Daniel GolemanInteligencia Emocionalno hace sino fomentar su sensación de soledad dentro del matrimonio. El último paso, como afirmaGottman, suele ser el divorcio.Las dramáticas consecuencias de la falta de competencia emocional resultan bien patentes en elcamino que conduce hasta el divorcio. El circuito reverberante de la crítica, el desprecio, la actituddefensiva, el encerramiento, la desconfianza y el desbordamiento emocional es un reflejo de ladesintegración de la conciencia de uno mismo, de la pérdida del autocontrol emocional, de la empatía y dela capacidad para consolarse mutuamente.LOS HOMBRES. EL SEXO VULNERABLEVolvamos ahora a las diferencias genéricas en la vida emocional que constituyen la espoleta ocultade las desavenencias matrimoniales. La investigación ha descubierto la existencia de una diferencia básicaen el valor que asignan los hombres y las mujeres (después incluso de treinta y cinco años de matrimonio)a la comunicación emocional. Por término medio, las mujeres afrontan con más facilidad que los hombreslas molestias que conlleva una disputa matrimonial. Ésta es, al menos, la conclusión a la que ha llegadoRobert Levenson, psicólogo de la Universidad de California, en Berkeley, tras un estudio basado en eltestimonio de 151 parejas que llevaban mucho tiempo casadas.Levenson descubrió que la mayor parte de los maridos tenían una especial aversión a las disputasmatrimoniales, algo que para las mujeres, en cambio, no suponía ningún tipo de problema. «Pero, si bienlos maridos propenden a desbordamientos menos negativos, en cambio, suelen experimentar eldesbordamiento emocional con más facilidad. Y una vez que éste tiene lugar, el menor signo denegatividad de la esposa desencadena una mayor secreción de adrenalina por parte del marido, lo cualsupone que éste requiera de más tiempo para recuperarse fisiológicamente del desbordamiento». Estopuede sugerir, dicho sea de paso, que la típica imperturbabilidad masculina —tan bien representada por elestoico Clint Eastwood— puede no ser más que un mecanismo de defensa contra el posibledesbordamiento emocional.Según Gottman, la razón de que los hombres estén tan predispuestos a atrincherarse en sí mismoshay que buscarla en la protección que esta situación les procura contra el desbordamiento emocional. Lainvestigación ha revelado que cuando se produce este encerramiento en uno mismo, el ritmo cardiacodesciende una media de diez latidos por minuto, proporcionando una sensación subjetiva de consuelo. Pero—y he aquí la paradoja— cuando los hombres inician este proceso de retirada, el ritmo cardíaco de lasmujeres asciende a cotas criticas. Esta danza limbica, en la que cada uno de los miembros de la parejabusca sosiego en tácticas contrapuestas, da lugar a posturas muy distintas ante el enfrentamientoemocional, de modo tal que los hombres tratan de evitarlo con el mismo fervor con el que sus esposas sesienten compelidas a buscarlo.Por esto es por lo que los maridos tienden a encerrarse en si mismos en la misma proporción en quelas mujeres tienden a atacarles. Esta asimetría es la consecuencia de que las mujeres tiendan a prestarmás atención a las cuestiones emocionales. Y esta propensión a sacar a colación las desavenencias y lasprotestas para tratar de resolverlas es la que desata la resistencia de los maridos a comprometerse en algoque posiblemente termine abocando a una acalorada discusión. En el momento en que la mujer percibe elintento del marido de eludir este compromiso, aumenta el volumen y la intensidad de sus demandas ycomienza a criticarle abiertamente. Cuando el marido, como respuesta, se pone a la defensiva y se encierraen si mismo, la mujer se siente frustrada e irritada, añadiendo así más motivos de queja que no hacen sinoincrementar su frustración. Luego, en el momento en que el marido percibe que está siendo objeto de lascríticas y quejas de su esposa, comienza a adoptar un modelo de pensamiento de víctima inocente o dejusta indignación que fácilmente desencadena el desbordamiento. Para protegerse de este desbordamiento,el marido se pone cada vez más a la defensiva atrincherándose en si mismo. Pero recordemos que, en elmomento en que el marido recurre a la táctica del encerramiento es la esposa quien se siente abocada alcallejón sin salida del desbordamiento. Es así cómo el círculo vicioso de las peleas matrimoniales terminadesencadenando una espiral de agresividad completamente descontrolada.CONSEJOS PARA EL MATRIMONIOLa distinta forma en que los hombres y las mujeres se relacionan con los sentimientos dolorosostiene consecuencias tan peligrosas para la vida de relación que tal vez debiéramos preguntarnos ¿qué es loque pueden hacer las parejas para salvaguardar el amor y el afecto que se profesan mutuamente?, o, dicho92
