30.09.2016 Views

America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Así fue como los que estaban estudiando ese asunto <strong>en</strong>contraron pruebas irrefutables de <strong>la</strong><br />

exist<strong>en</strong>cia de un santuario <strong>en</strong> el cielo. Moisés hizo el santuario terr<strong>en</strong>al según un modelo que le fue<br />

<strong>en</strong>señado. San Pablo dec<strong>la</strong>ra que ese modelo era el verdadero santuario que está <strong>en</strong> el cielo. Y San Juan<br />

afirma que lo vio <strong>en</strong> el cielo. En el templo celestial, <strong>la</strong> morada de Dios, su trono está as<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> juicio<br />

y <strong>en</strong> justicia. En el lugar santísimo está su ley, <strong>la</strong> gran reg<strong>la</strong> de justicia <strong>por</strong> <strong>la</strong> cual es probada toda <strong>la</strong><br />

humanidad. El arca, que conti<strong>en</strong>e <strong>la</strong>s tab<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> ley, está cubierta con el propiciatorio, ante el cual<br />

Cristo ofrece su sangre a favor del pecador. Así se repres<strong>en</strong>ta <strong>la</strong> unión de <strong>la</strong> justicia y de <strong>la</strong> misericordia<br />

<strong>en</strong> el p<strong>la</strong>n de <strong>la</strong> red<strong>en</strong>ción humana. Solo <strong>la</strong> sabiduría infinita podía idear semejante unión, y solo el<br />

poder infinito podía realizar<strong>la</strong>; es una unión que ll<strong>en</strong>a todo el cielo de admiración y adoración. Los<br />

querubines del santuario terr<strong>en</strong>al que miraban rever<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te hacia el propiciatorio, repres<strong>en</strong>taban el<br />

interés con el cual <strong>la</strong>s huestes celestiales contemp<strong>la</strong>n <strong>la</strong> obra de red<strong>en</strong>ción.<br />

Es el misterio de misericordia que los ángeles desean contemp<strong>la</strong>r, a saber: que Dios puede ser<br />

justo al mismo tiempo que justifica al pecador arrep<strong>en</strong>tido y reanuda sus re<strong>la</strong>ciones con <strong>la</strong> raza caída;<br />

que Cristo pudo humil<strong>la</strong>rse para sacar a innumerables multitudes del abismo de <strong>la</strong> perdición y<br />

revestir<strong>la</strong>s con <strong>la</strong>s vestiduras inmacu<strong>la</strong>das de su propia justicia, a fin de unir<strong>la</strong>s con ángeles que no<br />

cayeron jamás y permitirles vivir para siempre <strong>en</strong> <strong>la</strong> pres<strong>en</strong>cia de Dios. La obra mediadora de Cristo<br />

<strong>en</strong> favor del hombre se pres<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> esta hermosa profecía de Zacarías re<strong>la</strong>tiva a Aquel “cuyo nombre<br />

es El Vástago”. El profeta dice: “Sí, edificará el templo de Jehová, y llevará sobre sí <strong>la</strong> gloria; y se<br />

s<strong>en</strong>tará y reinará sobre su trono, si<strong>en</strong>do Sacerdote sobre su trono; y el consejo de <strong>la</strong> paz estará <strong>en</strong>tre los<br />

dos”. Zacarías 6:12, 13 (VM).<br />

“Sí, edificará el templo de Jehová”. Por su sacrificio y su mediación, Cristo es el fundam<strong>en</strong>to<br />

y el edificador de <strong>la</strong> iglesia de Dios. El apóstol Pablo le seña<strong>la</strong> como “<strong>la</strong> piedra principal del ángulo:<br />

<strong>en</strong> <strong>la</strong> cual todo el edificio, bi<strong>en</strong> trabado consigo mismo, va creci<strong>en</strong>do para ser un templo santo <strong>en</strong> el<br />

Señor; <strong>en</strong> qui<strong>en</strong>—dice—vosotros también sois edificados juntam<strong>en</strong>te, para ser morada de Dios, <strong>en</strong><br />

virtud del Espíritu”. Efesios 2:20-22 (VM). “Y llevará sobre sí <strong>la</strong> gloria”. Es a Cristo a qui<strong>en</strong> pert<strong>en</strong>ece<br />

<strong>la</strong> gloria de <strong>la</strong> red<strong>en</strong>ción de <strong>la</strong> raza caída. Por toda <strong>la</strong> eternidad, el canto de los redimidos será: “A Aquel<br />

que nos ama, y nos ha <strong>la</strong>vado de nuestros pecados <strong>en</strong> su misma sangre, [...] a él sea <strong>la</strong> gloria y el<br />

360

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!