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agitó como si un rayo imaginario la hubiera alcanzado.<br />
—Ja, ja —Kate la reprendió con la mirada.<br />
Jill dejó las bromas a un lado y sonrió con cierto apuro.<br />
—¿Y qué pasa con William? —preguntó. Ahora que conocía el secreto del vampiro, empezaba a intuir el problema en<br />
toda su magnitud. La reticencia que él tenía para acercarse a Kate había cobrado sentido para ella, y no supo distinguir si,<br />
en el fondo, se alegraba de que su amiga pusiera los ojos en otro chico.<br />
—Nada, nada de nada. Por eso debo mirar a otra parte —explicó, tratando de mantener su voz serena. Hablar de<br />
William le resultaba difícil—. Soy completamente invisible para él.<br />
—Yo no diría que invisible —apuntó Jill frunciendo el ceño. Evan le había hablado del vampiro y de los sentimientos<br />
que este parecía tener hacia Kate.<br />
—Amigos. Lo ha repetido tantas veces. Eso es lo que soy, una amiga. —Hizo una mueca de disgusto—. Ni siquiera eso,<br />
los amigos se ven de vez en cuando, quedan para ir al cine. Él sale corriendo cada vez que yo aparezco. No le intereso,<br />
Jill. Para qué seguir perdiendo el tiempo. Sin embargo, a Justin parece que le gusto de verdad y, si le doy una oportunidad,<br />
puede que él acabe gustándome a mí. Debo reconocer que es guapo.<br />
Jill se llevó las manos al cuello y lo masajeó lanzando un suspiro<br />
—Kate, no funciona así y lo sabes. Ya conoces la sensación, lo que se siente cuando tu cuerpo se estremece por otra<br />
persona. Solo estarás utilizando a Justin, y que conste que no le estoy defendiendo, porque me sigue cayendo fatal; pero no<br />
sería justo para él si de verdad siente algo por ti. Sin contar con que te estarías engañando a ti misma.<br />
—Te odio cuando haces esto —bufó Kate.<br />
—¿El qué? —preguntó Jill con una carcajada.<br />
—Convertirte en la voz de mi conciencia —refunfuñó, pasándose la mano por la frente.<br />
La sensación de calor en su cuerpo aumentó, se le empezó a secar la boca. Notó como si un gran velo se extendiera poco<br />
a poco sobre su mente dejándola a oscuras por completo. Oía voces a lo lejos que se iban desvaneciendo, y sintió que unos<br />
brazos duros y fríos la levantaban del suelo. Flotaba y pequeños retazos de lo que pasaba a su alrededor llegaron hasta<br />
ella como si se tratara de un sueño. Cerró los ojos y dejó de sentir.<br />
William encontró a Shane en el porche y supo instintivamente que le estaba esperando. Aceleró el paso y recompuso su<br />
aspecto, abrochando los botones de la camisa y doblando los puños salpicados de sangre. Shane le hizo un gesto con la<br />
barbilla, señalando un punto junto al garaje. Ladeó la cabeza y se encontró con un Mercedes de cristales tintados oculto en<br />
la oscuridad.<br />
—Tus amigos han llegado antes de lo previsto —anunció Shane, saliendo a su encuentro.<br />
—¿Talos? No los esperaba hasta después de medianoche —señaló sorprendido. Shane se encogió de hombros—.<br />
¿Llevan mucho tiempo esperando? —preguntó, mostrándose algo ansioso. Adelantó a Shane sin esperar a que este le<br />
contestara.<br />
—Solo un poco... ¡William, espera! —El vampiro se detuvo y se giró al percibir algo extraño en el tono de su voz—.<br />
Kate sigue aquí.<br />
William volvió sobre sus pasos con una mirada asesina.<br />
—¿Por qué habéis permitido que se quede? —susurró para que no lo oyeran en la casa, pero la expresión de su rostro<br />
gritaba enfurecida—. Kate no es estúpida, acabará por darse cuenta de que aquí pasa algo.<br />
—¡Tranquilízate! No quedó más remedio —dijo Shane entre dientes.<br />
—¿Qué quieres decir?<br />
—Ella y Jill salieron a dar un paseo. De vuelta, a un kilómetro de aquí, sufrió un desvanecimiento. Justo en ese momento<br />
aparecieron los vampiros. Fue ese tal Neo quien se presentó con ella en brazos.<br />
—¿Cómo está? —preguntó William con un tono de voz que dejaba al descubierto su preocupación. Su enfado se había<br />
transformado en angustia.<br />
—No lo sé, pero parece que bien. Hace apenas unos minutos que ha despertado y están intentando convencerla para que<br />
vaya al hospital. Pero esa chica es incluso más cabezota que tú.<br />
William soltó con fuerza el aire contenido en sus pulmones. Dio media vuelta y corrió hasta la casa. Abrió la puerta con<br />
toda la calma que pudo y entró intentando que su rostro no mostrara ninguna emoción; pero sus ojos lo traicionaron<br />
buscando con avidez a Kate.<br />
Estaba sentada en uno de los sofás del salón, con Rachel a su lado y Jill arrodillada a sus pies. También estaba Drew, la<br />
humana que quería convertirse en vampiro, sosteniéndola con una mano en la espalda. La joven se levantó de golpe en<br />
cuanto vio a William en la puerta y, dando un paso hacia él, lo saludó realizando una leve reverencia.<br />
William respondió con un seco asentimiento. Su mirada se encontró con la de Kate, que lo miraba boquiabierta, y pudo<br />
ver en sus ojos cómo su mente buscaba una explicación a lo que acababa de suceder. Entreabrió los labios para decir algo,<br />
pero Daniel apareció a través de la puerta del estudio con Talos y Neo a su espalda. Ambos vampiros se acercaron a él<br />
con gesto solemne e inclinaron sus cabezas de forma respetuosa.<br />
—Es un placer volver a veros, señor —dijo Talos con voz profunda.<br />
—Gracias —musitó William muy incómodo. Lanzó una mirada fugaz a Rachel para que sacara a Kate de allí.