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—Muy bien, un café por aquí, ¿y vosotros? —se dirigió a los demás sin perder la sonrisa.<br />

—Yo sí que quiero probar esas tortitas —dijo Carter. Cogió con el tenedor de Jill un trozo de la tarta que había sobre la<br />

mesa y lo engulló—. Y otra de estas, y un vaso grande de leche, batida, con mucha espuma.<br />

Evan y Jared hicieron un gesto negativo con la mano y Mandy se marchó de nuevo a la cocina.<br />

—¿Qué hacéis aquí? —preguntó Jill.<br />

—Mi madre quiere que nos encarguemos de la librería esta mañana.<br />

—¿No se encuentra bien?<br />

—Sí, pero le apetecía tomarse el día libre —respondió, dándole un empujón cariñoso con la rodilla—. Y creo que<br />

quiere prepararte algo especial para la cena de esta noche.<br />

Jill se atragantó con un sorbo de su cappuccino, tosió, y miró a Evan con los ojos muy abiertos.<br />

—¿Para qué cena? —consultó.<br />

—Les he dicho a mis padres que vendrías a cenar esta noche —dijo con calma.<br />

—¡Pero es que no voy a ir a cenar, Evan! ¡Ni siquiera me has preguntado si quiero ir a cenar! —le espetó molesta.<br />

—Porque pensaba hacerlo ahora.<br />

—¡Evan! Yo ya tengo planes para esta noche. No… no… ¡Arrrggghhh! ¡Tienes que consultarme! —repuso Jill, alzando<br />

un poco la voz.<br />

—Esto amenaza tormenta —canturreó Jared, escondiendo una sonrisa. Miró hacia otra parte como si así les otorgara<br />

algo de intimidad.<br />

—Kate y yo pensábamos salir juntas —continuó Jill sin disimular su enojo. No le gustaba nada que le organizaran su<br />

tiempo y, mucho menos, sin consultarle. Estaba loca por Evan y adoraba pasar cada minuto con él, pero también<br />

necesitaba estar con su amiga, y últimamente no se veían tanto como antes.<br />

—Si ese es el problema, Kate puede venir con nosotros —respondió él, desconcertado. No entendía por qué su chica<br />

estaba tan molesta—. ¡Cuantos más mejor!<br />

—¡No es mala idea! —comentó Jill, considerando la posibilidad.<br />

—Sí, ven con nosotros, mejor amiga de Jill. Será mucho más divertido —intervino Carter, interesado de nuevo en la<br />

conversación. Clavó los codos en la mesa y estudió a Kate a conciencia. Ni se molestó en disimular para que pareciera<br />

que no lo hacía.<br />

—Creo que paso —dijo Kate.<br />

—Deberías venir, o esos dos no llegarán a su primer aniversario —le susurró Jared con disimulo, haciendo un gesto con<br />

los ojos hacia la pareja.<br />

Ella no pudo evitar sonreír ante la mueca. Parecía un chico tranquilo y cariñoso, con un brillo inteligente en los ojos a la<br />

vez que enigmático, aspecto que compartía con el resto de su familia. Kate decidió de inmediato que le caía bien.<br />

—¡Kate, por favor! Lo pasaremos bien —rogó Jill.<br />

—¡Sí, Kate, por favor, por favor! —repitió Carter en tono burlón—. Y si se hace tarde, puedes quedarte a dormir. En mi<br />

cama hay espacio de sobra para los dos —su voz se había convertido en un susurro seductor y su sonrisa en la de un<br />

depredador.<br />

—Cierra el pico. ¿Qué quieres, asustarla? —intervino Shane fulminándolo con la mirada—. No le hagas caso, su<br />

cerebro no da para más —le dijo a Kate sin apartar la mirada de Carter.<br />

—Ja, ja —replicó Carter.<br />

—Lo pensaré, ¿vale? —dijo Kate de forma evasiva. Ladeó la cabeza para lanzar una rápida mirada por encima de su<br />

hombro, lo justo para ver con el rabillo del ojo cómo se abría la puerta y William cruzaba el umbral. Vestía un pantalón<br />

negro y una camiseta gris que resaltaba el contorno de su pecho. Su rostro de alabastro, tan bello como el de un ángel, tenía<br />

ese gesto serio, imperturbable, que acentuaba aún más la leve sombra purpúrea que había bajo sus ojos. Kate apartó la<br />

vista y la clavó en su taza de café, escondiendo que se había sonrojado hasta las orejas.<br />

William hizo un minucioso examen del entorno mientras avanzaba entre los clientes que abarrotaban la barra. De<br />

repente, sus ojos se encontraron con los de Kate, y algo empezó a latir allí donde debería hacerlo su corazón, como si de<br />

pronto hubiera recordado aquella sensación. Avanzó hasta la mesa, llevando consigo una silla libre que encontró a su paso,<br />

y se sentó entre Carter y Shane, que ocupaban el extremo opuesto a la ventana.<br />

—No puedo creerlo, ¿vais a desayunar otra vez? —preguntó sin apartar la vista de Kate. Ella agitaba la espuma de su<br />

cappuccino con aparente naturalidad. Le dedicó una sonrisa a modo de saludo y ella se la devolvió ruborizándose de<br />

nuevo.<br />

Jill levantó la mano y le dio la bienvenida con un rápido movimiento de sus dedos.<br />

—Solo Carter, que no sé qué tiene más grande, si el ego o el estómago —aclaró Shane, arqueando las cejas con una<br />

mueca de burla en los labios dirigida a su primo.<br />

—¡No conseguirás picarme! —replicó Carter canturreando.<br />

—No lo intento.<br />

—¿Qué es eso? —preguntó Jared. Un papel doblado en la mano de William había captado su atención.<br />

—Hay una chica en la calle que los está repartiendo —contestó William mientras le entregaba el panfleto.<br />

—¡Es el anuncio de una fiesta! —exclamó el chico dando la vuelta al pequeño cartel para que todos pudieran verlo.<br />

—Fiesta de graduación, sábado por la noche, bla, bla, bla —leyó Evan en voz alta—. ¿De qué va esto?

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