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2013 157 Revista de las causas y consecuencias

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WILLYAM JAYDespués exigió que se hiciera constar en el acta <strong>de</strong> la sesión que él sehabía rehusado a votar y la razón que ofrecía. La audacia y la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<strong>de</strong> criterio que exhibió en esa ocasión, tan nuevas comoinesperadas, tan opuestas a la sumisión usual entre los políticos <strong>de</strong>lNorte a los dictados <strong>de</strong> los políticos <strong>de</strong>l Sur, inmediatamente atrajeronsobre él <strong>las</strong> miradas <strong>de</strong> sus compatriotas, y no cesó el pueblo <strong>de</strong>observarIo, hasta que doce años mas tar<strong>de</strong> vió sus restos colmados <strong>de</strong>honores, reverentemente <strong>de</strong>positados en la tumba <strong>de</strong> sus antepasados.El propio Adams <strong>de</strong>claró en presencia <strong>de</strong> los autores y partidarios<strong>de</strong> aquella ley <strong>de</strong> la mordaza, que era “un <strong>de</strong>creto infame”. Sin temoralguno la atribuyó a motivos incalificables y luchó contra ella enuna campaña tan vigorosa como inflexible, por medio <strong>de</strong> discursosen la Cámara y ante el público y en cartas que dirigió por la prensa asus propios comitentes y al pueblo <strong>de</strong> los Estados Unidos, hasta quepor fin en diciembre <strong>de</strong> 1845, tuvo la gloria <strong>de</strong> obtener un acuerdo <strong>de</strong>lCongreso en favor <strong>de</strong> la <strong>de</strong>rogación <strong>de</strong> aquella ley.A juicio <strong>de</strong> los miembros surianos <strong>de</strong>l Congreso, no podía haber abominaciónninguna comparable al <strong>de</strong>recho que ellos negaban a los esclavos,<strong>de</strong> elevar peticiones al cuerpo legislativo nacional. Esto eraa sus ojos una atrocidad, pues constituía un golpe fatal al principio<strong>de</strong> autoridad <strong>de</strong> los amos. Sin embargo <strong>de</strong> ello, Mr. Adams dijo a lacámara:“Si los esclavos estuviesen trabajando bajo injusticias y afliccionesajenas a su condición <strong>de</strong> esclavos, pero propias <strong>de</strong> sunaturaleza como seres humanos, nacidos para sufrir como <strong>las</strong>chispas nacen con ten<strong>de</strong>ncia a elevarse; y si tuviese la Cámarael po<strong>de</strong>r y la capacidad para remediar su situación; y si laCámara me lo permitiese, con toda seguridad que yo presentaríala petición <strong>de</strong> esos seres en tal sentido; y si confesar estomerece la censura <strong>de</strong> la Cámara, estoy dispuesto a recibirla.Yo no negaría el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> petición a los esclavos. Yo no lenegaría ese <strong>de</strong>recho ni a un caballo ni a un perro, si esos serespudieran articular palabra para expresar sus sufrimientos yestuviese en mi mano socorrerlos”.Cuando un miembro suriano <strong>de</strong>l Congreso amenazó a Mr. Adamscon consignarlo por su actitud antiesclavista, le contestó:352

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