LO MONSTRUOSO EN DOS NOVELAS CONTEMPORÁNEAS: UNA ...
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moderno y fuerte. Vamos a remover los obstáculos, sí: Canudos, usted,<br />
los mercaderes ingleses, quienes se crucen en nuestro camino. No voy a<br />
explicarle la República tal como la entendemos los verdaderos<br />
republicanos. No lo entendería, porque usted es el pasado, alquien que<br />
mira atrás. ¿No comprende lo ridículo que es ser Barón faltando cuatro<br />
años para que comience el siglo XX? Usted y yo somos enemigos<br />
mortales, nuestra guerra es sin cuartel y no tenemos nada que<br />
hablar.(213)<br />
En resumidas cuentas, esta que acabamos de ver es una de las otredades que se<br />
ponen de manifiesto tanto en la Guerra de Canudos como en La guerra del fin del<br />
mundo, pero no es la única. Si contemplamos el conflicto que traza la novela desde la<br />
perspectiva de los yagunzos, podremos advertir la existencia de una otredad distinta a la<br />
que acabamos de mencionar. Esta otredad también corresponde a los tiempos modernos,<br />
pero son las culturas tradicionales las que recurren a ella cuando se ven amenazadas por<br />
los impulsos modernizadores. Es la otredad que Bartra bautiza como “maligna”, pero<br />
con la salvedad de que ya no son los heréticos, los infieles o los practicantes de la magia<br />
y la brujería quienes encarnan las potencias del mal como ocurría antaño, por ejemplo,<br />
en la Edad Media, sino quienes representan la modernidad: el estado secular y sus<br />
agentes.<br />
Ambas otredades –la del subdesarrollado y la maligna– se ponen de manifiesto<br />
deformando o animalizando la apariencia física del otro. Entonces este otro es visto de<br />
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