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Untitled - Wuala

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Muchos de los que trabajan hace años muy cerca del ex jefe de Estado<br />

tienen la falsa idea de que no se debe reaccionar cuando un hombre con semejante<br />

poder agrede o maltrata a sus subordinados.<br />

Bielsa es una excepción.<br />

El ex ministro tuvo con Kirchner una relación intensa, rica y conflictiva;<br />

siempre le dijo lo que pensaba, aunque lo pusiera a tiro del pedido de renuncia.<br />

De hecho, le escribió 170 cartas manuscritas. Todas tienen el sello de mesa<br />

de entrada, prueba de que alguien las recibió.<br />

-Para que quedara constancia, para que el día de mañana nadie pudiera<br />

decir que yo no avisé... -le comentó Rafael a un amigo de la vida.<br />

Una de las más críticas está fechada en diciembre de 2007. Cristina<br />

acababa de ganar las elecciones presidenciales con el 47 por ciento de los votos. La<br />

carta empieza así:<br />

Néstor:<br />

Los de esta elección son votos urgentes. Cuando la gente pone los<br />

votos de manera urgente, los retira igual: más urgente todavía.<br />

En una ocasión, de buenas a primeras, Kirchner llamó a Bielsa por teléfono<br />

y, sin siquiera saludarlo, lo espetó a los gritos:<br />

-¡Estoy harto! ¡Har-to! ¡Harto de que vos y [Roberto] Lavagna aparezcan<br />

como los racionales de este gobierno y yo sea presentado como el loquito!<br />

Sucedió las 13.15 del mediodía del sábado 26 de noviembre de 2005.<br />

Bielsa había aterrizado en Buenos Aires después de permanecer veinte días en<br />

China. Caminaba con su esposa, Andrea, y sus hijos, Lautaro e Hilario, por la calle<br />

Billinghurst, rumbo a la cantina Don Carlos. Pretendían almorzar en paz.<br />

A Bielsa, el llamado prepotente del jefe de Estado le cambió el humor. No<br />

había dormido bien. No le gustaba la situación y tampoco la entendía.<br />

-Perdón, Néstor. ¿De qué estás hablando?<br />

-¿Leíste La Nación?<br />

-No. Acabo de llegar de China.<br />

-Bueno. Leéla. Fijate.<br />

-Pero ahora estoy con Andrea y mis hijos, a punto de ir a comer...<br />

-No. Leé La Nación, ¿quién le habrá dado la información al periodista?<br />

Estaba claro que el Presidente desconfiaba de su canciller. Y Bielsa explotó:<br />

-¡¿Cómo podés dudar de mí?! ¡Sos un ingrato!<br />

Kirchner se dio cuenta de que la situación se estaba saliendo de cauce.<br />

Intentó bajar un cambio:<br />

-Escuchame, Rafita...<br />

Pero Bielsa cortó el llamado.<br />

Un minuto después Kirchner volvió a llamar, más tranquilo.<br />

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