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LO MONSTRUOSO EN DOS NOVELAS CONTEMPORÁNEAS: UNA ...

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sólo un enmascaramiento de acuerdo con viejas fórmulas que el estamento campesino<br />

tiene a su disposición, “un ropaje engañoso”, como diría Galileo Gall, de sus verdaderos<br />

móviles de carácter bastante más terrenal. Nadie puede negar que cuando se desata la<br />

guerra el sertón estaba sumido en una crisis cultural, social, económica, política en<br />

buena parte ocasionada por la modernización. El debilitamiento del antiguo régimen de<br />

terratenientes y la debacle de la Iglesia Católica habían dejado un vacío que no había<br />

podido llenar la secularización. Este vacío en el ordenamiento y en las jerarquías que<br />

componían el mundo del sertón y el proceso de secularización que se percibía como una<br />

agresión habían confrontado al yagunzo con una crisis sin precedentes, pero sobre todo<br />

le habían dejado la sensación de que su salvación estaba en serio riesgo, que estaba en<br />

inminente peligro de condenarse si cedía al nuevo orden. Crear un orden social<br />

alternativo en la nueva Jerusalem, como llamaba el Consejero a la ciudad de Canudos,<br />

además de responder a las urgencias sociales, económicas y políticas del momento, le<br />

devolvía principalmente al yagunzo la opción de salvarse. En este sentido, Vargas Llosa<br />

es más sagaz que Rama en su novela al acercarse al fenómeno de Canudos.<br />

12 No todo fue brutalidad. No podemos olvidar –situación que también refiere la<br />

novela– al Comité Patriótico de Bahía que brindó asistencia médica, económica y<br />

reubicó a cientos de viudas y huérfanos del sertón producidos por la guerra (Levine<br />

187-191). Incluso Euclides Da Cunha, que se desempeñaba como corresponsal de<br />

prensa en la cuarta expedición militar contra Canudos, tomó a su cargo a un huérfano de<br />

la guerra de seis o siete años, con quien viajó posteriormente a Rio de Jaineiro y luego a<br />

187

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