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Daniel GolemanInteligencia EmocionalEste tipo de crítica deja a quien la recibe avergonzado, disgustado, ultrajado y humillado, y es muy probableque termine abocando a una reacción defensiva que no contribuya en nada a mejorar la situación.Las críticas cargadas de quejas suelen ser muy destructivas, especialmente en el caso de que nosólo se transmitan mediante las palabras sino que se expresen de forma airada y recurriendo también altono de voz y al gesto. La forma más evidente consiste en la ridiculización o el insulto directo («idiota»,«puta» o «cabrón»), pero la verdad es que el lenguaje corporal puede alcanzar el mismo grado deensañamiento que el ataque verbal (un gesto despectivo, fruncir el labio —la señal universal del disgusto—o poner los ojos en blanco en un gesto de resignación).La impronta facial de la queja consiste en la contracción de los músculos que retraen los extremos dela boca hacia los lados (normalmente hacia la izquierda) y en la elevación de los ojos. La presencia tácitade esa expresión emocional en el rostro de uno de los esposos aumenta el ritmo cardiaco del otro en dos otres latidos por minuto. Esta comunicación soterrada termina provocando un efecto fisiológico ya que, segúndescubrió Gottman, si un marido muestra con frecuencia su desprecio de este modo, la esposa acusará unaclara propensión hacia una gama concreta de problemas de salud que van desde el simple resfriado hastala gripe, las infecciones de vejiga y los desórdenes gastrointestinales. Y Gottman considera que, cuando elrostro de la esposa expresa contrariedad —el pariente próximo del reproche— cuatro o más veces duranteuna conversación de quince minutos, es un síntoma de que la pareja se separará en un periodo máximo decuatro años.Pero aunque las protestas o las expresiones ocasionales de disgusto no suelen conducir a ladisgregación del matrimonio, constituyen un factor de riesgo equivalente al hecho de fumar o de padeceruna elevada tasa de colesterol para terminar desarrollando una enfermedad cardiaca; de modo que, cuantomás intensa y prolongada sea la descarga de este tipo de emociones, mayor será el peligro. En el caminoque conduce hasta el divorcio, cada una de estas situaciones sienta las bases para la siguiente, en unaescala de sufrimiento creciente. De este modo, las quejas, las desavenencias y las criticas frecuentesconstituyen peligrosos indicadores que evidencian que la mujer o el marido han establecido un veredictoconcluyente de culpabilidad sobre el otro. Esta condena inapelable constituye una pauta negativa y hostil depensamiento que desemboca fácilmente en agresiones que hacen que el receptor se ponga a la defensiva yse apreste de inmediato al contraataque.Los dos polos de la pauta de respuesta de lucha-o-huida constituyen las dos modalidades extremasde reacción del cónyuge que se siente atacado. Lo más común es devolver el ataque con una explosiónde ira pero esta vía suele concluir en una estéril disputa a voz en grito. Por su parte, la huida, la otrarespuesta alternativa, puede llegar a ser más perniciosa todavía, especialmente en el caso de que conllevela retirada a un silencio sepulcral.La táctica del cerrojo constituye la última defensa. La persona que se cierra sobre sí misma se limitaa quedarse en blanco, a inhibirse de la conversación respondiendo lacónicamente o manteniendo unsilencio y una expresión pétrea, una táctica que envía un poderoso y contundente mensaje que combina eldistanciamiento, la superioridad y el rechazo. Esta pauta es fácilmente observable en los matrimonios conproblemas y en el 85% de los casos es el marido quien se encierra en sí mismo como respuesta a unaesposa que lo acosa con constantes quejas y críticas. Pero una vez que termina estableciéndose comorespuesta habitual tiene un efecto devastador sobre la salud de la relación porque aborta toda posibilidadde resolver las desavenencias.PENSAMIENTOS TOXICOSLos niños están alborotando más de la cuenta y Martin —su padre— está cada vez más irritado.Entonces se dirige a su esposa Melanie con un agresivo:—Querida ¿no crees que los chicos deberían estarse quietos?(Pero lo que en realidad está pensando es: «Melanie es demasiado permisiva con los niños».)Ante el irritante comentario de su marido, Melanie se enoja. Entonces, su rostro se tensa, frunce elceño y replica:—Sólo están jugando un rato. No tardarán mucho en acostarse.(Pero su auténtico pensamiento es: «ya está Martin quejándose otra vez».)Ahora es Martin quien se halla ostensiblemente enfadado e, inclinándose amenazadoramente haciadelante con los puños apretados, exclama:—¿No podrías acostarlos ahora mismo, querida?89

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