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Contribuciones a la Historia del Arte en Ecuador. Volumen I<br />
ramos de flores, un espejo grabado de a tercia, dos tibores azules y a los dos apóstoles San Pedro y<br />
San Pablo se los puso las cabezas que les faltaban y se les retocó. Al cuadro de la Santísima Trinidad<br />
que tenía esta Capilla se le hizo un célebre altar, se retocaron los cuadros que estaban en la sacristía y<br />
celdas y colocados en esta Capilla. Se retocó el cuadro del Milagro, aparición y entrada de la Virgen<br />
de Chiquinquirá a esta Capilla de la cumbre del Pichincha y estaba a la entrada de esta Capilla. Se<br />
pusieron dos faroles o bombitas de cristal. En el altar de la Trinidad, una cruz de Jerusalén embutida<br />
en concha» 136 .<br />
Eran también de la capilla: el hermoso lienzo de la Inmaculada Concepción con las armas de don<br />
Ventura Antonio de Vinuesa de Soto Alvarado Cáseres y Vetancur que la dio en su moldura pintada<br />
y dorada, y que se halla hoy en el Refectorio, un retablo con dos maceteros de frutas y dos cuadros de<br />
San Francisco y San Antonio en molduras doradas, catorce espejos y un frontal de espejos. Dentro de<br />
la sacristía estaban el órgano y un nicho de madera con la Purísima Concepción y dos lienzos con sus<br />
molduras doradas a los costados. Había también un cuño en que se hacían las medallas de la Virgen<br />
de Chiquinquirá 137 .<br />
Puédese deducir de todo esto el auge en que estuvo a principios del siglo pasado la devoción<br />
de la Virgen de Chiquinquirá y la riqueza artística de su Capilla de San Diego encerraba hasta la<br />
pasada media centuria. Al principio, la imagen de la Virgen estuvo pintada en la pared, desde tiempo<br />
inmemorial, hasta que el Ilustrísimo Señor Rafael Lazo de la Vega, obispo de Quito, se interesó por<br />
aumentar su devoción, desde que fue él quien consagró el templo de la Virgen en el Arzobispado de<br />
Santa Fe, con ayuda del padre ministro fray Domingo Barragán, de la Orden de predicadores. Puédese,<br />
pues, decir que este Obispo introdujo la devoción de aquella Virgen en San Diego, a la que concedió<br />
privilegios el 23 de marzo de 1831, después de que el Papa Pío VIII confirmó su culto en Quito el 18<br />
de julio de 1829. Pero la cofradía no se erigió sino el 19 de abril de 1842 por decreto del Ilustrísimo<br />
Señor Nicolás Joaquín de Arteta, obispo de Quito.<br />
Como decimos, la capilla antigua, que era independiente de la iglesia, debió ser muy preciosa y un<br />
verdadero depósito de joyas del arte nacional, hasta el año 1868, en el que un terremoto la arruinó<br />
lo mismo que a todo el convento. En diciembre de 1862, fray Antonio María Galarza, guardián de<br />
San Diego, se dirigía al obispo de Quito, Ilustrísimo don José María Riofrío y Valdivieso para poner<br />
136 Arch. franc. , leg. 4, N.º 6.°, lib. 1.°, fols. 5 vta. , 13, 19, 27, 27 vta. , 74 y 105. ( N. del A. )<br />
137 Arch. franc. leg. 7, N.° 5. ( N. del A. )<br />
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