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traviesa y maliciosa. Jamás podría acostumbrarse a aquel hermoso rostro.<br />
—¿Qué haces aquí? —susurró.<br />
—No podía dormir —contestó él despreocupado, y se incorporó sobre el codo para verla mejor. Sus ojos la recorrieron<br />
de arriba abajo empapándose de ella.<br />
—¡Eso ha tenido gracia! —dijo Kate con una risa chispeante. Se colocó el pelo tras las orejas y frunció el ceño—. ¿Por<br />
dónde has…? —William arqueó una ceja con chulería y señaló la ventana, esbozando aquella sonrisa perfecta que la<br />
dejaba sin aliento—. Eres un presumido.<br />
William soltó una carcajada y palmeó la cama, invitándola a acercarse. Kate se aproximó despacio, con un millón de<br />
mariposas en el estómago. Se tumbó junto a él, de lado, con el codo en la almohada y el rostro en la palma de la mano.<br />
—¿Y esto? —preguntó William dando un ligero tirón al camisón de Kate. Era largo y blanco, de tirantes, con un<br />
delicado lazo violeta que fruncía la tela por debajo del pecho.<br />
—Marie —señaló ella. Como si el nombre por sí solo lo explicara todo—. Tu hermana no es una buena influencia para<br />
mí, empiezan a gustarme todas estas cosas. —Bajó los ojos y acarició la suave tela, consciente de que era la primera vez<br />
que estaban solos después de todo lo ocurrido, y ahora que todo había terminado.<br />
—Estás preciosa —susurró él acariciándole la mejilla. Entornó los ojos y dibujó una sonrisa maliciosa—. Así que…<br />
beso de maravilla.<br />
Kate enrojeció de golpe, sintiendo un calor insoportable que le quemaba las mejillas.<br />
—¡Serás entrometido, has estado escuchando! —exclamó, y le dio un empujón en el hombro.<br />
—Solo un poquito —replicó divertido.<br />
—Pues no te emociones demasiado, lo dije para dar envidia a Jane.<br />
William tomó un gran trago de aire y lo soltó con fuerza, convirtiéndolo en un suspiro de pesar. Se inclinó un poco,<br />
apenas unos centímetros separaban sus rostros.<br />
—Entonces, tendré que esforzarme un poco más —susurró con sus labios sobre los de ella. Los rozó ligeramente, la<br />
besó en la barbilla y después en la garganta.<br />
Kate sintió sus labios fríos, pero la piel le ardía allí donde él los posaba.<br />
—Sí, creo que tendrás que esforzarte un poco más —susurró sin aliento.<br />
William volvió a besarla en los labios, muy despacio, mientras le deslizaba una mano por el cuello hasta la nuca.<br />
Kate respondió a su beso con vehemencia y su respiración se volvió áspera. Se deslizó hasta pegarse a él y William la<br />
envolvió con sus brazos, estrechándola con ternura. El beso se transformó en una necesidad apremiante y comenzó a<br />
desabrocharle la camisa. Deslizó las manos por sus fríos costados hasta el pecho, sin apenas respiración.<br />
William se giró con un rápido y único movimiento que colocó a Kate bajo su cuerpo. Hundió el rostro entre su pelo y<br />
acarició con la nariz su garganta aspirando el dulce olor de su piel. Le deslizó por el brazo uno de los tirantes de su<br />
camisón y la besó en el hombro, después en la clavícula.<br />
De repente se incorporó sobre los brazos, contemplándola preocupado. Kate estaba inquieta, demasiado nerviosa, podía<br />
sentirlo; y no era por la pasión del momento, era otro tipo de inseguridad.<br />
—¿Qué… qué ocurre? —preguntó ella.<br />
—Kate, no vamos a hacer nada que no desees —dijo en tono comprensivo.<br />
—Yo, yo lo deseo —replicó con la voz entrecortada.<br />
—Solo tienes que decírmelo y pararé, no hay prisa —insistió con expresión culpable. Se había dejado llevar más de lo<br />
que pretendía, y aquel no era el momento ni el lugar.<br />
—No es eso, es que… —guardó silencio intentando encontrar la forma de contárselo sin morirse de vergüenza.<br />
—Puedes decírmelo.<br />
—Yo nunca…<br />
Una idea cruzó por la mente de William y la sorpresa iluminó sus ojos.<br />
—Nunca has estado con nadie, ¿verdad?<br />
Kate cerró los ojos y negó con la cabeza sintiendo cómo el rubor subía hasta sus orejas.<br />
William se incorporó y se quedó de rodillas frente a ella, y Kate hizo lo mismo muy desconcertada.<br />
—Pero no debes preocuparte por eso —dijo ella. Cogió el rostro de William entre las manos—. Yo te quiero y quiero<br />
estar contigo, aquí, ahora. —Lo besó, deslizando los brazos alrededor de su cuello.<br />
Haciendo un gran esfuerzo, William separó sus labios de los de Kate. La cogió por los hombros y la apartó unos<br />
centímetros para poder mirarla. Dibujó una sonrisa en la que concentró todo el amor que sentía por ella.<br />
—Yo también te quiero, tanto, que voy a parar esto ahora mismo.<br />
Ella comenzó a protestar y él le puso un dedo sobre los labios. Se sentó al borde de la cama, la cogió por la cintura y la<br />
atrajo hasta sentarla en sus rodillas. La acunó contra su pecho, percibiendo la mezcla de sentimientos que hervían en su<br />
interior. En ese momento iba ganando terreno un creciente enfado. La besó en el pelo con ternura y sujetó su barbilla para<br />
que lo mirara.<br />
—Kate, la primera vez es muy importante y ha de ser especial. Quiero que sea especial para ti. Esa experiencia va a<br />
marcar muchos aspectos de tu vida, y ahora yo me siento responsable de… —No pudo terminar la frase porque Kate<br />
volvió a besarlo.<br />
—¡Dios mío, eres tan mono! —exclamó envolviendo su cuello con tanta fuerza que temió ahogarlo.