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Daniel GolemanInteligencia Emocionalque las chicas reaccionaban a los contratiempos, dificultades y problemas que la vida les presentaba ymenor era también su conciencia de sus verdaderos sentimientos.Y la combinación de estas dos tendencias emocionales con el rechazo hacia el propio cuerpo, dabacomo resultado la anorexia o la bulimia. Esa investigación también descubrió que los padres autoritarios nodesempeñan un papel decisivo en la etiología de los trastornos de la conducta alimentaria. Como la mismaBruch había advertido, las teorías explicativas basadas en la percepción o comprensión a posteriori (como.por ejemplo, que los padres pueden llegar fácilmente a ser posesivos como respuesta a sus desesperadosintentos por controlar a una hija que padece un trastorno alimenticio) son probablemente inadecuadas. Lasexplicaciones más populares, como el miedo a la sexualidad, el inicio precoz de la pubertad o la bajaautoestima también demostraron carecer de todo fundamento.Esta investigación demostró que el principal desencadenante de este trastorno radica en unasociedad obsesionada por un modelo ideal de belleza antinaturalmente delgado. Mucho antes del inicio dela adolescencia, las chicas ya comienzan a conceder importancia a su peso. Por ejemplo, una niña de seisaños rompió a llorar cuando su madre le dijo que el bañador la hacía parecer gorda cuando, en opinión delpediatra que presenta el caso, el peso de la niña era normal para su estatura» Un estudio realizado conadolescentes descubrió que el 50% de ellas creían que estaban demasiado gruesas, a pesar de que lainmensa mayoría tenía un peso completamente normal. No obstante, el estudio de Minneapolis tambiéndemostró que la obsesión por el peso no basta para explicar por qué ciertas chicas desarrollan este tipo deproblemas alimenticios.Muchas personas obesas son incapaces de expresar la diferencia que existe entre tener miedo, estarhambriento o sentirse enfadado e interpretan confusamente todos estos sentimientos como si estuvieranrelacionados con el hambre, una situación que las lleva a comer compulsivamente cada vez que se sientenpreocupadasi Y algo similar parece estar ocurriéndoles a las muchachas que padecen trastornos de laconducta alimentaria. Gloria Leon, la psicóloga de la Universivad de Minnesota que llevó a cabo esteestudio, observó que: «estas muchachas manifiestan una conciencia muy pobre de sus sentimientosy de los mensajes de su cuerpo, lo cual constituye un predictor claro de que, en el curso de los dos añosposteriores, desarrollarán alguno de estos desórdenes. La mayoría de los niños aprenden a disíinguir entresus sensaciones y son capaces de discernir si están aburridos, enfadados, deprimidos o hambrientos, unahabilidad que forma parte del aprendizaje emocional básico. Pero estas muchachas tienen dificultades parasaber qué es lo que realmente sienten. De este modo, cuando, por ejemplo, tienen un problema con sunovio, no saben si están enfadadas, ansiosas o deprimidas, lo único que experimentan es una difusatormenta emocional con la que no saben cómo relacionarse y tratan de superarla comiendo, algo que puedellegar a convertirse en un hábito muy arraigado».Cuando esta forma de tranquilizarse choca con las presiones que sufren las chicas para mantenersedelgadas, queda expedito el camino para el desarrollo de algún tipo de trastorno alimentario.Como observa Leon: «al comienzo, la muchacha puede empezar a comer vorazmente, pero si quieremantenerse delgada tiene que tratar de provocarse el vómito, tomar laxantes o realizar un intenso esfuerzofísico que la libre del exceso de peso. Otra de las modalidades utilizadas para controlar la confusiónemocional puede ser la de no comer en absoluto, ya que esto parece proporcionarle un mínimo controlsobre los sentimientos angustiantes».Cuando estas chicas, que combinan una escasa conciencia de si mismas con una habilidad socialempobrecida, se sienten alteradas, son incapaces de calmar su sensación de angustia. En tal caso, losproblemas con los padres o los amigos disparan el trastorno alimenticio, ya sea éste la bulimia, la anorexiao simplemente la voracidad compulsiva. En opinión de Leon, el tratamiento eficaz de esta clase de chicasdebería incluir algún tipo de adiestramiento en las habilidades emocionales de las que carecen. Según medijo Leon: «los clínicos han constatado que la terapia funciona mejor cuando presta atención a estasdeficiencias. Estas muchachas deben aprender a identificar sus sentimientos, a tranquilizarse y a orientarmás adecuadamente sus relaciones sin abandonarse a sus irregulares hábitos alimenticios.»LOS SOLITARIOS Y LOS MARGINADOSFue un pequeño drama de la escuela primaria. Ben, un alumno de cuarto curso con muy pocosamigos, acababa de oír decir a su companero Jason que no iban a jugar juntos durante la hora de la comidaporque quería jugar con otro niño llamado Chad. Ben, entonces, se derrumbó, escondió la cabeza entre lasmanos y se puso a llorar. Al cabo de un rato se dirigió a la mesa en la que Jason y Chad estaban comiendoy dijo:—¡Te odio!156

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