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aferró a los brazos del sillón; se levantó con<br />
dificultad; le temblaban las rodillas.<br />
—¿Qué dices?... Acabas de llegar... ¿De dónde has<br />
venido? —balbuceó, casi decepcionado.<br />
Le repliqué con rabia:<br />
—¡De la Tierra! ¿Acaso has oído hablar de la Tierra?<br />
¡Nadie lo diría!<br />
—De la... cielo santo... ¿entonces, tú eres...<br />
Kelvin?<br />
—Sí. ¿Qué te pasa que me miras de esa manera? ¿Qué<br />
tengo de extraño?<br />
Snaut parpadeó rápidamente:<br />
—Nada —dijo, enjugándose la frente—. Nada... Discúlpame,<br />
Kelvin, no es nada, te lo aseguro, la sorpresa,<br />
simplemente... no esperaba verte.<br />
—¿Cómo que no esperabas verme? Se les avisó meses<br />
atrás, y Moddard habló hoy mismo desde el Prometeo<br />
...<br />
—Sí, sí, por supuesto, sólo que, te das cuenta, en<br />
estos momentos, estamos un poco... desorganizados.<br />
—En efecto... ¡me doy cuenta! —respondí<br />
secamente.<br />
Snaut giró a mi alrededor, inspeccionando mi escafandra,<br />
una escafandra muy común, con los habituales<br />
arreos de alambres y cables sobre el pecho.<br />
Tosió y se tanteó la nariz huesuda:<br />
—¿Tal vez quieras darte un baño? Te sentará bien...<br />
la puerta azul, del otro lado.<br />
—Gracias, conozco la Estación.<br />
—¿Tienes hambre quizá?<br />
—¡No!... ¿Dónde está Gibarían?<br />
Snaut no contestó, y se acercó a la ventana. Visto<br />
de espalda parecía mucho más viejo. El cabello, cortado<br />
al ras, era gris. Profundas arrugas le surcaban la<br />
nuca quemada por el sol.<br />
Detrás de la ventana rielaban las crestas de las olas;<br />
el agua se elevaba y descendía en movimientos lentos.<br />
Mirando así el océano, se tenía la impresión —simple<br />
ilusión, sin duda— de que la Estación se desplazaba<br />
imperceptiblemente, como si se deslizara en un zócalo<br />
invisible; luego, parecía recobrar el equilibrio, antes<br />
de inclinarse hacia el otro lado, con un idéntico movimiento<br />
perezoso. Abajo, la espuma espesa, del color<br />
de la sangre, se acumulaba en lo profundo de las olas.<br />
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