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Daniel GolemanInteligencia EmocionalEsto, sin embargo, puede deberse tanto al método empleado (por ejemplo, el uso de una escala muy pocosensible a la hostilidad) como a la sutileza del efecto en cuestión. La mayoría de muertes causadas por lahostilidad parece ocurrir en la mitad de la vida, y si un estudio no es capaz de seguir y determinar lascausas de la muerte durante este periodo, no podrá advertir esta relación.10. La hostilidad y las enfermedades cardiacas: Redford Williams, The Trusting Heart (Nueva York:Times Books!Random House, 1989).11. Peter Kaufman: mi entrevista con el doctor Kaufman apareció en The New York Times del 1 deseptiembre de 1992.12. El estudio de Stanford sobre la irritabilidad y un segundo ataque al corazón: Carl Thoreson,presentado en el International Congress of Behavioral Medicine, Uppsala, Suecia (julio de 1990).13. Lynda H. Powell, “Emotional Arousal as a Predictor of Long-Term Mortality and Morbidity in PostM.I. Men”, en Circulation, vol. 82, n0 4, suplemento III, octubre de 1990.14. Murray A. Mittleman, “Triggering of Myocardial Infarction Onset by Episodes of Anger”, enCirculation, vol. 89, nº 2 (1994).15. La represión del enfado aumenta la tensión arterial: Robert Levenson, “Can We Control OurEmotions, an How Does Such Control Change an Emotional Episode?”, en Richard Davidson y Paul Ekman,eds., Fundamental Questions About Emotions (Nueva York: Oxford University Press, 1995).16. El estilo personal hostil: escribí acerca de la investigación realizada por Redford Williams sobre elenojo y el corazón en The New York Times Good Health Magazine del 16 de abril de 1989.17. Reducción del 44% en la incidencia de un segundo ataque cardíaco: Thoreson, op. cit.18. El programa del doctor Williams para controlar el enfado: Williams, The Trusting Heart.19. La mujer preocupada: Timothy Brown et al., “Generalized Anxiety Disorder”, en David H. Barlow,ed., Clinical Handbook of Psychological Disorders (Nueva York: Guilford Press, 1993).20. Estrés y metástasis: Bruce McEwen y Eliot Stellar, “Stress and the Individual MechanismsLeading to Disease”, en Archives of Internal Medicine, 153 (27 de septiembre de 1993). El estudio al que serefieren los autores de este artículo es obra de M. Robertson y J. Ritz, “Biology and Clinical Relevance ofHuman Natural Killer Celís”, en Blood , 76(1990).21. Existen múltiples razones, aparte de las meramente biológicas, que explican por qué las personasestresadas son más vulnerables a la enfermedad. Una de ellas es que las alternativas que más suelenutilizarse para tratar de disipar la ansiedad —como, por ejemplo, fumar, beber o comer copiosamente—son, en sí mismas, insanas. Otra razón es que la preocupación y la ansiedad constantes pueden provocarque la persona pierda el sueño o se muestre reacia a seguir el tratamiento médico que se le ha recetado,todo lo cual no hace sino contribuir a prolongar la enfermedad. Pero lo más probable es que, en lo que serefiere a la relación entre el estrés y la enfermedad, todos estos factores actúen conjuntamente.22. El estrés debilita el sistema inmunológico: en una determinada investigación sobre el estrésrealizada con estudiantes de medicina, éstos no sólo manifestaron un escaso control inmunológico frente alvirus del herpes sino también un descenso en la capacidad de los glóbulos blancos para acabar con lascélulas infecciosas, así como Al un incremento paralelo de los niveles de una sustancia asociada a ladisminución de la capacidad inmunológica de los linfocitos. Véase, a este respecto, Ronald Glaser y JaniceKiecolt-Glaser, “Stress-Associated Depression in Cellular Immunity”, Brain, Behavior, and Immunit-v, 1(1987). No obstante, la mayor parte de las investigaciones que han tratado de demostrar la relación entre elestrés y el debilitamiento de las defensas inmunológicas no dejan suficientemente claro que estos nivelesdisminuyan tanto como para comportar un riesgo clínico.23. Estrés y resfriado: Sheldon Cohen et al., “Psychological Stress and Susceptibility to the CommonCoId”, en New England Joarnal of Medicine, 325 (1991).24. Los contratiempos de la vida cotidiana y la infección: Arthur Stone ct al., “Secretory IgA as aMeasure of Immunocompetence”, en Journal of Human Srress. 13 (1987). En otro estudio, 246 esposos,viudas y niños mantuvieron un control diario de las tensiones que se producían en su vida familiar duranteun episodio de gripe. Aquéllos que tenían crisis familares más frecuentes también manifestaban una tasamás alta de gripe, determinada en función de los días con fiebre y de los niveles de anticuerpos. Véase R.D. Clover et al., “Family Functioning and Stress as Predictors of Influenza B Infection”. Journal of FamilvPractice, 28 (mayo de 1989).25.El estrés y la infección del virus del herpes: véanse en este sentido, los estudios llevados a cabopor Ronald Glaser y Janice KiecoltGlaser, entre los que cabe destacar “Psychological Influences onlmmunity”, en American Psychologist, 43 (1988). La relación existente entre el herpes y el estrés es tanevidente que se ha podido demostrar mediante un estudio de tan sólo diez pacientes en el que se utilizó laerupción del herpes como medida. El estudio demostró que cuanto mayor eran la ansiedad, las disputas yel estrés manifestado por los pacientes, mayor era también la tendencia a sufrir erupciones de herpes en205

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