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Daniel se giró para dejar su espalda a la vista de William, y se recogió el pelo mostrando una mancha oscura con forma<br />

de estrella de cinco puntas con lo que parecía un sol en su interior.<br />

William abrió los ojos como platos, a la vez que su cerebro empezaba a asimilar la información que acababa de recibir.<br />

—¿Entonces por qué es Samuel…?<br />

Daniel se levantó de golpe, de repente se sentía muy incómodo.<br />

—Porque yo se lo pedí —contestó molesto—. Para él ha sido muy duro vivir esta situación, era su destino y no el mío.<br />

Siempre me he sentido culpable, y esa sensación de estar robándole algo me perseguía a todas partes —su voz reflejaba<br />

la inseguridad que sentía al hablar de aquello por primera vez—. Cuando mi padre murió, yo era muy pequeño, y Samuel<br />

se encargó de todo por mí. Sin embargo, cuando cumplí quince años, él consideró que yo ya era lo bastante mayor como<br />

para ocupar mi lugar al frente del clan, y yo, simplemente, renuncié. Esa es la historia.<br />

—¿Por qué no quisiste…?<br />

—Porque podía ver el dolor y la humillación que mi hermano sentía. Él era el mayor, era su derecho y no podía<br />

quitárselo.<br />

—¿Entonces, lo de hoy?<br />

—No me quedó más remedio. Quería mataros a ambos, y la única forma de evitarlo era arrebatarle el mando y obligarlo<br />

a someterse.<br />

—Pero podía haberse negado, no entiendo…<br />

—Jamás se negaría, mi poder sobre él es demasiado fuerte —el tono de su voz mostró que no se sentía orgulloso de ese<br />

poder.<br />

—¿Acaso puedes controlar su mente? —preguntó William con cierto recelo.<br />

—No, no es nada de eso. —Daniel tuvo que sonreír ante la pregunta—. No se trata de telepatía, no puedo entrar en sus<br />

mentes, ni transmitirles pensamientos. Pero sí proyecto un influjo sobre ellos que les hace muy difícil rebelarse contra mis<br />

deseos, aunque no imposible, el respeto hace el resto. Yo lo sentía cuando estaba cerca de mi padre, y hoy he podido<br />

comprobar cómo lo ejerzo yo sobre los demás. Solo el líder tiene ese poder, por eso Sam nunca ha podido controlarme.<br />

—Es fascinante, jamás hubiera imaginado lo complejos que sois —dijo William.<br />

Estaba sorprendido y eso hizo que considerara a su amigo desde otro punto de vista. La familia de los vampiros era muy<br />

diferente. Sus leyes y mandatos estaban establecidos de otra forma, algo más parecido a una sociedad monárquica basada<br />

en la lealtad, el respeto, los intereses e incluso el miedo.<br />

—Daniel, estaré en deuda contigo toda la vida, lo que hoy has hecho por Amelia y por mí te suponía un gran sacrificio,<br />

aun así, me has ayudado. —El nudo que tenía en la garganta hizo que su voz sonara más ronca, le resultaba doloroso saber<br />

el precio que había pagado para protegerlo.<br />

—Eres mi amigo y me salvaste la vida. Tú habrías hecho lo mismo por mí. —Se encogió de hombros—. ¿Hay algún<br />

cambio en Amelia? —preguntó desviando el tema. La esposa de William le parecía superficial, un poco vanidosa e<br />

incluso interesada, pero en aquellos momentos le preocupaba de verdad.<br />

—No, sigue inconsciente, y no sé cuánto tiempo estará así. —La pena regresó a su rostro, haciéndolo palidecer aún<br />

más.<br />

—¿Qué ocurrirá cuando despierte?<br />

—No estoy seguro, es la primera vez que vivo una transformación, y la mía no cuenta, solo tengo vagos recuerdos de<br />

ella. —De repente su cuerpo se tensó y el tarro de mermelada que acababa de coger para devolverlo a su sitio estalló<br />

entre sus dedos. Uno de esos recuerdos había acudido a su mente. Sacudió la cabeza para intentar borrarlo y se quedó<br />

inmóvil con los puños apretados, tratando de controlar el temblor de sus manos.<br />

Daniel se percató del cambio, aunque no dijo nada. Recogió los trozos de porcelana, sin dejar de observar por el<br />

rabillo del ojo al vampiro.<br />

—Cuéntamelo, William. —Parecía una orden más que una petición. El vampiro negó con la cabeza—. Si lo sueltas, es<br />

posible que pueda ayudarte.<br />

William se dio la vuelta, sus ojos vidriosos y su rostro de granito impresionaron a Daniel por el sufrimiento y la culpa<br />

que reflejaban.<br />

—Nunca pensé en lo que pasaría más tarde, tenía tanto miedo a perderla que se la arrebaté a la muerte sin considerar las<br />

consecuencias —explicó mientras esquivaba su mirada, tan confundido que no sabía dónde mirar.<br />

—No te sigo.<br />

—Despertará con un dolor inimaginable. Es imposible describirlo, sentir cómo cada uno de tus órganos se va<br />

deteniendo hasta morir, solo que no mueres, sigues sintiendo. Y esa agonía dura demasiado —comentó cortante, enfadado.<br />

Golpeó la pared con fuerza, intentando aliviar su miedo—. Pero es mucho peor después, cuando aparece la sed, porque no<br />

se calma por más que te alimentes; ni siquiera la sangre humana te sacia. Requiere tiempo y mucho control aprender a<br />

sobrellevarla. Yo necesité meses, y no lo habría conseguido sin la ayuda de mi padre. Nunca se separó de mi lado,<br />

controló mis ataques de ira y nunca dejó que le hiciera daño a nadie. Muchos no lo consiguen e incluso pierden la razón.<br />

Va a sufrir mucho y no sé si seré capaz de soportarlo —hablaba deprisa, ansioso, y gesticulaba de forma agresiva. Parecía<br />

un demente en una crisis de locura.<br />

—Lo serás —afirmó Daniel con severidad.<br />

—¡No sé cómo controlar a un vampiro neófito! —se lamentó.

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