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Troy y su banda ya estaban en el escenario dando los primeros acordes del concierto. La voz grave e intensa del<br />

cantante sonaba a través de los altavoces con un estribillo pegadizo que animaba a la gente a bailar. Los músicos dejaron<br />

de tocar, excepto Troy, que se adelantó hasta colocarse al borde de las tablas con su bajo, y comenzó un solo que arrancó<br />

de nuevo los aplausos del público. Su mano izquierda subía y bajaba por el mástil con rapidez, mientras la derecha<br />

golpeaba las cuerdas con un ritmo alucinante.<br />

—¡Es muy bueno! —exclamó Shane con los ojos como platos, se llevó la mano a los labios y silbó con fuerza—. Ya veo<br />

que piratear sistemas no es lo único que se le da bien —reconoció impresionado.<br />

William esbozó una sonrisa complacida. Aprovechó el momento para cambiar de conversación, hurgar en el pasado<br />

seguía siendo doloroso.<br />

—¿Hace mucho que os conocéis? —preguntó, pero su voz se quebró con la última palabra atragantándose en su<br />

garganta. Intentó mantenerse tranquilo, porque no estaba seguro de si lo que acababa de ver era real o solo una ilusión de<br />

su mente.<br />

—Desde niños, pero nunca hemos sido muy amigos. ¡Eh, tienes mala cara! —dijo Shane al ver su rostro desencajado.<br />

Era como si acabara de ver un fantasma.<br />

William se levantó de un salto con la respiración acelerada, su cuerpo adoptó una postura tensa, rígida como una estatua,<br />

mientras sus ojos recorrían con ansiedad las caras de la gente. Ahora estaba completamente seguro. Unos ojos de color<br />

carmesí, enmarcados en un rostro tan pálido como la luz mortecina de la luna llena, habían aparecido por segunda vez de la<br />

nada, para volver a desaparecer de la misma forma. Un hormigueo incómodo recorría su cuerpo, como si fueran descargas<br />

eléctricas, confirmándole que su instinto había acertado de nuevo.<br />

Shane pensó que William estaba perdiendo el control a causa de su deseo de sangre. Se colocó frente a él, sirviendo de<br />

escudo para las personas que allí se encontraban, dispuesto a arremeter contra su amigo si no lograba contenerse. Aunque<br />

no tenía ni idea de cómo hacerlo, aún no había visto al vampiro peleando, pero por lo que contaban los Solomon, era<br />

mejor no cruzarse en su camino si no querías acabar hecho trocitos.<br />

—Hay un vampiro entre la gente o puede que dos, no estoy seguro —dijo William con una voz tan áspera que parecía<br />

surgir de un profundo agujero en su pecho. El odio y la rabia que habían arraigado en su corazón con el paso de los años<br />

hervían en su sangre, desatando su naturaleza homicida y anulando cualquier rastro de cordura.<br />

—Tranquilízate, William, estamos llamando la atención —susurró Shane. Algunas cabezas se habían girado hacia ellos<br />

con curiosidad. Colocó una mano en su hombro apretando con fuerza, frenando el temblor que sacudía el cuerpo del<br />

vampiro, mientras sus ojos recorrían con disimulo el espacio que los rodeaba—. Mi familia sabe de la existencia de un<br />

grupo de vampiros en la ciudad, no llegan a la decena y son una familia tranquila que nunca ha dado problemas. Puede que<br />

hayas visto a uno de ellos.<br />

—No, reconozco a un renegado cuando lo veo —replicó sin apenas articular las palabras.<br />

—Está bien, te creo, ¿qué hacemos ahora? —preguntó Shane, apretando los dientes. La adrenalina le fluía por las venas,<br />

aumentando los latidos de su corazón y el ritmo de su respiración. Era posible que estuviera ante su primer enfrentamiento<br />

serio y la excitación sacudía su cuerpo en oleadas cada vez más intensas.<br />

—Darle caza y acabar con él antes de que sea tarde, había una chica rubia colgada de su cuello —contestó William, con<br />

un tono frío y cortante como el acero.<br />

—De acuerdo, yo iré por este lado —dijo Shane girando a su izquierda.<br />

William lo sujetó por la muñeca y entornó los ojos muy preocupado.<br />

—Mantente donde pueda verte.<br />

Shane asintió y se deslizó entre la gente como si fuera un fantasma.<br />

William se movió a través de la masa de humanos, con todos sus sentidos alerta. Si se concentraba, podía percibir el<br />

suave susurro de las palabras a través de los labios de una pareja junto al escenario, o ver las gotas de sudor que<br />

resbalaban por la espalda descubierta de una chica al otro lado de la sala. Hasta el movimiento más ligero oculto en las<br />

sombras, nada pasaba desapercibido a su mirada. Inspiró profundamente tratando de encontrar algún rastro, solo captó el<br />

cálido aroma de la sangre mezclado con decenas de matices: perfumes, jabón, comida, alcohol…<br />

Aguzó el oído y continuó zigzagueando entre el laberinto de personas agitadas y sudorosas que bailaban a su alrededor.<br />

Decenas de conversaciones llegaron de golpe retumbando en sus oídos. Se esforzó en mantener la concentración y una a<br />

una las fue descartando, en busca de la que pudiera darle alguna pista. Cruzó su mirada con la de Shane y este negó con<br />

disimulo ante su gesto interrogante.<br />

Una voz flotó en el aire llamando la atención de William.<br />

—¿Habéis visto a Lisa? —preguntó una chica muy cerca de él.<br />

—Hace un momento estaba aquí, con ese chico que conoció anoche —contestó otra joven.<br />

—No me gusta ese tipo, tiene una mirada muy extraña —comentó la primera voz—. ¡Eh, Rose! ¿Has visto a Lisa? —<br />

preguntó a una tercera persona.<br />

—¿Lisa? Sí, por allí va.<br />

William se giró a tiempo de ver cómo la chica señalaba la puerta de salida, sus ojos siguieron esa dirección y un<br />

escalofrío le recorrió la espalda. Un chico moreno de unos veintitantos años salía del local con una joven rubia abrazada a<br />

su cintura. Su piel, pálida en exceso, brillaba bajo las luces de neón. No dejaba de sonreír mostrando unos dientes<br />

perfectos y afilados, mientras su mirada fría y maliciosa recorría con avidez el rostro de la chica.

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