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Shane contempló su rostro con atención y no creyó ni una sola palabra.<br />

—Quería saber si salías con ella.<br />

—Pues no, ni siquiera me había fijado en ella en ese sentido —aseguró William, intentando aparentar indiferencia.<br />

—Eso me deja el camino libre.<br />

—¿Cómo que eso te deja el camino libre? —repitió desconcertado.<br />

—Voy a invitarla a salir cuando volvamos…<br />

William abrió los ojos como platos, sin dar crédito a lo que oía.<br />

—No me había fijado en ella hasta esta mañana —continuó Shane—, y hay que reconocer que está como un tren. No es<br />

que piense ir en serio ni nada de eso, porque quiero marcharme en cuanto pueda, pero, mientras, podría pasar un buen rato<br />

con ella.<br />

William adoptó una postura tensa y apretó con fuerza el volante, esa reacción animó a Shane a seguir con la<br />

conversación.<br />

—¿Quién sabe? Quizá detrás de ese aspecto tímido se esconde una gatita muy cariñosa, y a mí no me importaría tenerla<br />

ronroneando a mi alred… —no pudo terminar la frase, porque el coche se paró en seco y unos dedos fríos como el hielo<br />

estrangularon su garganta.<br />

William se había limitado a escuchar en silencio, tratando de que aquellas palabras no le afectaran. Pero oír cómo Shane<br />

se refería a ella como si se tratara de un simple pasatiempo le revolvió el estómago, y no pudo contenerse.<br />

—No vuelvas a hablar así de ella —gruñó sin apenas separar los labios. Sus ojos ardían de pura furia y tuvo que luchar<br />

por no partirle el cuello al joven lobo en aquel momento.<br />

—Eh, no lo decía en serio —musitó Shane, en cuanto sintió que aflojaba un poco la presión sobre su cuello<br />

El sonido insistente del claxon de los vehículos que circulaban tras ellos forzó una pausa en aquel momento tan tenso.<br />

William puso el coche en marcha y siguió conduciendo. Estaba muy enfadado con Shane, y durante un buen rato hizo<br />

todo lo posible por ignorar su presencia.<br />

—Nada de lo que he dicho antes iba en serio. Solo quería comprobar algo —se excusó Shane, en cuanto pudo recobrar<br />

el funcionamiento de sus cuerdas vocales.<br />

William le lanzó una mirada asesina. Detuvo el coche, aparcando sobre la acera. Se giró hacia Shane con la frente<br />

arrugada y lo miró a los ojos. Shane, lejos de amedrentarse, se inclinó hacia él.<br />

—Solo quería ver si reaccionabas. Hasta un ciego se habría dado cuenta esta mañana de que esa chica, Kate, te importa<br />

más de lo que quieres reconocer. Tendrías que haberte visto la cara, agonizabas; y ahora empiezo a entender tu actitud de<br />

estas semanas pasadas. Pero a pesar de lo que sientes, intentas mantenerte alejado de ella, y estoy casi seguro de que no es<br />

por la sed. No sé, William, quizá sea porque empiezas a caerme bien, pero me preocupa lo que te pueda ocurrir. No me<br />

gusta ver cómo lo pasas mal.<br />

William suspiró, soltando todo el aire que contenían sus pulmones, y apoyó la frente sobre el volante. Shane había leído<br />

en él como en un libro abierto y no tenía derecho a enfadarse por ello.<br />

—Perdona, no debí meterme donde nadie me llama, tu vida no es asunto mío y no tenía ningún derecho —se disculpó el<br />

licántropo.<br />

—No hace falta que te disculpes, tienes razón —admitió William sin levantar el rostro del volante.<br />

—Entonces, ¿cuál es el problema?<br />

—Es humana, y cuando un humano se mezcla con vampiros siempre sale mal parado.<br />

—Creo que deberías deshacerte de algunos prejuicios, hay licántropos que han tenido parejas humanas. Fíjate en mi<br />

padre, en Evan, incluso yo he acabado en la habitación de alguna chica. ¿Por qué no un vampiro? No hay ninguna ley que<br />

nos prohíba salir con humanos, solo comérnoslos —observó con ironía—, y tú ya tienes superada esa parte, ¿cierto?<br />

—Yo no estaría tan seguro, su sangre tiene el olor más delicioso que jamás he percibido. —Hizo una pausa para tragar<br />

la saliva que ardía en su boca—. Pero tienes razón, podría soportarlo, son otros miedos los que me reprimen —admitió<br />

sin reservas.<br />

—Si te refieres a mantener el pacto, te garantizo que no será un problema si llega el momento. Mi tío es un hombre justo<br />

y benévolo, y no es la primera vez que adapta las leyes a su sentido común. Ya lo hizo con mi padre cuando le permitió<br />

contarle a mi madre nuestro secreto. Él sabía que ella nunca nos traicionaría —parecía empeñado en convencerlo.<br />

—Lo sé, conozco a Daniel, pero ese no es el problema, el problema soy yo. —Hizo una pausa para armarse de valor<br />

antes de continuar—. ¿Qué sabes de mí?<br />

—Solo lo que necesito, que para mi familia eres otro Solomon, y que tu padre es el mandamás de los vampiros —dijo<br />

encogiéndose de hombros.<br />

—¿Sabes quién es Amelia?<br />

—Por supuesto, todos saben quién es esa asesina, pero ¿qué tiene que ver eso ahora? —preguntó algo extrañado.<br />

—¿Sabías que hace algo más de un siglo era humana? —inquirió William con la mirada fija en la calle. Shane negó con<br />

la cabeza sin comprender el cambio de conversación—. Era una chica preciosa cuando la conocí, segura de sí misma y con<br />

las ideas muy claras, sabía perfectamente lo que quería de la vida. Pero no tuvo tiempo de vivirla… y todo por mi culpa<br />

—susurró las últimas palabras con amargura.<br />

Los ojos de Shane no se apartaron ni un segundo del rostro del vampiro, y su respiración se volvió más áspera conforme<br />

lo escuchaba. No le gustaba el cariz que estaba tomando la conversación, pero se mantuvo en silencio, aguardando la

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