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Contribuciones a la Historia del Arte en Ecuador. Volumen I<br />

sacristía y que, sin duda alguna, provenían de los restos de los retablos que cubrían las paredes del<br />

presbiterio de la iglesia. Aquellos restos debieron ser muy interesantes para figurar como figuraban<br />

en los inventarios del convento en 1829, sin que conste, por otra parte la causa por la cual fueron<br />

arrancados de su sitio, la cual, como lo dijimos, fue tal vez la humedad o el fuego, que destruyó buena<br />

parte del retablo del altar mayor.<br />

Además, a la entrada de la puerta principal de la sacristía existían cuatro cuadros y «en el aguamanil<br />

dos lienzos y un Cristo en tabla» . La puerta que sale al altar mayor tenía una preciosa cortina «de<br />

macana azul con cenefa de la misma» .<br />

Y no se conoce lo que hubo antes de 1826; pues los inventarios de San Diego, existen en el archivo,<br />

no arrancan sino desde este año; pero existieron otros anteriores, según lo comprueba una acta de<br />

corte y tanteo suscrita por fray Herdozain, provincial que fue de la Orden, en octubre de 1804.<br />

Muchas de las obras de arte que existieron en San Diego ya no existen, entre ellas la custodia,<br />

algunas estatuas y lienzos, los sitiales de madera tallada y dorada, inclusive, el de la Virgen de Dolores<br />

que en 1841 se lo puso en la celda de oficio 145 . Con algunos de los «muchos palos dorados» que<br />

figuran en los inventarios, como útiles para remiendos, se han hecho una capilla dedicada a la Virgen<br />

en la sacristía y otro precioso y enorme retablo en la capilla del claustro, alto consagrada a la Virgen<br />

de Monserrat y que, mientras los frailes hicieron allí vida de comunidad, la dedicaron al servicio del<br />

noviciado. Hoy este retablo ha sido trasladado al noviciado de las monjas que ocupan el convento, en<br />

donde se lo ha armado convenientemente. Es uno de los más hermosos e importantes de los retablos<br />

de San Diego, no sólo por su tamaño, sino también por la gracia de su escultura y la riqueza de su<br />

ornamentación. Este retablo se lo hizo el mismo año de 1841; pero ya antes de esa fecha existía la<br />

Capilla de Monserrat, que daba su nombre al claustro en donde se encontraba, según lo demuestra<br />

muy claro en las disposiciones que por ese año presenta el guardián al capítulo. «Se compuso, dice,<br />

la cubierta del claustro de la Capilla de Monserrat y a la Virgen se la colocó en una capillita (léase<br />

retablo) y se hizo mesa de madera para formar el altar y en esta es que reza la comunidad el rosario<br />

por la noche» 146 .<br />

145 Arch. franc. , leg. 4, N.º 1.°, fol. 105 vta. . ( N. del A. )<br />

146 Id. , fol. 105, vta. . ( N. del A. )<br />

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