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—Por el principio —indicó ella mientras los latidos de su corazón se intensificaban.<br />

Tras una larga pausa, William comenzó a hablar. Le habló de su madre, de Sebastian y de sus hermanos. Le hablo de su<br />

vida en Londres junto a ellos y de cómo había conocido a Amelia. Mientras tanto, Kate escuchaba con atención,<br />

impresionada por aquel relato de otra época.<br />

—Era el día de Nochevieja —dijo William—. Yo había pasado tod a la noche y parte de la mañana reuniendo el valor<br />

suficiente para pedirle a Amelia que se convirtiera en mi esposa. Cuando esa misma tarde se lo propuse ella aceptó sin<br />

dudar. Regresé a casa deseando darle la buena noticia a mi familia, y pensé que sería mejor hacerlo durante la cena, la<br />

última cena del año. No tuve tiempo. Atacaron la casa, cogiéndonos desprevenidos.<br />

»No recuerdo nada de lo que ocurrió después. Solo que, cuando desperté, estaba tumbado en una cama al lado de mi<br />

hermana. Mi madre rezaba junto a nosotros sujetando nuestras manos, y mi padre nos susurraba palabras de ánimo.<br />

Recuerdo el dolor, el más intenso que puedas imaginar, duró días y, cada minuto que pasaba, yo suplicaba que acabaran<br />

con mi vida. Un día el dolor desapareció, pero lo que sentí después fue aún peor, mucho más horrible. Una sed que me<br />

quemaba las entrañas. Mi padre me ayudó a controlarla y también a controlar mis nuevos instintos…<br />

Kate escuchaba en silencio, pero su cabeza hervía con decenas de preguntas que iban surgiendo conforme él avanzaba en<br />

la historia, aunque no se atrevió a interrumpirlo.<br />

—Acepté mi naturaleza sin mucho dramatismo —continuó con voz ronca—. Lo que no podía aceptar, era pasar el resto<br />

de mi vida sin Amelia. Entonces ocurrió un milagro, o al menos eso creen los miembros de mi linaje. Me habían prohibido<br />

salir del palacio hasta que estuvieran seguros de que yo no era un riesgo para los humanos. Los iniciados son muy<br />

peligrosos e inestables —aclaró en voz baja—. Hacía semanas que no veía a Amelia y una noche me escapé, me escondí<br />

en una ventana y estuve durante horas observándola mientras dormía.<br />

»Antes de que me diera cuenta, el amanecer me sorprendió. Sentí un miedo atroz cuando el primer rayo de sol tocó mi<br />

piel, seguro de que iba a morir y que mi muerte iba a ser horrible; pero no ocurrió nada. Ni hubo dolor, ni hubo llamas.<br />

Descubrí que el sol no me afectaba, solo un ligero escozor y algo de debilidad.<br />

Kate tragó saliva mientras unía cabos.<br />

—¿Quieres decir que eres el único vampiro inmune al sol? —preguntó, sorprendida. Ni siquiera se había planteado que<br />

los tópicos sobre vampiros pudieran ser ciertos.<br />

—Sí, y no solo en eso soy diferente a ellos.<br />

—¿Y sabes por qué?<br />

—No, nadie lo sabe, pero mi gente lo interpretó como una señal, una promesa: creen que, si mantenemos nuestro<br />

sacrificio, podremos dejar la oscuridad y vivir bajo la luz.<br />

—Hizo una pausa y una risa irónica escapó de su garganta—. Yo solo veía la oportunidad de volver junto a Amelia.<br />

Unos meses después nos casamos. Durante dos años fingí ser humano, y debí hacerlo bien porque ella nunca sospechó<br />

nada. En todo ese tiempo hubo muchas veces en las que quise decirle la verdad, nunca me atreví. Creo que, en el fondo,<br />

sabía lo que pasaría… lo que pasó. —Sacudió la cabeza, como si así pudiera expulsar la verdad de esas palabras.<br />

Kate lo observaba desde la cama, sin atreverse a mover un dedo. Se sentía extraña, con una mezcla de horror y pena que<br />

la sobrecogía.<br />

—Una noche, los acontecimientos se precipitaron —continuó él con aspereza, y sus hombros volvieron a tensarse—.<br />

Unos renegados me encontraron por casualidad…<br />

—¿Renegados?<br />

—Los malos de esta historia —aclaró sin más detalles.<br />

Kate asintió con un gesto.<br />

—Continúa, por favor —dijo a William.<br />

—Entraron en la casa con la intención de asesinarme. Sabían que eso causaría un daño irreparable a mi padre, pero<br />

antes quisieron divertirse y jugaron con nosotros de la forma más cruel que puedas imaginar. Así fue como Amelia<br />

descubrió que yo era un vampiro. No pudo soportarlo, lo vi a través de sus ojos: el miedo, el desprecio, la condena. Me<br />

veía como algo abominable y huyó de casa —dijo con voz distorsionada. Tragó saliva para aflojar el nudo que tenía en la<br />

garganta, y continuó en un murmullo—. Vivíamos cerca de unos acantilados, no sé por qué lo hizo, pero corrió hasta allí.<br />

Cuando pude sacarla del agua ya estaba agonizando, su vida se escapaba entre mis brazos y creí que no podría soportar el<br />

perderla. Y, a pesar de que ella me suplicó que no lo hiciera, la convertí.<br />

»No me lo perdonó. Ese mismo día aprovechó un descuido y huyó. La he buscado durante años, al principio porque<br />

quería recuperarla, después porque debía matarla. —Un gemido de espanto escapó de los labios de Kate. William la miró<br />

un instante y volvió a contemplar la ventana—. Amelia se convirtió en una asesina implacable sin ninguna conciencia. No<br />

sé cuántos humanos habrán muerto entre sus brazos, pero te aseguro que son muchos. A otros los ha convertido en<br />

vampiros, igual de despiadados que ella. —Su voz se había vuelto tan fría como el hielo y en ella había desprecio hacia sí<br />

mismo—. ¡Y yo soy el único responsable de toda esa atrocidad! —Se giró hacia ella con un fuerte sentimiento de rabia—.<br />

¿Sabes ya suficiente?

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