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2013 157 Revista de las causas y consecuencias

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WILLYAM JAYeste país es una i<strong>de</strong>a extraña esa <strong>de</strong> inquirir respecto al árbolgenealógico <strong>de</strong> un hombre para saber si tiene o no <strong>de</strong>recho<strong>de</strong> voto. Decidme por qué insistís en conce<strong>de</strong>r este privilegioa los peores elementos <strong>de</strong> vuestro propio color, en tanto quelo rehusáis a los mejores <strong>de</strong> esos hombres que tienen parte <strong>de</strong>su sangre <strong>de</strong> otra raza”.Los miembros surianos rechazaron con <strong>de</strong>sprecio la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> reconocera la República <strong>de</strong> Haití, con motivo <strong>de</strong>l color <strong>de</strong> sus ciudadanos; yMr. Adams provocó la indignación <strong>de</strong> esos diputados porque sostuvocon mucha vehemencia que era un <strong>de</strong>ber y un acto <strong>de</strong> buena políticaentablar relaciones diplomáticas con aquel país.En 1839, unos treinta o cuarenta africanos que se habían importado<strong>de</strong> La Habana, en camino <strong>de</strong> aquel puerto a <strong>las</strong> plantaciones <strong>de</strong> losdos finqueros americanos que los compraron, se apo<strong>de</strong>raron <strong>de</strong>l barcoy llegaron a nuestras aguas trayendo a sus amos cautivos, pues loshabían capturado. Todo el apoyo <strong>de</strong>l Gobierno y <strong>de</strong> los esclavistas sepuso inmediatamente <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> aquellos dos amos, quienes, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñandola ley y los tratados, habían adquirido en propiedad a esos africanos,cuyo <strong>de</strong>recho legal a la libertad era el mismo <strong>de</strong> sus compradores.Aquellos esclavistas habían tratado <strong>de</strong> impedir que los capturaranlos cruceros británicos, valiéndose <strong>de</strong> pasaportes aduanales falsos yfraudulentos. El caso llegó a la Suprema Corte <strong>de</strong> Justicia <strong>de</strong> los EstadosUnidos y Mr. Adams ofreció a los negros espontáneamente susservicios <strong>de</strong> abogado. Por cierto que aprovechó la ocasión para exhibirla sumisión abyecta <strong>de</strong>l Gobierno a los intereses esclavistas y obtuvoun fallo por el cual se puso en libertad a los infelices africanos.No necesito recordar a mis lectores la burla y el aborrecimiento conque eran vistos en esa época los partidarios <strong>de</strong> la abolición <strong>de</strong> la esclavitud,tanto en el Norte como en el Sur, ni cómo se consi<strong>de</strong>rabanpatriotas todos los intentos que se hacían entonces <strong>de</strong> acallar a losabolicionistas con insultos y violencias. Una <strong>de</strong> <strong>las</strong> agrupaciones másodiadas entonces, la Sociedad Antiesclavista <strong>de</strong> Massachusetts, enmomentos <strong>de</strong> alta excitación pública, invitó a Mr. Adams a concurrira una <strong>de</strong> sus celebraciones. Y él contestó: “Me daría gran placer aceptarla invitación”; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> excusarse con motivo <strong>de</strong> su mala saludy su falta <strong>de</strong> tiempo, agregó:358

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