13.07.2015 Views

2013 157 Revista de las causas y consecuencias

2013 157 Revista de las causas y consecuencias

2013 157 Revista de las causas y consecuencias

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

REVISTA DE LAS CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA GUERRA MEXICANA“¿Y cree ese caballero que me asusta y me hace <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong>mis propósitos con su amenaza <strong>de</strong> someterme a un gran jurado?No soy el hombre que él se imagina. A mí no me apartará<strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber la indignación <strong>de</strong> ese caballero ni la amenaza <strong>de</strong>todos los gran<strong>de</strong>s jurados <strong>de</strong>l universo”.Como el esclavismo exigía para su protección que se suprimieran el<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> petición y la libertad <strong>de</strong> palabra, Mr. Adams se puso apreguntar por todas partes en los Estados libres, a todos los abolicionistas,si era justo que la esclavitud exigiera semejante sacrificio.Habló <strong>de</strong> ella como <strong>de</strong> “una institución que reta a Dios”. Mr. Clayhabía sostenido que el esclavo era una propiedad que <strong>las</strong> leyes habíanconsagrado. Pero Mr. Adams replicó: “El alma <strong>de</strong>l hombre no pue<strong>de</strong>convertirse por ley humana alguna en propiedad <strong>de</strong> otro hombre.Quien posee un esclavo es dueño <strong>de</strong> un cuerpo vivo, pero no es dueño<strong>de</strong> un hombre”. Y <strong>de</strong>claró a<strong>de</strong>más: “Mi oposición inflexible a la esclavitudalienta en cada latido <strong>de</strong> mi corazón. El aborrecimiento queme inspira, débil e ineficaz como puedan serlo los clamores <strong>de</strong> unavoz <strong>de</strong>sfalleciente, se escuchara mientras que<strong>de</strong> aliento en mí paraexpresarlo”. En presencia <strong>de</strong> los miembros esclavistas <strong>de</strong>l Congresoconfesó que en sus oraciones a Dios Todopo<strong>de</strong>roso diariamente lepedía la abolición <strong>de</strong> la esclavitud. El comercio <strong>de</strong> esclavos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>lpaís no escapaba a su anatema: “Si el comercio <strong>de</strong> esclavos africanoses un acto <strong>de</strong> piratería, no tiene por qué consi<strong>de</strong>rarse inocente el tráfico<strong>de</strong> esclavos americanos, ni es posible negar el carácter más graveaún que reviste este último”.De la reconocida maldad <strong>de</strong>l comercio <strong>de</strong> esclavos africanos, <strong>de</strong>ducíaMr. Adams lógicamente la maldad <strong>de</strong> la esclavitud misma. Decía:“Si el comercio <strong>de</strong> esclavos africanos es piratería, la razón humanano podrá resistir ni los sofismas humanos podrán refutarla conclusión <strong>de</strong> que la esencia <strong>de</strong> este crimen no consisteen el tráfico, sino en la esclavitud. El tráfico no tiene por símismo nada <strong>de</strong> criminal según la ley <strong>de</strong> la naturaleza”.En una época en que los políticos y los falsos patriotas se empeñabanen impedir toda discusión respecto a la esclavitud con el pretexto <strong>de</strong>que sería fatal para la Unión, Mr. Adams pronunció el cuatro <strong>de</strong> julioun discurso en que <strong>de</strong>claraba que:353

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!