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viene bien, porque yo tampoco puedo dejarte...<br />
—No, Kris, tú no has cambiado. Soy yo, soy yo —<br />
murmuró—. Algo no anda bien. Quizá tenga relación<br />
con el accidente.<br />
Miró el rectángulo negro y vacío de la puerta.<br />
En la noche anterior yo había llevado los restos al<br />
depósito. Había que instalar una puerta nueva.<br />
Inclinándome sobre Harey, le pregunté:<br />
—¿Duermes alguna vez?<br />
—No sé.<br />
—¿Cómo no sabes?<br />
—Tengo sueños... no sé si son verdaderos sueños.<br />
A lo mejor estoy enferma. Me quedo acostada, así, y<br />
pienso, y...<br />
Se estremeció.<br />
Le pregunté en voz muy baja:<br />
—¿Qué?<br />
—Tengo pensamientos extraños. No sé de dónde<br />
me vienen.<br />
—¿Qué pensamientos?<br />
Traté de mantenerme sereno, y esperé la<br />
respuesta de Harey como si estuviese esperando un<br />
golpe.<br />
Desamparada, sacudió la cabeza.<br />
—Son pensamientos... —Hizo una pausa, sacudiendo<br />
la cabeza.— .. .están alrededor de mi...<br />
—No entiendo.<br />
—Tengo la impresión de que no están en mí, sino<br />
más lejos. No puedo explicártelo, no encuentro palabras<br />
...<br />
La interrumpí, casi a mi pesar.<br />
—Tienen que ser sueños... —Recobré el aliento y<br />
continué:— Ahora, vamos a apagar la luz, y hasta<br />
mañana se acabaron los problemas. Mañana por la<br />
mañana, si quieres, inventaremos otros nuevos, ¿de<br />
acuerdo?<br />
Harey apretó el obturador; la oscuridad cayó entre<br />
nosotros. Me tendí en la cama; un aliento cálido se<br />
acercaba a mí.<br />
La estreché entre mis brazos; ella murmuró:<br />
—¡Más fuerte! —Y al cabo de un rato:— ¡Kris!<br />
—¿Qué?<br />
—Te amo.<br />
Estuve a punto de gritar.<br />
La mañana era roja. El disco abotagado del sol tre-<br />
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