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—Si quieres puedo echarle un vistazo, no se me dan mal esos trastos —se ofreció Jared, algo cortado.<br />

Kate asintió, dándole las gracias con la mirada. Cogió la cámara de las manos de su amiga y se la entregó a Jared, que<br />

desapareció con ella inmediatamente.<br />

—Jill, acompaña a Kate arriba para que se quite esas ropas mojadas, antes de que pille un resfriado —dijo Rachel—. Y<br />

vosotros deberíais hacer lo mismo, estáis empapando el suelo de mi cocina —les hizo notar a los chicos.<br />

Jill abrazó a Kate, sujetó la toalla sobre sus hombros y tiró de ella hacia las escaleras.<br />

—Vamos, tengo algo de ropa que puede servirte —dijo William a Shane, y ambos abandonaron la cocina bajo la atenta<br />

mirada del resto de la familia.<br />

Todos guardaron silencio unos segundos, cruzando miradas interrogantes los unos con los otros. Afuera seguía<br />

lloviendo de forma torrencial y los truenos retumbaban en la cocina como si la tormenta tuviera lugar dentro de la casa.<br />

Rachel salió un momento y regresó con una manta con la que tapó a Matthew, el niño acababa de quedarse dormido en uno<br />

de los sillones, al lado de April.<br />

—Bueno, está siendo una noche de lo más reveladora —dijo Rachel, sentándose a la mesa junto a Daniel y Jerome.<br />

—Sí —respondieron los dos hombres a la vez.<br />

—Me sorprende que no nos haya contado algo así —repuso ella en voz baja.<br />

—¡Es que no hay nada que contar, mamá! —intervino Evan, no había que ser un lince para saber a qué se refería su<br />

madre—. Tan solo son amigos, te lo aseguro. Bueno… amigos sería exagerar.<br />

—Pero es evidente que se gustan —comentó ella de forma casi inaudible.<br />

—Hablaré con él —dijo Daniel sin poder disimular su preocupación.<br />

—Esto no es asunto nuestro —medió Carter muy serio—. Que William sea nuestro amigo no nos da derecho a<br />

inmiscuirnos en su vida.<br />

—Nunca pensé que diría esto, pero Carter tiene razón —declaró Jerome, dando una palmada en la mesa—. No tenemos<br />

ningún derecho a entrometernos.<br />

—Me preocupan las consecuencias que esta historia pueda acarrear —admitió Daniel, mirando a los ojos de su esposa<br />

—. No quiero que la historia se vuelva a repetir, no quiero que sufra.<br />

—Ni yo, pero no está en nuestras manos.<br />

Jill acompañó a Kate al piso de arriba y la llevó a través del pasillo hasta el baño, sin dejar de frotarle los hombros<br />

para que entrara en calor.<br />

—Aquí es —dijo, abriendo la puerta, y se apartó un poco para que Kate entrara primero.<br />

Las paredes eran blancas al igual que en el resto de la casa, y en ellas destacaban unos hermosos muebles de madera<br />

envejecida que, por el aspecto, parecían ser muy antiguos. Jill abrió un armario y sacó de él un mullido albornoz de color<br />

violeta.<br />

—Ten, puedes ponerte esto mientras te conseguimos algo de ropa.<br />

—Me da no sé qué usar las cosas de Rachel, tengo la sensación de estar abusando de su confianza.<br />

—No te preocupes, este es mío —admitió Jill, enrojeciendo un poco.<br />

—¿Has traído tus cosas aquí? —preguntó Kate con los ojos abiertos de par en par.<br />

Bueno… no exactamente. Rachel me regaló algunas cosas, últimamente paso más tiempo aquí que en casa.<br />

—Jill, no me resulta fácil decirte esto, pero…<br />

—¡Ya estamos otra vez! —la interrumpió Jill en tono amargo—. Sé lo que vas a decir, que no sabes dónde tengo la<br />

cabeza, que me estoy precipitando…<br />

—Jill…<br />

—Que acabará por partirme el corazón y que serás tú quien tenga que recoger los pedazos…<br />

—Jill, para…<br />

—¿Pues sabes qué te digo? Que esta vez te equivocas…<br />

—¡Jill, quieres parar de una vez! —gritó Kate sin poder contenerse.<br />

Jill cerró la boca de golpe y miró a Kate con sus ojos castaños abiertos de par en par.<br />

—No iba a decir eso —aclaró con calma. En su rostro se dibujó una cálida sonrisa y dio un paso hacia su amiga para<br />

mirarla directamente a los ojos—. Puede que antes sí, pero, después de esta noche, he cambiado de opinión. Me gusta<br />

Evan y me gusta su familia. Creo que son unas personas maravillosas que te quieren mucho, y no puedes imaginar cuánto<br />

me alegro de que los hayas encontrado, porque te mereces una familia como ésta que cuide de ti. Siempre has estado muy<br />

sola.<br />

Se le formó un nudo en la garganta cuando pronunció las últimas palabras y tuvo que apartar la mirada para no echarse a<br />

llorar. Quería mucho a Jill y nunca dejaba de repetirse que ella era la hermana que debería haber tenido en lugar de Jane.<br />

Jill se lanzó contra ella, abrazándola con tanta fuerza que casi la tiró de espaldas.<br />

—Nunca he estado sola porque te tenía a ti —le dijo al oído en voz baja—. Y sé que nunca lo estaré mientras sigas a mi<br />

lado… y ahora será mejor que te quites esta ropa.

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