30.09.2016 Views

America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

años, y <strong>en</strong> qué abatimi<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> qué desesperación caí muchas veces” (ibíd.). Pero no fue dejado solo <strong>en</strong><br />

brazos del desali<strong>en</strong>to. Cuando le faltaba <strong>la</strong> ayuda de los hombres, <strong>la</strong> esperaba de Dios solo y apr<strong>en</strong>dió así<br />

a confiar sin reserva <strong>en</strong> su brazo todopoderoso.<br />

A un amigo de <strong>la</strong> Reforma escribió Lutero: “No se puede llegar a compr<strong>en</strong>der <strong>la</strong>s Escrituras, ni<br />

con el estudio, ni con <strong>la</strong> intelig<strong>en</strong>cia; vuestro primer deber es pues empezar <strong>por</strong> <strong>la</strong> oración. Pedid al Señor<br />

que se digne, <strong>por</strong> su gran misericordia, concederos el verdadero conocimi<strong>en</strong>to de su Pa<strong>la</strong>bra. No hay otro<br />

intérprete de <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios, que el mismo Autor de esta Pa<strong>la</strong>bra, según lo que ha dicho:‘Todos serán<br />

<strong>en</strong>señados de Dios’. Nada esperéis de vuestros estudios ni de vuestra intelig<strong>en</strong>cia; confiad únicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

Dios y <strong>en</strong> <strong>la</strong> influ<strong>en</strong>cia de su Espíritu. Creed a un hombre que lo ha experim<strong>en</strong>tado” (ibíd., cap. 7). Aqui<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una lección de vital im<strong>por</strong>tancia los que si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> que Dios les ha l<strong>la</strong>mado para pres<strong>en</strong>tar a otros <strong>en</strong><br />

estos tiempos <strong>la</strong>s verdades grandiosas de su Pa<strong>la</strong>bra. Estas verdades despertarán <strong>la</strong> <strong>en</strong>emistad del diablo<br />

y de los hombres que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> mucha estimación <strong>la</strong>s fábu<strong>la</strong>s inv<strong>en</strong>tadas <strong>por</strong> él. En <strong>la</strong> lucha contra <strong>la</strong>s<br />

pot<strong>en</strong>cias del mal necesitamos algo más que nuestro propio intelecto y <strong>la</strong> sabiduría de los hombres.<br />

Mi<strong>en</strong>tras que los <strong>en</strong>emigos ape<strong>la</strong>ban a <strong>la</strong>s costumbres y a <strong>la</strong> tradición, o a los testimonios y a <strong>la</strong><br />

autoridad del papa, Lutero los atacaba con <strong>la</strong> Biblia y solo con <strong>la</strong> Biblia. En el<strong>la</strong> había argum<strong>en</strong>tos que<br />

ellos no podían rebatir; <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, los esc<strong>la</strong>vos del formalismo y de <strong>la</strong> superstición pedían a gritos<br />

<strong>la</strong> sangre de Lutero, como los judíos habían pedido <strong>la</strong> sangre de Cristo. “Es un hereje—decían los fanáticos<br />

romanistas—. ¡Es un crim<strong>en</strong> de alta traición contra <strong>la</strong> iglesia dejar vivir una hora más tan horrible hereje:<br />

que prepar<strong>en</strong> al punto un cadalso para él!” (ibíd., cap. 9). Pero Lutero no fue víctima del furor de ellos.<br />

Dios le t<strong>en</strong>ía reservada una tarea; y mandó a los ángeles del cielo para que le protegies<strong>en</strong>. Pero muchos<br />

de los que recibieron de él <strong>la</strong> preciosa luz resultaron b<strong>la</strong>nco de <strong>la</strong> ira del demonio, y <strong>por</strong> causa de <strong>la</strong> verdad<br />

sufrieron vali<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te el torm<strong>en</strong>to y <strong>la</strong> muerte.<br />

Las <strong>en</strong>señanzas de Lutero despertaron <strong>por</strong> toda Alemania <strong>la</strong> at<strong>en</strong>ción de los hombres reflexivos.<br />

Sus sermones y demás escritos arrojaban rayos de luz que alumbraban y despertaban a miles y miles de<br />

personas. Una fe viva fue reemp<strong>la</strong>zando el formalismo muerto <strong>en</strong> que había estado vivi<strong>en</strong>do <strong>la</strong> iglesia <strong>por</strong><br />

tanto tiempo. El pueblo iba perdi<strong>en</strong>do cada día <strong>la</strong> confianza que había depositado <strong>en</strong> <strong>la</strong>s supersticiones de<br />

Roma. Poco a poco iban desapareci<strong>en</strong>do <strong>la</strong>s val<strong>la</strong>s de los prejuicios. La Pa<strong>la</strong>bra de Dios, <strong>por</strong> medio de <strong>la</strong><br />

101

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!