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Untitled - Wuala

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En 1989 Lázaro se acercó al Ateneo Juan Domingo Perón, la unidad básica<br />

más importante del Frente para la Victoria.<br />

En 1990 le ofreció a Kirchner una lista con los clientes más poderosos del<br />

Banco de Santa Cruz. Incluía el estado financiero y el movimiento de cada una de<br />

las cuentas. A partir de ese momento se ganó la confianza de Lupo y no la perdió<br />

más.<br />

A fines de 1991 asumió como adscripto a la Gerencia del banco.<br />

A pesar de que al principio fue muy cuidadoso, la ostentación de su mujer<br />

puso a toda la familia en evidencia.<br />

Fue en una fría tarde de 1993, en el gimnasio Stylo, el único con spa en<br />

Río Gallegos, cuando otras mujeres dieron cuenta de la metamorfosis patrimonial.<br />

Estaban presentes su cuñada, la hermana de Lázaro, Irene Báez; Alejandra<br />

Pinto y otra mujer cuyo nombre se mantiene en reserva a su pedido.<br />

Irene y Alejandra eran compañeras de trabajo en el Poder Judicial. Una lo<br />

hacía en la fiscalía y la otra en la defensoría oficial número dos. Ambas, cuando<br />

salían del trabajo, solían visitar el Stylo para entrenar y conservar la figura. Pero<br />

esa tarde iban al spa y Beatriz Calismonte insistió en acompañarlas.<br />

Cuando la mujer de Lázaro ingresó, el impacto en el Stylo fue mayúsculo.<br />

No solo por la ropa que vestía, que era muy nueva y parecía muy cara.<br />

También, porque, ni bien llegó, empezó a hablar del departamento que<br />

habían terminado de comprarle a su hija en Córdoba para que pudiera vivir<br />

mientras estudiaba en la universidad.<br />

Pero lo más chocante para el grupo de mujeres que compartieron ese día<br />

con Beatriz Calismonte de Báez sucedió en el vestuario, en el momento en que<br />

empezó a desvestirse.<br />

-Mientras comentaba que había viajado a Buenos Aires para comprarse<br />

cinco tapados de piel, porque no se podía decidir por uno, se iba quitando, con<br />

paciencia y dedicación, una cantidad interminable de anillos y cadenas, además de<br />

los aros. Y todo de oro puro -contó Pinto para esta investigación.<br />

El infierno grande del pueblo chico hizo cada vez más ostensible que Lázaro<br />

no vivía de su sueldo de adscripto a la gerencia del Banco de Santa Cruz.<br />

Los cambios de auto de él y la compra de uno nuevo para Beatriz fueron<br />

solo el principio.<br />

Las sucesivas mudanzas confirmaron la sospecha.<br />

En 1995 dejaron su humilde casita del Barrio 499 para mudarse al barrio<br />

FODEPRO, más cerca del cementerio.<br />

De allí ascendieron otro escalón social y se trasladaron al centro de la<br />

ciudad. Más precisamente a la calle Villarino 140.<br />

-A esa altura, todos en Gallegos sabíamos de dónde sacaba el dinero el<br />

adscripto a la gerencia -recordó Pinto.<br />

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