You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
color cereza— le descubrió los dientes.<br />
—¡Ninguna idea! Raro, ¿no? Cuando entré, tú dormías.<br />
No te desperté, te enojas con tanta facilidad...<br />
Tienes muy mal carácter.<br />
Me apretó la mano.<br />
—¿Fuiste abajo?<br />
—Si, está todo helado. Me escapé.<br />
Me soltó la mano, y se echó de espaldas en la cama.<br />
Tenía todo el pelo caído a un costado, y me miró con<br />
esa leve sonrisa que me había irritado tanto antes de<br />
seducirme.<br />
—Pero, Harey —balbuceé.<br />
Me incliné sobre ella y le levanté la manga corta del<br />
vestido. Allí, encima de la cicatriz de la vacuna, había<br />
un punto rojo, la marca de una aguja hipodérmica.<br />
No me sorprendió (instintivamente yo me obligaba a<br />
sondear lo inverosímil, tratando de componer con distintos<br />
fragmentos una verdad coherente); no obstante<br />
sentí vértigo.<br />
Toqué con el dedo el punto rojo, con el que<br />
todavía soñaba después de tantos años, con el que<br />
había soñado tantas veces, siempre despertando con<br />
un sollozo, y siempre en la misma posición, doblado<br />
en dos entre las sábanas arrugadas, así como yo la<br />
había encontrado a ella, ya casi fría, como si yo<br />
hubiese tratado de revivir durmiendo lo que ella<br />
había vivido, como si, más allá del tiempo, yo<br />
hubiese esperado que ella me perdonara o que<br />
hubiera podido acompañarla los últimos minutos<br />
cuando ella empezó a sentir los efectos de la<br />
inyección y el terror la dominó de pronto. Ella, que se<br />
asustaba de un simple rasguño, que no soportaba el<br />
dolor, ni la vista de la sangre, ella había cometido<br />
deliberadamente aquel acto horrible, sin dejarme nada<br />
más que unas pocas palabras borroneadas. Yo había<br />
conservado la nota en mi cartera de bolsillo; ahora era<br />
un billete descolorido y gastado pero nunca me había<br />
atrevido a destruirlo. La había imaginado tantas veces<br />
escribiendo aquellas palabras, haciendo los últimos<br />
preparativos ... Yo me decía a mí mismo que ella<br />
había tramado una comedia, que sólo había querido<br />
asustarme, y que había tomado una dosis excesiva<br />
por error. Todos me decían que así había<br />
ocurrido, sin duda, o que había sido una decisión<br />
ciega, resultado de una súbita depresión. Pero nadie<br />
61