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encenderá otras... Nos daremos cuenta al cabo de un<br />

tiempo.<br />

—Ya nos hemos dado cuenta —dijo Snaut con acritud—.<br />

¿Las novas y las supernovas serían entonces los<br />

cirios de un altar?<br />

—Si tomas lo que digo al pie de la letra...<br />

—Y Solaris es quizá la cuna de tu divino infante —<br />

continuó Snaut, con una sonrisa que le multiplicó<br />

las arrugas alrededor de los ojos—. Solaris es tal vez<br />

la primera fase de ese dios desesperado... Quizá esta<br />

inteligencia pueda desarrollarse inmensamente... Todas<br />

nuestras bibliotecas de solarística pueden no ser<br />

otra cosa que un repertorio de vagidos infantiles...<br />

—Y durante un tiempo —proseguí— habremos<br />

sido los juguetes de ese bebé. Es posible. ¿Tú sabes lo<br />

que acabas de hacer? Has ideado una hipótesis<br />

enteramente nueva sobre el tema de Solaris.<br />

Felicitaciones. De pronto, todo se explica, la<br />

imposibilidad de establecer un contacto, la ausencia<br />

de respuestas, el comportamiento extravagante; todo<br />

corresponde a la conducta de un niño pequeño...<br />

De pie frente a la ventana, Snaut refunfuñó:<br />

—Renuncio a la paternidad de la hipótesis...<br />

Contemplamos un rato las olas tenebrosas; una mancha<br />

pálida, oblonga, se dibujaba al este, en la bruma<br />

que velaba el horizonte.<br />

Sin apartar los ojos del desierto centelleante, Snaut<br />

preguntó de pronto:<br />

—¿De dónde sacaste esa idea de un dios<br />

imperfecto?<br />

—No sé. Me parece muy verosímil. Es el único dios<br />

en el que yo podría creer, un dios cuya pasión no es<br />

una redención, un dios que no salva nada, que no<br />

sirve para nada: un dios que simplemente es.<br />

—Un mimoide —apuntó Snaut.<br />

—¿Qué dices? Ah, sí, lo había observado. Un<br />

mimoide muy viejo.<br />

Los dos contemplábamos el horizonte brumoso.<br />

—Voy a salir —dije de pronto—. Nunca estuve<br />

fuera de la Estación, y ésta es una buena oportunidad.<br />

Vuelvo dentro de una media hora...<br />

Snaut alzó las cejas.<br />

—¿Cómo? ¿Sales? ¿A. dónde vas?<br />

Le señalé la mancha color carne oculta a medias<br />

en la bruma.<br />

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