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cuenta de que podía correr más rápido si no pensaba en el dolor. Un grito ahogado escapó de su garganta cuando una mano,<br />

demasiado fría, le tapó la boca, y un brazo duro como la piedra la aferró por la cintura, apretándola contra un cuerpo tan<br />

tenso que parecía estar hecho de acero.<br />

William sujetó a Kate con fuerza, sin aflojar la presión que ejercía sobre su boca. La hizo girar, sus ojos se<br />

encontraron y, con un movimiento rápido, se llevo un dedo a los labios indicándole que guardara silencio. Alzó la cabeza<br />

y escuchó. Los pasos del ser que seguía a Kate aflojaron el ritmo hasta detenerse, probablemente, consciente de la<br />

presencia de otro inmortal. En el lado opuesto, el sonido amortiguado de las pisadas de Shane, transformado en lobo, se<br />

iba acercando.<br />

—¿Estás bien? —susurró William, apartando la mano de su cara.<br />

Kate asintió aliviada y se dejó caer en sus brazos, tan cansada que temió desmayarse allí mismo. Él la apartó, solo un<br />

poco, y recorrió con la mirada su cuello y sus brazos, asegurándose de que no había heridas.<br />

—Ven —dijo tomándola de la mano con urgencia. La condujo entre la maleza, hasta el hueco formado por un par de<br />

rocas desprendidas de la ladera de la montaña—. Quiero que te quedes aquí y que no te muevas —susurró, ayudándola a<br />

acurrucarse en la abertura. Al ser que la perseguía no le quedaría más remedio que acercarse de frente si quería llegar<br />

hasta ella, y él lo vería venir.<br />

—¿Por qué? ¿Adónde vas? —preguntó angustiada.<br />

—Quiero saber qué te perseguía y asegurarme de que se marcha —contestó con un hilo de voz.<br />

—No, no te vayas, por favor. No me dejes aquí sola —suplicó demasiado asustada.<br />

—No dejaré que te pase nada, te lo prometo. —Se agachó junto a ella y le colocó un mechón de pelo tras la oreja.<br />

—No quiero quedarme sola —insistió cogiendo su mano, deseando que la abrazara.<br />

—Créeme, no estás sola —dijo de una forma tan extraña y persuasiva, que Kate guardó silencio, convencida de que en<br />

aquel momento no había en el mundo un lugar más seguro que aquel.<br />

William se levantó y ladeó la cabeza hasta que sus ojos se encontraron con otros ojos ocultos en la maleza, tan amarillos<br />

como el sol, enmarcados en un rostro lobuno cubierto de un pelaje blanco como la nieve. Asintió de forma imperceptible, y<br />

el lobo se agazapó inmóvil con la vista clavada en Kate.<br />

Al cabo de unos minutos, William volvió junto a ella con gesto pensativo. El vampiro desconocido se había esfumado<br />

sin dejar ni una huella, solo un pequeño jirón de ropa en un arbusto.<br />

El sonido de un vehículo aproximándose llegó hasta ellos. El coche se detuvo y comenzó a tocar el claxon de forma<br />

intermitente.<br />

—Vamos, han venido a buscarnos —dijo a Kate mientras le ofrecía su mano, aliviado de poder sacarla de allí cuanto<br />

antes.<br />

La tierra blanda por la lluvia se movió, y una mano apareció a través del improvisado túmulo de arena y rocas.<br />

Lentamente el resto del cuerpo surgió del agujero. Tenía el pelo muy corto y oscuro, y un rostro hermoso, angelical, que<br />

contrastaba con su mirada malévola y siniestra. Sacó un teléfono móvil de su cazadora y, con una mueca de repulsa, esperó<br />

a que le contestaran al otro lado.<br />

—Tenías razón, el marine vino hasta aquí —dijo en un susurro. No quería que su voz evidenciara lo molesto que le<br />

resultaba representar el papel de siervo ante aquel vampiro traidor.<br />

—Era previsible que enviaran a su propia niñera. Esos viejos no confían mucho en los lobos.<br />

—Cada vez está más protegido, vamos a necesitar un ejército para acercarnos a él. —Hizo una pausa, y cuando volvió a<br />

hablar su voz sonó sibilante como la de una serpiente—. Aunque tengo una información a ese respecto que creo te va a<br />

interesar.<br />

—¿De qué se trata?<br />

—Esta información bien vale un incentivo —sugirió, mientras alzaba el brazo para contemplar las dos alas negras<br />

tatuadas en él.<br />

—Tendrás mucho más que eso, si lo que sabes me complace.<br />

—Parece que nuestro príncipe ha encontrado una nueva princesa, completamente humana, que ocupe su corazón —dijo<br />

con burla—. Bastante guapa, por cierto, y huele de maravilla.<br />

—¿Estás seguro?<br />

—Sí, muy seguro. He montado un pequeño circo para cerciorarme y William ha acudido como una abeja a la miel. La<br />

chica es importante para él.<br />

—Interesante, muy interesante. Si estás en lo cierto, la suerte juega a nuestro favor, y pronto comprobaremos qué está<br />

dispuesto a hacer por esa mujer. No quiero que William sufra ningún daño, al menos, aún no. Así que no te acerques a él<br />

—dijo de repente muy serio. Hubo una pausa—. Puedo confiar en ti, ¿verdad?<br />

—Por supuesto, señor, mi lealtad no es discutible. Soy consciente de lo importante que es William.<br />

—Sí, eso me aseguró el jefe cuando te puso a mi servicio. Bien, abandona Heaven Falls en cuanto te sea posible y<br />

regresa, eres más útil aquí.

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