18.05.2013 Views

solaris.pdf

solaris.pdf

solaris.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

mirilla cualquiera. La idea de espiar a Sartorius se<br />

me había ocurrido muy naturalmente. No me sentía<br />

avergonzado. Estaba decidido a terminar con las<br />

conjeturas y a conocer la verdad, aunque como ya<br />

imaginaba, la verdad fuera incomprensible.<br />

Recordé que las salas del laboratorio estaban iluminadas<br />

por claraboyas, dispuestas en la cúpula<br />

exterior de la Estación; desde afuera sería posible<br />

entonces espiar a Sartorius. Ante todo yo tenía<br />

que bajar, y conseguir una escafandra y un equipo<br />

de oxígeno. Los tragaluces eran quizá lucernas de<br />

vidrio esmerilado; pero yo quería ver el<br />

laboratorio y no se me ocurría ninguna otra<br />

solución...<br />

Volví a la cubierta inferior. La puerta de la<br />

cabina de radio estaba abierta. Snaut dormía<br />

hundido en el sillón. Entré en el cuarto y Snaut<br />

despertó sobresaltado.<br />

—¡Hola, Kelvin! —dijo con voz ronca. No<br />

respondí, y él continuó—: ¿Averiguaste algo?<br />

—Sí... no está solo.<br />

Snaut torció la boca.<br />

—Ah ¿de veras? Algo averiguaste en efecto.<br />

¿Tiene visitas?<br />

Repliqué casi impulsivamente:<br />

—No entiendo por qué no quieres decirme de<br />

qué se trata. Puesto que voy a quedarme aquí,<br />

tarde o temprano sabré la verdad. ¿Por qué estos<br />

misterios?<br />

—Cuando tú también hayas recibido visitas, comprenderás.<br />

Me pareció que mi presencia lo importunaba y<br />

que no deseaba continuar la charla.<br />

Salí.<br />

—¿A dónde vas?<br />

No contesté.<br />

La plataforma estaba como yo la había dejado. Mi<br />

cápsula calcinada se encontraba todavía allí, de pie,<br />

abriendo la boca. Me acerqué al vestuario, donde<br />

se alineaban las escafandras. De pronto, aquella<br />

excursión al casco exterior dejó de interesarme.<br />

Di media vuelta y tomando una escalera de caracol<br />

bajé a los almacenes. Abajo, botellas y cajones se<br />

hacinaban en el estrecho corredor. Planchas de metal<br />

desnudo, de reflejos azulados, revestían las paredes.<br />

52

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!