Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
El oxigeno líquido<br />
No sé cuánto tiempo estuve acostado en la<br />
oscuridad, los ojos clavados en la esfera luminosa del<br />
reloj pulsera. Yo sentía una cierta sorpresa, pero<br />
también, y como impresión básica, una indiferencia<br />
profunda. El círculo de cifras fosforescentes y aun mi<br />
propia extrañeza no tenían ningún significado.<br />
Atribuí todo eso a la fatiga. Me volví de costado.<br />
La cama me pareció demasiado ancha. Contuve al<br />
aliento; ningún ruido turbaba el silencio del cuarto.<br />
¿Harey? No la oía respirar. Extendí el brazo. Yo<br />
estaba solo.<br />
Iba a llamar a Harvey, cuando oí unos pasos pesados<br />
que se acercaban. No me moví.<br />
—¿Gibarían?<br />
—Sí, soy yo. No enciendas la lámpara.<br />
—¿No?<br />
—No es necesario. Es mejor que nos quedemos a<br />
oscuras.<br />
—Pero ¿estás muerto?<br />
—No te preocupes. Reconociste mi voz ¿no es<br />
así?<br />
—Sí. ¿Por qué te mataste?<br />
—No podía hacer otra cosa. Tú llegaste cuatro días<br />
tarde. Si no tal vez no me habría matado. Pero<br />
no te atormentes. No lamento nada.<br />
—¿Estás realmente aquí, no estoy durmiendo?<br />
—Ah, crees que sueñas conmigo, como creías<br />
soñar a Harey.<br />
—¿Dónde está ella?<br />
136