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¿Qué significaba eso? Me miraba cada vez más asustado.<br />

¿Deliraba? ¿Lo habrían intoxicado las emanaciones<br />

mefíticas de la atmósfera? Todo era posible. Sí, y yo...<br />

yo la había visto, a la mujer, aquella criatura. ..<br />

Entonces, ¿también yo?<br />

—¿Quién es? —pregunté.<br />

Estas palabras calmaron a Snaut. Por un instante,<br />

me escrutó con atención, como si todavía dudara de<br />

mí. Luego se dejó caer blandamente en el sillón y se<br />

tomó la cabeza entre las manos; antes de que él hubiera<br />

abierto la boca, yo ya sabía que no iba a responderme<br />

directamente.<br />

—Estoy agotado —dijo en voz baja.<br />

Repetí mi pregunta:<br />

—¿Quién es?<br />

—Si tú no lo sabes...<br />

—Entonces ¿qué?<br />

—Nada.<br />

—Snaut... Estamos aislados, lejos de todo. ¡Pongamos<br />

las cartas sobre la mesa! Las cosas están ya bastante<br />

embrolladas.<br />

—¿Qué quieres?<br />

—Que me digas qué viste.<br />

—¿Y tú? —me replicó, con desconfianza.<br />

—Bueno, yo te responderé, y luego tú me responderás.<br />

Tranquilízate, no pensaré que estás loco...<br />

—¿Loco? ¡Santo Dios! —Snaut intentó sonreír.— No<br />

has comprendido nada, absolutamente nada... A él<br />

nunca se le ocurrió que estuviera loco. Si se le hubiera<br />

ocurrido, estaría aún con vida.<br />

—Por lo tanto tu acta, esa historia de perturbaciones<br />

nerviosas, es una mentira.<br />

—Claro.<br />

—¿Por qué no escribirla verdad?<br />

—¿Por qué? —repitió él.<br />

Siguió un largo silencio. No, decididamente, .yo no<br />

entendía nada. Creía haberlo convencido de mi<br />

sinceridad, había imaginado que resolveríamos juntos<br />

el enigma. ¿Por qué entonces se rehusaba a hablar?<br />

—¿Dónde están los robots?<br />

—En los depósitos. Los encerramos a todos. Sólo<br />

dejamos en sus puestos al personal de recepción.<br />

—¿Por qué?<br />

Una vez más Snaut no contestó.<br />

—¿No quieres hablar?<br />

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