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Untitled - Wuala

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Sucedió el 4 de agosto de 2009, entre las 20.30 y las 21.40, en el<br />

despacho presidencial de Cristina Fernández de Kirchner, en el marco del diálogo<br />

con los partidos políticos que impulsó el gobierno después del fracaso electoral.<br />

El gobernador de Chubut, Mario Das Neves, llegó puntual, con cuatro<br />

carpetas debajo del brazo. En la carátula se podían leer los títulos: "Hidrocarburos",<br />

"Pesca", "Sector Agropecuario" y "Recursos". Cada una de ella tenía cuatro páginas<br />

con el diagnóstico y la propuesta para cada asunto. Lo esperaban Cristina, el jefe<br />

de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro del Interior, Florencio Randazzo.<br />

Das Neves ni siquiera se molestó en saludar a uno por uno. Estaba<br />

enojado. Muy enojado. Hacía pocas horas que Néstor Kirchner había ido a visitar al<br />

intendente de Puerto Madryn, Carlos Eliceche, en abierto desafío a su poder<br />

territorial. El gobernador arrancó demasiado fuerte:<br />

-Las carpetas se las dejo a tus ministros. Seguro que ellos las van a<br />

revisar. Pero yo vine a hablar de política.<br />

La Presidente, sorprendida, quiso encauzar la conversación.<br />

-Bueno, pero... ¿no me vas a contar cómo estás?<br />

-Mal -respondió-. ¿Cómo querés que esté?<br />

A partir de ese momento, y durante todo el tiempo que duró la brutal<br />

tensión del encuentro, Cristina cambió la sonrisa por un gesto adusto y devolvió<br />

cada estocada con la misma intensidad con la que recibió las de Das Neves. No fue<br />

una discusión de alta política. Fue una pelea verbal de bajo fondo.<br />

-¿Y por qué mal? -le preguntó, en voz muy alta.<br />

-Porque me están rompiendo las pelotas. ¿Qué mierda viene a hacer<br />

Néstor a mi provincia?<br />

-¿Qué? ¿Acaso te tiene que pedir permiso a vos?<br />

-No. Lo mínimo que tienen que hacer es avisar. Por educación.<br />

-Ah: no sabía que Chubut era una estancia.<br />

-No, Cristina. La estancia está más abajo, en Santa Cruz... donde vos<br />

acabás de perder... salvo en El Calafate. Y de paso te recuerdo que nosotros, en la<br />

estancia de Chubut, ganamos por cuarenta puntos.<br />

Aníbal y Randazzo no lo podían creer. Ambos intentaron calmar los ánimos.<br />

Pero Cristina los frenó con la mano y contraatacó:<br />

-Bueno. Vos no sos un ejemplo de lealtad. ¿Para qué saliste a hablar en<br />

contra del aumento de la tarifa del gas? ¿Nos querés perjudicar?<br />

-No. Solo digo lo que pienso. ¿O también tengo que pedir permiso para<br />

decir lo que pienso?<br />

-¿Y cómo vas a estar en contra? ¿No te das cuenta de que les estamos<br />

cobrando a los que más tienen para darles a los que menos tienen?<br />

Hacía unas semanas que Das Neves le había llevado a De Vido una<br />

radiografía de cuatro barrios de Puerto Madryn. Los vecinos eran, en su mayoría,<br />

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