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—Sí, después de todo lo que ha pasado, debo volver y dar unas cuantas explicaciones. Además, hay algunos temas que<br />

debo tratar con mi padre y que no pueden esperar.<br />

Kate lo rodeó y volvió a caminar acelerando el paso. Se estaba enfadando sin poder remediarlo, sabía que se le notaba<br />

en la cara y no quería que él se diera cuenta.<br />

—¿Vas a estar mucho tiempo fuera?<br />

—No lo sé, puede que unas semanas —contestó caminando tras ella.<br />

—Semanas —susurró para sí misma—. ¡Es una idea estupenda, seguro que te echan mucho de menos! —dijo con los<br />

párpados apretados. Sentía cómo la garganta le ardía por culpa de las lágrimas contenidas.<br />

—Kate, ¿estás enfadada? —preguntó William, podía sentir su cambio de humor.<br />

—¿Enfadada? ¿Porque te vas? ¡No! —exclamó.<br />

Aceleró el paso sin darse cuenta. «Pues claro que estoy enfadada, dos días, solo llevamos juntos dos días y se marcha al<br />

otro lado del mundo», pensó con los labios apretados. De repente sintió una ráfaga de aire en el rostro, un leve empujón, y<br />

se encontró tumbada sobre el cuerpo de William, que yacía de espaldas en la hierba.<br />

—¿Por qué estás disgustada? —insistió él.<br />

—No lo estoy, de verdad —respondió, forzando una sonrisa. Estaba loca por él, y pensar que no volvería a verle<br />

durante tanto tiempo la angustiaba más de lo que podía soportar. Continuó hablando—. Entiendo que tengas que irte.<br />

Además, ahora voy a estar muy ocupada, han comenzado las vacaciones de verano y la casa estará llena de huéspedes. Al<br />

menos estaremos completos hasta principios de Agosto. También están los preparativos de la boda de Jill… —Guardó<br />

silencio sin poder apartar la vista de los ojos de William, sus pupilas brillaban como el ónice negro, enmarcadas en un<br />

azul profundo, sobrehumano. Un destello divertido bailaba en ellos, haciendo que no pudiera concentrarse en sus propias<br />

palabras—. ¿Qué?<br />

—Es una pena que vayas a estar tan ocupada —dijo él. Giró de golpe y se colocó sobre ella—. Iba a pedirte que me<br />

acompañaras. —La besó en los labios y se levantó de un salto, escondiendo una risa ahogada.<br />

—¿Ibas a pedirme que te acompañara? —Trastabilló al levantarse tras él.<br />

—Sí, quería que conocieras a mi familia, que vieras cómo es mi mundo. —La miró un segundo—. Que me conocieras a<br />

mí. —Se agachó para coger unas piedras y comenzó a tirarlas contra el agua—. Pero no te preocupes, entiendo que debas<br />

quedarte.<br />

—Bueno… quizá podría solucionarlo, seguro que Alice se las arregla sin mí unos días. Y Jill cuenta con Rachel y su<br />

madre. ¡William, me encantaría ir contigo! —su voz sonó suplicante.<br />

William se giró hacia ella jugueteando con una de las piedras. Poco a poco una sonrisa se dibujó en su rostro, tan<br />

arrebatadora que a Kate le flojearon las piernas. Se acercó a ella y le rodeó la cintura con un brazo.<br />

—¿De verdad quieres venir? —preguntó. Ella asintió. La empujó ligeramente hacia atrás, la cogió de la mano y la hizo<br />

girar como si fuera la muñeca de una caja de música. Le dio un leve tirón y la abrazó de nuevo—. Entonces, admite que te<br />

has enfadado.<br />

Kate lo miró boquiabierta, el rubor coloreó sus mejillas. Abrió la boca un par de veces con una protesta que no llegó a<br />

pronunciar. Al final lanzó un suspiro resignado.<br />

—Vale, me he enfadado —admitió—. ¿Qué haces? —preguntó al ver que William no dejaba de moverse con ella entre<br />

los brazos.<br />

—Bailar, antes querías ir a bailar. ¿Qué es lo que te ha molestado? —insistió, no pensaba cambiar de tema. Le sujetó la<br />

barbilla cuando ella bajó la cabeza, avergonzada, y la obligó a mirarlo—. Dímelo.<br />

—No soporto la idea de que te alejes de mí. Que una vez en Londres te des cuenta de que no me necesitas y que no<br />

quieras volver. —Lo rodeó con sus brazos y escondió el rostro en su pecho. Él la estrechó con fuerza—. ¡Soy<br />

horriblemente egoísta, lo sé!<br />

—Aquí el único egoísta soy yo —susurró junto a su oído—. Estoy dispuesto a meterte en un nido de vampiros<br />

peligrosos y soberbios, solo por tenerte junto a mí. Para saber qué haces cada minuto del día. Y lo peor de todo es que no<br />

me siento culpable.<br />

Kate sonrió y se apretó más contra él.<br />

—Aún estás a tiempo —continuó William con un tono de voz glacial. Kate alzó el rostro sin entender el cambio—. Voy<br />

a serte sincero. Te quiero, Katherine. Te necesito más que a nadie en este mundo, y si vienes conmigo no habrá vuelta<br />

atrás. Será un compromiso para toda la vida, no me importa lo que pueda pasar después o si acabas odiándome por algo.<br />

Nunca te dejaré. —No lo pretendía pero su expresión era feroz—. O todo o nada. Tú decides.<br />

Algo se agitó en el interior de Kate, advirtiéndole de que debería sentirse asustada, pero ella lo ignoró. Se puso de<br />

puntillas y lo besó en los labios.<br />

—Todo —murmuró—. Yo ya no puedo vivir sin ti.<br />

William inclinó la cabeza sin apartar la mirada de ella. Cogió su pequeño rostro entre las manos y lo besó con lentitud.<br />

Primero en la frente, después sobre los párpados, al final en los labios, demorándose en ellos. El fuego corría por su<br />

cuerpo quemándole la piel. Deslizó la boca sobre su cuello y, con un roce tan débil como su voluntad, besó la línea cálida<br />

y azulada que latía a través de su piel. Kate, lejos de alejarse, se apretó más contra su cuerpo, sorprendiéndolo con su<br />

entrega sin reservas. Confiaba en él ciegamente. Alzó la mirada con un nudo en la garganta y le acarició los labios con el<br />

pulgar.

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