22.11.2014 Views

o_197abo12d192e1vr31blj7g81idta.pdf

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Llévate mi coche, es más rápido —dijo William a Evan, y le lanzó las llaves—. Que Jared coja el Range Rover, por<br />

si los caminos del lago se han inundado.<br />

La lluvia había amainado convirtiéndose en un ligero chirimiri. Ríos de agua corrían entre los coches, abriendo sendas<br />

en la gravilla de la explanada, y pequeños bancos de niebla comenzaron a asentarse alrededor de la casa. El cielo volvió a<br />

iluminarse y un trueno sonó sobre sus cabezas. Después de todo, era cierto que la tormenta estaba cobrando fuerza, eso<br />

pensó Kate mientras avanzaba junto a William hacia el coche. Él caminaba con pasos ligeros y confiados, balanceando los<br />

hombros con un movimiento felino imposible de imitar. A Kate le parecía increíble cómo podía llenar el lugar con su sola<br />

presencia, incluso en aquel espacio abierto.<br />

William abrió la puerta del Range Rover y, mientras Kate se acomodaba en el asiento, observó con disimulo los<br />

alrededores en busca de cualquier movimiento extraño.<br />

—¡Eh! ¿A qué viene esa cara tan triste? —preguntó él casi en un susurro.<br />

Kate contemplaba su regazo a la vez que entrelazaba los dedos con nerviosismo. Él le puso un dedo bajo su barbilla y<br />

la alzó, obligándola a que lo mirara a los ojos.<br />

—No me gustan las tormentas —mintió para no reconocer lo que de verdad le preocupaba. Desde que había creído ver a<br />

esa especie de hombre araña en el árbol, todos se habían puesto un poco nerviosos. «Qué idea tan estúpida», pensó,<br />

convenciéndose a sí misma de que todo estaba en su imaginación. Pero entonces, ¿por qué se sentía tan inquieta?<br />

—Pues a mí comienzan a gustarme —dijo William. Acercó su rostro al de ella y una sonrisa traviesa iluminó su cara—.<br />

Sobre todo desde que cierta personita acaba en mis brazos cada vez que se desata una.<br />

—¡No te acostumbres, héroe! —replicó ella con una sonrisa radiante. El comentario había agitado millones de<br />

mariposas en su estómago. ¿Era su imaginación o William estaba coqueteando con ella?—. Puedo cuidarme solita —<br />

enfatizó la última palabra con un tono coqueto. Podría estar sobre un río de lava y no sentir nada, solo su voz acariciando<br />

su piel.<br />

—¡No tengo la menor duda! —reconoció él mientras cerraba la puerta.<br />

William esperó a que los coches hubieran desaparecido por el camino. Entonces todos sus sentidos se centraron en la<br />

oscuridad absoluta que reinaba en el bosque. Un brillo depredador iluminó sus ojos. Si aquel ser estaba allí por él, iba a<br />

asegurarse de que le encontrara.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!