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William se abalanzó sobre su hermana, pero Marie fue más rápida y saltó en el aire sin esfuerzo. Se agarró a una de las<br />
ramas del viejo roble que se alzaba sobre ella, se balanceó y, saltando por encima de su hermano, aterrizó en la hierba.<br />
Comenzó a correr, saltando por encima de los arbustos con la agilidad de una gacela. William la perseguía divertido y,<br />
durante unos minutos, creyó encontrarse en otra época y en otro lugar, cuando sus corazones aún latían y el contacto de su<br />
piel era cálido.<br />
De pronto, Marie se detuvo, bufó y arqueó la espalda dispuesta a atacar. Un gruñido amenazador llegó hasta William.<br />
—¡No, no, no! —gritó él mientras corría como el viento. Saltó sobre Marie y aterrizó entre ella y el enorme lobo blanco<br />
que la amenazaba mostrando unos dientes afilados—. ¡No, Shane, es Marie, mi hermana! —gritó William.<br />
El lobo se quedó inmóvil y sus ojos se abrieron de par en par. Inmediatamente, su cuerpo comenzó a convulsionarse,<br />
recuperando la forma humana.<br />
—Lo siento —se disculpó con William en cuanto pudo hablar—. Creí que era uno de esos chupasan… Perdona, no<br />
pretendía ofenderte… —se dirigió a Marie con una mueca de pesar.<br />
—No pasa nada —respondió ella desviando la mirada. El licántropo estaba desnudo y no parecía ser consciente de ello.<br />
William se quitó la camiseta y se la ofreció a Shane.<br />
—Ten, cúbrete —dijo con cierta incomodidad por la sonrisa tonta que se había dibujado en el rostro de su hermana.<br />
—Llevo toda la noche buscándote —comentó Shane, tapándose con la prenda a modo de pareo—. Encontré tu coche<br />
junto a un deportivo de color gris aparcado en la cuneta. —Marie levantó un dedo dando a entender que el coche era suyo<br />
—. Y me preocupé —indicó sin apartar la vista de la vampira.<br />
—Estoy bien, mejor que bien con Marie aquí —dijo William rodeando con el brazo la cintura de su hermana—. Bueno,<br />
creo que debería presentaros de forma correcta —observó—. Shane, te presento a Marie, mi hermana. —Dibujó una<br />
sonrisa en la que concentró todo el amor que sentía por ella, y la besó en la sien—. Marie, él es Shane Solomon, el sobrino<br />
de Daniel —dijo en un tono que denotaba un profundo respeto.<br />
Shane dio un paso hacia Marie y le tendió la mano que tenía libre. Ella se la estrechó con una sonrisa, y un pequeño<br />
estremecimiento los recorrió a ambos. El contacto de la piel fría de Marie contrastaba en exceso con la piel caliente de<br />
Shane.<br />
—Tienes algo aquí —dijo él, señalando la comisura de los labios de la vampira.<br />
Una pequeña gota de sangre destacaba sobre su pálido rostro. Marie se limpio con timidez, algo turbada por la mirada<br />
penetrante del licántropo, y desvió sus ojos hacia William.<br />
—Tengo que marcharme. Y vosotros deberíais salir de aquí, estamos rastreando el perímetro en busca de más renegados<br />
y el olor de tu hermana puede interferir —dijo Shane a William. Elevó el rostro hacia el cielo y una fina lluvia comenzó a<br />
caer.<br />
—¿Renegados aquí? ¿Vais a contarme qué está pasando? —preguntó Marie preocupada. William apartó la vista—.<br />
¡William! —su tono era apremiante a la vez que reprobatorio.<br />
—Ven —dijo él, cogiéndola de la mano—. Tenemos que hablar.<br />
El sol comenzó a ponerse y el calor sofocante de la tarde estaba dando paso a una noche algo más fresca. La luz del<br />
crepúsculo teñía todo el entorno de un naranja intenso, transformando el paisaje en un cuadro de sombras extrañas.<br />
William contempló a través de la ventana cómo la ardiente y dorada esfera se ocultaba tras las montañas. La puerta se<br />
abrió y Daniel entró en el estudio con aspecto cansado.<br />
—Samuel estará aquí antes del amanecer, un grupo de Cazadores vendrá con él —dijo Daniel apoyándose sobre el<br />
escritorio. Se frotó la mandíbula—. Y Cassius y sus hermanos ya están vigilando los alrededores; quien intente llegar hasta<br />
ti, lo va a tener muy difícil.<br />
—Te agradezco todo lo que estás haciendo, sobre todo ahora que Marie está aquí. No quiero que corra ningún peligro.<br />
—Somos hermanos, sabes que haría cualquier cosa por ti —dijo con sinceridad.<br />
—Y yo por ti —respondió William, colocando su mano sobre el hombro de Daniel. El licántropo respondió con el<br />
mismo gesto y le dio un ligero apretón—. Por ahora no debe saberse lo de ese vampiro. No quiero que Marie, ni nadie,<br />
averigüe que hay otro como yo. Quedará ente nosotros.<br />
—Tranquilo, nadie dirá nada. Marie seguirá creyendo que se trata solo de renegados. Yo también creo que es lo mejor,<br />
pero te juro que voy a remover cielo y tierra para encontrarlo. Conseguiremos respuestas.<br />
—Va siendo hora de saber quién soy, y ese tipo parecía saberlo.<br />
Daniel asintió con una expresión feroz en el rostro. Nadie pondría una mano sobre William si él podía evitarlo.<br />
—Hay un asunto que debemos tratar —indicó Daniel un poco vacilante—. Tenemos que hablar de Kate, esa chica ya no<br />
está segura entre los de su especie —prosiguió, mirando a William con cierta aprensión.<br />
William se pasó la mano por la cara y suspiró con amargura.<br />
—Lo sé, y me odio por haberla colocado en esa situación.<br />
Volvió a la ventana y buscó las primeras estrellas de la noche. Ya faltaba poco y el nerviosismo empezaba a apoderarse<br />
de él.<br />
—Me preocupan las decisiones que puedas tomar, y cómo afectarán esas decisiones a nuestro futuro —dijo Daniel en un<br />
tono de voz, que era poco más que un susurro. No quería molestar a William con sus dudas, pero eran lo suficientemente