulcros, los calvarios y los admirables pasos de la pasión de Cristo.<br />

Durante la época del Greco y sus innumerables discípulos, la tradición florentina se acentúa<br />

enormemente, sube al punto más alto con el florentino Vicente Carducho (1578-1638), el decorador<br />

de la Cartuja del Paular, para atenuarse después a mediados del siglo XVII en que el Renacimiento<br />

completó su obra; España sale definitivamente de la tutela italiana y con el legendario Ribera<br />

(1588-1656) y el místico Zurbarán (1598-1663) comienza la nueva era de la escuela original española,<br />

aquella en que lo humano se impuso en su arte y encontró su príncipe en Velázquez (1599-1660).<br />

«En la mayor parte de sus manifestaciones, observa muy juiciosamente el critico M. Paul Lafond,<br />

el arte español revela una necesidad extraña y paralela de idealidad y realidad» . Y esta manera de<br />

juzgar tiene cumplida aplicación cuando se examina a los grandes maestros del siglo XVII que, aunque<br />

ya con acentuada personalidad española, se hallan todavía influenciados por los artistas flamencos,<br />

franceses, borgoñones, al mismo tiempo que por los impulsos del clasicismo italiano. Comparemos<br />

a Velázquez con Ribera, Murillo y Zurbarán. La visión ideal que en Velázquez estaba fundida en el<br />

paganismo renacentista y con la cual transformaba en dioses a los ebrios, aparece muy religiosa en<br />

Murillo mística en Zurbarán, terriblemente dolorosa en Ribera; pero en todos real. Se ve el influjo de<br />

los artistas florentinos del siglo XV tan preocupados siempre de la realidad, fascinados por la vida<br />

exterior y por los encantos de un arte que venía explorando un nuevo dominio, tenía muchos objetos<br />

tangibles y era solicitado de muchos lados para poder a la vez concentrarse y restringirse de manera<br />

de reunir en su obra los poderes deliciosos del encanto y los más profundos de la emoción.<br />

***<br />

Una vez que hemos examinado a grandes rasgos el estado de cultura artística en que se encontraba<br />

España al tiempo del Descubrimiento de América y durante los primeros tiempos de la Conquista y<br />

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