You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
—Lo siento —se disculpó, y volvió a ocupar la silla con la vista clavada en el suelo.<br />
Justin lanzó un bufido furioso y se marchó herido en su orgullo. Jamás nadie lo había amedrentado de esa forma, pero<br />
aquel tipo era diferente. Había percibido algo siniestro bajo su mirada azul, una amenaza real que había puesto en marcha<br />
su instinto de supervivencia.<br />
Un par de horas después, el doctor Anderson entraba en la sala de espera.<br />
—Tengo buenas noticias —dijo con una enorme sonrisa—. Kate está bien, solo tiene una pequeña conmoción. Pero me<br />
gustaría que se quedara aquí un par de días para hacerle algunos análisis…<br />
—Pero acabas de decir que está bien —dijo Alice preocupada.<br />
—Y así es, pero tengo la sensación de que Kate no se cuida mucho últimamente, y eso puede afectar a su salud.<br />
—¿Y la fiebre? —preguntó Jill.<br />
Su padre la miró un segundo, muy serio, aún no la había perdonado por su inminente boda y por negarse a ir a Princeton.<br />
—Tiene una fuerte infección en el oído interno, eso le provocaba los desvanecimientos. Una semana con antibióticos y<br />
estará como nueva —explicó sin mirar directamente a Jill—. Alice, acompáñeme, por favor. Me gustaría hacerle algunas<br />
preguntas sobre los hábitos de Kate en casa. Por cierto, ¿quién de vosotros es William?<br />
—Yo —contestó William poniéndose en pie.<br />
—Kate ha insistido mucho en hablar contigo y se niega a dormir hasta que pueda verte. Solo cinco minutos, por favor,<br />
necesita descansar. Los demás podéis marcharos a casa, no habrá más visitas por esta noche.<br />
William se dirigió a la habitación que le indicaron. Encontró a Kate recostada sobre la cama, con los ojos cerrados. Su<br />
respiración se había vuelto pausada y su corazón latía con un ritmo acompasado, síntomas de un sueño profundo. Se acercó<br />
a ella, limitándose a observarla. Su rostro había perdido el brillo febril y en su lugar un precioso tono sonrosado<br />
coloreaba sus mejillas. Tuvo el impulso de acariciar su piel y, lentamente, deslizó el dedo índice a lo largo de su brazo,<br />
hasta la palma de la mano donde dibujó un pequeño círculo. Se sentó en el borde de la cama y observó con detenimiento su<br />
rostro, preguntándose cuántos años tendrían que pasar para que pudiera olvidarlo.<br />
—Hola —susurró Kate entreabriendo los ojos.<br />
—Hola. —Se levantó como si un resorte lo hubiera empujado alejándolo de la cama.<br />
Ella arrastró su cuerpo hacia arriba, tratando de incorporarse. La cabeza comenzó a darle vueltas y un dolor palpitante<br />
apareció donde tenía la herida.<br />
—Quería darte las gracias por lo de esta noche —dijo con voz temblorosa, todavía se sentía algo desorientada.<br />
—No es necesario, cualquiera hubiera hecho lo mismo.<br />
—Sí, pero has sido tú, y es la segunda vez que me salvas, apuesto príncipe —añadió enrojeciendo.<br />
—Eso no ha tenido gracia —repuso él con una suave risa.<br />
—No, pero te estás riendo —le hizo notar Kate, sonriendo también. Se sentía feliz con solo mirarlo—. El médico quiere<br />
que me quede aquí un día más, va a hacerme unas pruebas para ver cómo anda mi salud. Cree que no me estoy cuidando<br />
mucho.<br />
—¿Y tiene razón? —preguntó William con tono reprobatorio.<br />
—La verdad es que sí, llevo unas semanas en las que apenas como, ni duermo.<br />
—¿Por qué?<br />
—Supongo que por las preocupaciones —respondió, bajando los ojos hasta sus manos unidas sobre las sábanas.<br />
—¿Qué preocupaciones? —preguntó con curiosidad.<br />
—Bueno, ya no tenemos tantos huéspedes como antes, eso significa menos dinero y alguna factura sin pagar. Sé que<br />
Alice no se encuentra bien, aunque ella se empeñe en aparentar lo contrario. —El rostro del vampiro se tensó ante el<br />
comentario—. La respuesta de Harvard me estaba volviendo loca y… —Suspiró—. Otras cosas más difíciles de explicar<br />
—añadió clavando sus ojos en William. El amor que sentía por él la estaba consumiendo poco a poco, pero esto no podía<br />
decírselo.<br />
—Solo dispones de un cuerpo para esta vida, debes cuidarlo, comenzando por alimentarte como es debido —replicó<br />
William como si estuviera recriminando a una niña, había vuelto a recuperar su actitud fría y controlada.<br />
—Podrías ayudarme con eso —sugirió Kate, volviendo a enrojecer.<br />
Un detalle que turbaba a William en exceso.<br />
—¿Necesitas algo?<br />
—No —contestó y su respiración se agitó—, pero… podrías invitarme a cenar cuando salga de aquí. ¿Qué tal pasado<br />
mañana?<br />
—Kate… yo…<br />
La puerta se abrió de golpe y Keyla entró en la habitación con una bandeja en la que portaba un vaso de agua y unas<br />
pastillas. Se detuvo un instante y recorrió la escena con ojos felinos, evaluando con especial atención la expresión de sus<br />
rostros.<br />
—Son para que descanses —le indicó a Kate dedicándole una sonrisa poco natural—. ¡Así que estabas aquí! —dijo a<br />
William, mientras entregaba a Kate el vasito con la medicación—. ¿Te importa si volvemos juntos a casa? Estoy muy<br />
cansada para conducir.<br />
—Sí, claro —contestó William, sin apartar la vista de Kate.<br />
—Pues vamos. —Lo cogió de la mano y tiró de él hacia la puerta—. Mi turno ya ha terminado y esta niña debe dormir.