Daniel GolemanInteligencia Emocionalde otro modo, ¿qué es lo que mantiene a salvo al matrimonio? Las investigaciones realizadas sobre lasparejas que perduran a lo largo de los años han llevado a los consejeros matrimoniales a esbozar unconjunto de recomendaciones específicas para hombres y para mujeres, y una serie de consejos decarácter más global aplicables tanto a unos como a otros.Hablando en términos generales, los hombres y las mujeres necesitan remedios emocionalesdiferentes. En este sentido, nuestra recomendación seria que los hombres no trataran de eludir losconflictos sino que, en cambio, intentaran comprender que las llamadas de atención de una esposa o susmuestras de disgusto, pueden estar motivadas por el amor y por el intento de mantener la fluidez y la saludde la relación (aunque, ciertamente, la hostilidad manifiesta también puede responder a otros motivos).La acumulación soterrada de quejas va creciendo en intensidad hasta el momento en que se produceuna explosión, mientras que su expresión abierta, en cambio, libera el exceso de presión. Los maridos, porsu parte, deben comprender que el enfado y el descontento no son sinónimos de un ataque personal sinomeros indicadores de la intensidad emocional con que sus esposas viven la relación.Los hombres también debe permanecer atentos para no tratar de zanjar una discusión antes detiempo proponiendo una solución pragmática precipitada porque, para una esposa, es sumamenteimportante sentir que su marido escucha sus quejas y empatiza con sus sentimientos (lo cual nonecesariamente supone que deba coincidir con ella). En tal caso, la esposa podría interpretar este consejocomo una forma de rechazo, como si sus sentimientos fueran algo absurdo o carente de importancia. Por elcontrario, los maridos que, en lugar de subestimar las quejas de su esposa, permanecen junto a ella enmedio del fragor de una discusión, las hacen sentirse escuchadas y respetadas. Lo que una esposa deseaes que sus sentimientos sean tenidos en cuenta, respetados y valorados, aunque el marido se halle endesacuerdo.No es infrecuente, por tanto, que una esposa se tranquilice cuando sienta que se escucha su puntode vista y se tienen en cuenta sus sentimientos.En lo que respecta a las mujeres, el consejo es muy parecido.Dado que uno de los principales problemas para el hombre es que su esposa suele ser demasiadovehemente al formular sus quejas, ésta debería hacer el esfuerzo de no atacarle personalmente. Una cosaes una queja y otra muy distinta una crítica o una expresión de desprecio personal. Las quejas no sonataques al carácter sino tan sólo la clara afirmación de que una determinada acción resulta inaceptable. Lasagresiones personales suelen provocar la reacción defensiva y el atrincheramiento del marido, lo cual sólocontribuye a aumentar la sensación de frustración y a provocar la escalada de la violencia. También puedeser de gran ayuda el que la esposa trate de formular sus quejas en un contexto más amplio sin dejar deexpresar el amor que pueda sentir hacia su marido.LAS «BUENAS PELEAS»El periódico de hoy nos brinda una lección objetiva sobre la forma más inadecuada de resolver losconflictos que aquejan a los matrimonios. Marlene Lenick se peleó con su esposo Michael porque él queríaver el partido entre los Cowboys de Dallas y los Eagles de Filadelfia, mientras que lo que ella quería era verlas noticias. Cuando su marido se sentó en el sofá dispuesto a ver el partido, la señora Lenick dijo que «yahabía tenido suficiente fútbol» y, acto seguido, se dirigió al dormitorio, cogió un revólver del calibre 38 ydisparó dos veces sobre su esposo. Como consecuencia de este incidente, Marlene ha sido acusada deintento de homicidio con premeditación y puesta en libertad bajo fianza de 50.000 dólares, mientras que elseñor Lenick, por su parte, tuvo suerte y sigue recuperándose de las heridas de bala que rozaron suabdomen y le atravesaron el omóplato izquierdo y el cuello. Por suerte son pocas las disputasmatrimoniales que alcanzan este grado de virulencia pero nos brindan una oportunidad excelente pararevisar aquellas condiciones que pueden infundir un mínimo de inteligencia emocional a la relaciónmatrimonial. Por ejemplo, las parejas más estables expresan abiertamente sus puntos de vista cuandoabordan un tema, una actitud que también pone en juego la capacidad de saber escuchar. Desde un puntode vista emocional, cualquier muestra de empatía constituye una excelente válvula de escape de la tensiónpuesto que lo que generalmente busca un cónyuge dolido es que se tengan en cuenta sus sentimientos.Las parejas que acaban divorciándose suelen mostrarse incapaces de encontrar argumentos quedetengan la escalada de la tensión. La diferencia existente entre las parejas que mantienen una relaciónsaludable y aquéllas otras que terminan divorciándose radica en la presencia o ausencia de vías queayuden a disolver las desavenencias conyugales. Las válvulas de seguridad que impiden que una discusióndesemboque en una explosión de consecuencias irreversibles dependen de acciones tan sencillas comoatajar la discusión a tiempo antes de que se desproporcione, la empatía y el control de la tensión. Estasacciones constituyen una especie de termostato emocional que impide que la expresión de los sentimientos93