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Daniel GolemanInteligencia Emocionalmenor garantía de prosperidad, prestigio ni felicidad, nuestras escuelas y nuestra cultura, en general,siguen insistiendo en el desarrollo de las habilidades académicas en detrimento de la inteligenciaemocional, de ese conjunto de rasgos —que algunos llaman carácter— que tan decisivo resulta paranuestro destino personal.Al igual que ocurre con la lectura o con las matemáticas, por ejemplo, la Vida emocional constituye unámbito —que incluye un determinado conjunto de habilidades— que puede dominarse con mayor o menorpericia. Y el grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades resulta decisivo paradeterminar el motivo por el cual ciertos individuos prosperan en la vida mientras que otros, con un nivelintelectual similar, acaban en un callejón sin salida. La competencia emocional constituye, en suma, unameta-habilidad que determina el grado de destreza que alcanzaremos en el dominio de todas nuestras otrasfacultades (entre las cuales se incluye el intelecto puro).Existen, por supuesto, multitud de caminos que conducen al éxito en la vida, y muchos dominios enlos que las aptitudes emocionales son extraordinariamente importantes. En una sociedad como la nuestra,que atribuye una importancia cada vez mayor al conocimiento, la habilidad técnica es indudablementeesencial.Hay un chiste infantil a este respecto que dice que no deberíamos extrañamos si dentro de unos añostenemos que trabajar para quien hoy en día consideramos «tonto». En cualquiera de los casos, en latercera parte veremos que hasta los «tontos» pueden beneficiarse de la inteligencia emocional paraalcanzar una posición laboral privilegiada. Existe una clara evidencia de que las personas emocionalmentedesarrolladas, es decir, las personas que gobiernan adecuadamente sus sentimientos, y asimismo sabeninterpretar y relacionarse efectivamente con los sentimientos de los demás, disfrutan de una situaciónventajosa en todos los dominios de la vida, desde el noviazgo y las relaciones íntimas hasta la comprensiónde las reglas tácitas que gobiernan el éxito en el seno de una organización. Las personas que handesarrollado adecuadamente las habilidades emocionales suelen sentirse más satisfechas, son máseficaces y más capaces de dominar los hábitos mentales que determinan la productividad. Quienes, por elcontrario, no pueden controlar su vida emocional, se debaten en constantes luchas internas que socavan sucapacidad de trabajo y les impiden pensar con la suficiente claridad.UN TIPO DE INTELIGENCIA DIFERENTEDesde la perspectiva de un observador ocasional, Judy —una niña de cuatro años— pudiera parecerla fea del baile entre sus compañeros, la chica que no participa. la que nunca ocupa el centro sino que semueve en la periferia. Pero el hecho es que, en realidad, Judy es una observadora muy perspicaz de lapolítica social del patio del parvulario, posiblemente quien manifieste mayor sutilidad en la comprensión delos sentimientos de sus compañeros.Esta sutilidad no se hizo patente hasta el día en que su maestra reuniera en torno a sí a todos losniños de cuatro años para jugar un juego al que denominan «el juego de la clase», un test, en realidad, desensibilidad social, en el que se utiliza una especie de casa de muñecas que reproduce el aula y en cuyointerior se dispone una serie de figurillas que llevan en sus cabezas las fotografías del rostro de susmaestros y de sus compañeros.Cuando la maestra le pidió a Judy que situara a cada compañero en la zona del aula en la quepreferiría jugar, Judy lo hizo con una precisión absoluta y, cuando se le pidió que situara a cada niña y acada niño junto a los compañeros con los que más les gustaba jugar. Judy demostró una capacidadciertamente extraordinaria.La minuciosidad de Judy reveló que poseía un mapa social exacto de la clase, una sensibilidadciertamente excepcional para una niña de su edad. Y son precisamente estas habilidades las queposiblemente permitan que Judy termine alcanzando una posición destacada en cualquiera de los camposen los que tengan importancia las «habilidades personales» (como las ventas, la gestión empresarial o ladiplomacia).La brillantez social de Judy —por no decir nada de su precocidad— se ha podido descubrir gracias aque era alumna de la Escuela Infantil Eliot-Pearson —una escuela sita en el campus de la Universidad deTufts— en la que se lleva a cabo el Proyecto Spectrum, un programa de estudios que se dedicadeliberadamente al cultivo de los diferentes tipos de inteligencia. El Proyecto Spectrum reconoce que elrepertorio de habilidades del ser humano va mucho más allá de «las tres erres» (Expresión que se refiere ala triple habilidad de lectura —read—, escritura —write—- y cálculo, —(a)rithmetic—, que constituyen elfundamento tradicional de la educación primaria.) que delimitan la estrecha franja de habilidades verbales yaritméticas en la que se centra la educación tradicional. El programa en cuestión reconoce también que unahabilidad tal como la sensibilidad social de Judy constituye un tipo de talento que la educación debiera27

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