30.09.2016 Views

America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

fueron aceptadas <strong>la</strong>s nuevas doctrinas <strong>por</strong> [...] Antonio Herrezuelo, abogado de gran tal<strong>en</strong>to, y <strong>por</strong><br />

miembros de <strong>la</strong>s familias de los marqueses de <strong>la</strong> Mota y de Alcañices. En <strong>la</strong> ciudad de Zamora, Don<br />

Cristóbal de Padil<strong>la</strong> era cabeza de los protestantes”. De estos los había también <strong>en</strong> Castil<strong>la</strong> <strong>la</strong> Vieja, <strong>en</strong><br />

Logroño, <strong>en</strong> <strong>la</strong> raya de Navarra, <strong>en</strong> Toledo y <strong>en</strong> <strong>la</strong>s provincias de Granada, Murcia, Val<strong>en</strong>cia y Aragón.<br />

“Formaron agrupaciones <strong>en</strong> Zaragoza, Huesca, Barbastro y <strong>en</strong> otras muchas ciudades” (ibíd.).<br />

Respecto al carácter y posición social de los que se unieron al movimi<strong>en</strong>to reformador <strong>en</strong> España,<br />

se expresa así el historiador: “Tal vez no hubo nunca <strong>en</strong> país alguno tan gran pro<strong>por</strong>ción de personas<br />

ilustres, <strong>por</strong> su cuna o <strong>por</strong> su saber, <strong>en</strong>tre los convertidos a una religión nueva y proscrita. Esta<br />

circunstancia ayuda a explicar el hecho singu<strong>la</strong>r de que un grupo de disid<strong>en</strong>tes que no bajaría de dos mil<br />

personas, diseminadas <strong>en</strong> tan vasto país, y débilm<strong>en</strong>te re<strong>la</strong>cionadas unas con otras, hubiese logrado<br />

comunicar sus ideas y t<strong>en</strong>er sus reuniones privadas durante cierto número de años, sin ser descubierto <strong>por</strong><br />

un tribunal tan celoso como lo fue el de <strong>la</strong> Inquisición” (ibíd.).<br />

Al paso que <strong>la</strong> Reforma se propagaba <strong>por</strong> todo el norte de España, con Val<strong>la</strong>dolid <strong>por</strong> c<strong>en</strong>tro, una<br />

obra de igual im<strong>por</strong>tancia, c<strong>en</strong>tralizada <strong>en</strong> Sevil<strong>la</strong>, llevábase a cabo <strong>en</strong> el sur. Merced a una serie de<br />

circunstancias provid<strong>en</strong>ciales, Rodrigo de Valero, jov<strong>en</strong> acauda<strong>la</strong>do, fue inducido a apartarse de los<br />

deleites y pasatiempos de los ricos ociosos y a hacerse heraldo del evangelio de Cristo. Consiguió un<br />

ejemp<strong>la</strong>r de <strong>la</strong> Vulgata, y aprovechaba todas <strong>la</strong>s o<strong>por</strong>tunidades para apr<strong>en</strong>der el <strong>la</strong>tín, <strong>en</strong> que estaba escrita<br />

su Biblia. “A fuerza de estudiar día y noche”, pronto logró familiarizarse con <strong>la</strong>s <strong>en</strong>señanzas de <strong>la</strong>s<br />

Sagradas Escrituras. El ideal sost<strong>en</strong>ido <strong>por</strong> el<strong>la</strong>s era tan pat<strong>en</strong>te y difer<strong>en</strong>te del clero, que Valero se sintió<br />

obligado a hacerle ver a este cuánto se habían apartado del cristianismo primitivo todas <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses sociales,<br />

tanto <strong>en</strong> cuanto a <strong>la</strong> fe como <strong>en</strong> cuanto a <strong>la</strong>s costumbres; <strong>la</strong> corrupción de su propia ord<strong>en</strong>, que había<br />

contribuido a inficionar toda <strong>la</strong> comunidad cristiana; y el sagrado deber que le incumbía a <strong>la</strong> ord<strong>en</strong> de<br />

aplicar inmediato y radical remedio antes que el mal se volviera del todo incurable. Estas repres<strong>en</strong>taciones<br />

iban siempre acompañadas de una ape<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong>s Sagradas Escrituras como autoridad suprema <strong>en</strong> materia<br />

de religión, y de una exposición de <strong>la</strong>s principales doctrinas que aquel<strong>la</strong>s <strong>en</strong>señan” (ibíd., cap. 4). “Y esto<br />

lo decía—escribe Cipriano de Valera—no <strong>por</strong> rincones, sino <strong>en</strong> medio de <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>zas y calles, y <strong>en</strong> <strong>la</strong>s<br />

gradas de Sevil<strong>la</strong>”. Cipriano de Valera, Dos tratados del papa, y de <strong>la</strong> misa, 242-246.<br />

197

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!