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VI<br />
Contribuciones a la Historia del Arte en Ecuador. Volumen I<br />
Fundada la ciudad de San Francisco de Quito por Almagro el 28 de agosto de 1534, no se delineó<br />
la traza que debía tener la villa sino después del 20 de enero de 1535, en que el cabildo ordenó que así<br />
se hiciera para señalar solares a sus primeros pobladores. Recibido el lote que a fray Jodoco Riquez le<br />
tocara, o más bien dicho él escogiera, para el convento franciscano, éste se lo fundó, como tenernos<br />
dicho, el 25 del mismo mes y año, bajo la advocación de San Pablo. La nueva fábrica fue una pobre<br />
choza en el extremo de la plaza que delante del futuro convento, delinearon los conquistadores, esa<br />
choza ocupó el sitio en que hoy se encuentra la Capilla de Cantuña y se extendieron las habitaciones<br />
de los frailes hasta la casa que hoy habitan las Hermanas de la Caridad. Los religiosos se apresuraron a<br />
levantar su iglesia, sencilla y provisional, y para ello eligieron el punto en que se halla la Capilla de San<br />
Carlos y que durante trescientos treinta y tres años fue la iglesia de San Buenaventura, dependencia<br />
del convento grande franciscano.<br />
Junto a la iglesia y en el sitio en que se halla el convento de las Hermanas de la Caridad, fundó el<br />
padre fray Francisco Morales, por los años de 1555, el colegio de San Andrés, quo más tarde sería<br />
el colegio de San Buenaventura.<br />
El Colegio de San Andrés fue destinado por su fundador para la educación e instrucción de los indios<br />
e hijos de españoles, sin distinción alguna, y fue muy fangoso entonces, «Colegio que ennobleció a<br />
Quito» , según afirmaba la Real Audiencia de Lima y que, sin duda fue el primero que tuvo esta ciudad.<br />
«En este colegio enseñaban los religiosos a los indios, no sólo la doctrina cristiana, sino también<br />
a leer y escribir, y los oficios necesarios en una república, albañiles, carpinteros, sastres, herreros,<br />
zapateros, pintores, cantores y tañedores y demás oficios» 109 . Para edificarlo, el virrey del Perú, don<br />
Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, adjudicó los tributos de Alangasí, Pusulquí y Parapuro por<br />
el tiempo de cuatro años y el rey Felipe IV, al confirmar esta providencia de su Virrey, ordenó que<br />
se dé y entregue «a la persona que tuviese cargo del dicho Colegio, por tiempo de tres años primeros<br />
siguientes, que corran y se cuenten desde el día de la dacta desta nuestra carta en adelante hasta se<br />
cumplido, en cada uno dellos, trescientos pesos de plata ensayada e marcada, de valor rada uno de<br />
109 Diego de Córdova y Salinas. - Crónica franciscana de las provincias del Perú , libro VI, cap.<br />
IX. ( N. del A. )<br />
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