You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
El "Pequeño Apócrifo"<br />
Tenía la cara y las manos quemadas. Recordé que<br />
mientras buscaba un somnífero para Harey (no estaba<br />
con humor para reírme de mi candidez), había<br />
visto un pote de ungüento. Volví pues a mi cabina.<br />
Abrí la puerta; el crepúsculo rojo alumbraba la<br />
estancia. Alguien estaba sentado en el sillón, junto<br />
al sitio donde Harey se había arrodillado. El terror<br />
me paralizó, un terror pánico que me impulsaba a<br />
huir, y que sólo duró unos pocos segundos. La figura<br />
sentada levantó la cabeza. Era Snaut. Cruzado de<br />
piernas (llevaba siempre el mismo pantalón de lona,<br />
manchado por los reactivos), consultaba papeles; un<br />
gran fajo de papeles depositados junto a él, sobre una<br />
mesita. Soltó las hojas que tenía en la mano, se deslizó<br />
los anteojos hasta la punta de la nariz y me contempló<br />
con aire enfurruñado.<br />
Sin una palabra, me acerqué al lavabo, saqué del<br />
botiquín el pote de ungüento y empecé a untarme la<br />
frente y las mejillas. Afortunadamente, la cara no estaba<br />
demasiado hinchada y los ojos, que había cerrado<br />
instintivamente, no parecían inflamados. En la<br />
sien y los pómulos me pinché varias ampollas grandes<br />
con una aguja esterilizada; el tapón aséptico recogió<br />
un líquido seroso. Luego me apliqué sobre la cara<br />
dos trozos de gasa húmeda. Snaut no dejó de<br />
observarme todo el tiempo que duró la cura. Yo lo<br />
ignoré. Cuando al fin hube terminado (las quemaduras<br />
me dolían cada vez más), me senté en el otro sillón,<br />
del que tuve que retirar previamente el vestido de<br />
72