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LO MONSTRUOSO EN DOS NOVELAS CONTEMPORÁNEAS: UNA ...

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Pigmeos, que vivían en el interior del África; los Sciopods de la India, que contaban con<br />

una sola pierna que terminaba en un pie descomunal, con el que se protegían de los<br />

rayos del sol a manera de sombrilla; los Cynocephali, también de la India, que tenían<br />

cabezas de perro y se comunicaban a través de ladridos (Shildrick 15). A lo largo de<br />

este catálogo advertimos que uno de los criterios fundamentales para concebir la<br />

monstruosidad es la hibridación del cuerpo del ser humano con el de los animales, lo<br />

que genera razas monstruosas como los ya mencionados Cynocephali (Shildrick 15).<br />

Asimismo, es dable notar que para Plinio la monstruosidad era, sobre todo, motivo de<br />

maravilla, de asombro y no la vinculaba con la decadencia moral (Schildrick 15).<br />

Siguiendo en el contexto de la cultura romana, hay que señalar que la palabra<br />

monstruo deriva del latín monstrare, que significa mostrar, y también está emparentada<br />

con el término monere, es decir, advertir (Shildrick 12). Cicerón relaciona este último<br />

término, monere, con otros sinónimos: ostenta, portenta, prodigia (Shildrick 12). Dentro<br />

de esta percepción de la monstruosidad, la aparición de un monstruo, de un portento, de<br />

un prodigio era una advertencia de carácter sobrenatural sobre calamidades sociales y<br />

políticas a punto de producirse debido a la relajación de las costumbres y la moral en la<br />

sociedad (Shildrick 12).<br />

La Edad Media y el Renacimiento heredarán estos significados culturales<br />

legados por los romanos; de esta manera los monstruos no solo serán considerados<br />

motivos de horror, sino también de maravilla, pues se los reputó como signos tanto de la<br />

fecundidad de la naturaleza como del poder de Dios (Shildrick 12). Ambroise Paré en<br />

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