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la decisión y, al comprobar que no recibía mi respuesta, decidió llamarme. Supongo que la carta se perdería. ¡Estoy tan<br />

contenta! Es que ya daba por perdido este curso —comentó encantada.<br />

William sonrió abiertamente, observándola con ojos ansiosos mientras una idea acudía a su mente con timidez.<br />

—Kate… me preguntaba si… querrías…<br />

No terminó la frase, un todoterreno rojo apareció a gran velocidad, deteniéndose a unos metros de ellos.<br />

Justin Hobb bajó del vehículo con un enorme ramo de rosas amarillas. Un respingo le sacudió el cuerpo, apretó los<br />

dientes y resopló con fuerza por la nariz al percatarse de la presencia de William. Rodeó el vehículo y avanzó por la<br />

gravilla hasta las dos siluetas recortadas contra la luz que iluminaba la galería.<br />

William pudo ver la tensión en el rostro del muchacho y la mirada asesina que le dirigió cuando pasó por su lado.<br />

—¡Hola, Kate! —dijo Justin, entregándole las flores—. Estás muy guapa.<br />

—Gracias, Justin, tú también estás muy guapo —dijo ella sin apartar los ojos de William.<br />

—Tengo que marcharme —musitó William. Dio media vuelta y se dirigió a su coche, intentando controlar el ataque de<br />

celos que estaba sufriendo en ese momento. Bajo su camisa, sus músculos se tensaron como el acero, y de su garganta<br />

surgió un gruñido bajo y agresivo.<br />

—Discúlpame un momento, Justin —rogó Kate. Le puso las flores y el libro en las manos, recogió la larga falda de su<br />

vestido y corrió tras William. Estaba segura de que él había intentado pedirle que salieran juntos, esta vez no era su<br />

imaginación. Había ido a verla con una propuesta, la propuesta que ella llevaba esperando mucho tiempo.<br />

El vampiro se detuvo cuando oyó pasos tras él y se giró lentamente para encontrarse con los ojos de Kate a unos<br />

centímetros.<br />

—William. —Vaciló un instante—. Ibas a pedirme que… que te acompañara esta noche, ¿verdad? —Lo miró fijamente,<br />

con desesperación, no quería parpadear para no perder de vista ni un segundo la expresión de su rostro ante la pregunta.<br />

—Sí, iba a pedirte que fueras conmigo —admitió, y se sorprendió de que su voz sonara serena y uniforme, cuando por<br />

dentro todo su ser se consumía.<br />

—¿Y me lo dices ahora? —preguntó sin dar crédito. Su cuerpo se estremecía con cierta agresividad y tuvo que<br />

abrazarse los codos para controlar el temblor.<br />

—Lo siento, debería haber supuesto que ya tendrías un acompañante —el tono de su voz era dulce, pero encerraba un<br />

atisbo de ira—. Perdóname, no pretendía molestarte.<br />

—¡Por favor, William, deja ya de disculparte! —susurró frustrada.<br />

—Perdona, yo… —Cerró la boca inmediatamente, ella lo estaba fulminando con una mirada asesina.<br />

—Kate, deberíamos marcharnos —sugirió Justin desde lejos.<br />

Ella no apartó la mirada de William y él simplemente la observó, de esa forma tranquila y suficiente que empezaba a<br />

sacarla de quicio.<br />

—Diviértete, es tu noche —dijo él con voz queda y entró en el coche.<br />

La entrada al hotel se encontraba atestada de gente cuando William llegó. Todo el instituto estaba allí. Cruzó el amplio<br />

hall y buscó la puerta que daba a los jardines donde se estaba celebrando la tan esperada fiesta. Tuvo que reconocer que la<br />

organización se había esmerado. Todo estaba iluminado por decenas de farolillos de papel, bolas de cristales multicolores<br />

que habían convertido el jardín en un enorme caleidoscopio, mesas con manteles azules y servilletas blancas en honor a los<br />

colores del Instituto; hasta un gran escenario con música en vivo.<br />

—¡Eh, ya estás aquí! —dijo una voz a su espalda. Evan acababa de llegar con Jill de la mano—. ¡Vaya, esto es<br />

impresionante! ¿Esos son…?<br />

—¡Síiiiii, lo son! —exclamó Jill con un grito exageradamente agudo, mientras señalaba a los músicos del escenario y<br />

daba saltitos—. ¡Vamos, quiero pedirles un autógrafo! —dijo tirando de la mano de su prometido.<br />

—No te muevas de aquí, enseguida vuelvo —le indicó Evan con un suspiro, y desaparecieron entre la masa de gente.<br />

Sintió una palmada en el hombro y Carter apareció a su lado con Jared y Shane. Desde las escaleras dominaban con sus<br />

ojos todo el jardín. Sondearon cada rincón y escrutaron los alrededores con sus agudos sentidos, asegurándose de que no<br />

había ningún motivo de alarma. Desde el ataque del renegado, no habían conseguido relajarse, la guardia alta en todo<br />

momento; tanto, que podía resultar agotador.<br />

William buscó un lugar tranquilo, alejado del vertiginoso remolino de estudiantes eufóricos, mientras los Solomon se<br />

servían un tentempié de la mesa dispuesta para la comida. Trató de concentrarse en el aroma de la hierba, evitando aspirar<br />

el intenso olor a vida que flotaba en el aire. Contempló con frialdad, casi con indiferencia, los rostros que pasaban frente a<br />

él; observando en ellos los síntomas físicos de la excitación por las expectativas de la noche.<br />

Un martilleo asfixiante se instaló en su pecho. Kate y Justin acababan de aparecer cogidos de la mano. Kate llevaba el<br />

pelo semirrecogido, sujeto y adornado con un pequeño ramillete de flores secas que dejaba al descubierto su largo y<br />

esbelto cuello. Se acercaron a Evan y Jill, que conversaban con unos amigos, pero Justin la alejó de allí en cuestión de<br />

segundos y, acaparándola por completo, la llevó al encuentro de sus propios amigos. Ella no se sentía cómoda siendo el<br />

centro atención y, en cuanto pudo, se disculpó para ir a buscar una bebida.<br />

William continuó observándola mientras se alejaba, y no pudo resistir el impulso de hablar con ella por última vez. La<br />

encontró junto a la mesa del ponche, agitando una servilleta sobre su cuello para aliviar un poco el calor. Enviando hacia

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