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America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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no temeremos aunque <strong>la</strong> tierra sea conmovida, y aunque <strong>la</strong>s montañas se tras<strong>la</strong>d<strong>en</strong> al c<strong>en</strong>tro de los mares;<br />

aunque bram<strong>en</strong> y se turb<strong>en</strong> sus aguas, aunque tiembl<strong>en</strong> <strong>la</strong>s montañas a causa de su bravura”. Salmos 46:1-<br />

3 (VM).<br />

Mi<strong>en</strong>tras estas pa<strong>la</strong>bras de santa confianza se elevan hacia Dios, <strong>la</strong>s nubes se retiran, y el cielo<br />

estrel<strong>la</strong>do bril<strong>la</strong> con espl<strong>en</strong>dor indescriptible <strong>en</strong> contraste con el firmam<strong>en</strong>to negro y severo <strong>en</strong> ambos<br />

<strong>la</strong>dos. La magnific<strong>en</strong>cia de <strong>la</strong> ciudad celestial rebosa <strong>por</strong> <strong>la</strong>s puertas <strong>en</strong>treabiertas. Entonces aparece <strong>en</strong> el<br />

cielo una mano que sosti<strong>en</strong>e dos tab<strong>la</strong>s de piedra puestas una sobre otra. El profeta dice: “D<strong>en</strong>unciarán<br />

los cielos su justicia; <strong>por</strong>que Dios es el juez”. Salmos 50:6. Esta ley santa, justicia de Dios, que <strong>en</strong>tre<br />

tru<strong>en</strong>os y l<strong>la</strong>mas fue proc<strong>la</strong>mada desde el Sinaí como guía de <strong>la</strong> vida, se reve<strong>la</strong> ahora a los hombres como<br />

norma del juicio. La mano abre <strong>la</strong>s tab<strong>la</strong>s <strong>en</strong> <strong>la</strong>s cuales se v<strong>en</strong> los preceptos del Decálogo inscritos como<br />

con letras de fuego. Las pa<strong>la</strong>bras son tan distintas que todos pued<strong>en</strong> leer<strong>la</strong>s. La memoria se despierta, <strong>la</strong>s<br />

tinieb<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> superstición y de <strong>la</strong> herejía desaparec<strong>en</strong> de todos los espíritus, y <strong>la</strong>s diez pa<strong>la</strong>bras de Dios,<br />

breves, inteligibles y ll<strong>en</strong>as de autoridad, se pres<strong>en</strong>tan a <strong>la</strong> vista de todos los habitantes de <strong>la</strong> tierra.<br />

Es imposible describir el horror y <strong>la</strong> desesperación de aquellos que pisotearon los santos preceptos<br />

de Dios. El Señor les había dado su ley con <strong>la</strong> cual hubieran podido comparar su carácter y ver sus defectos<br />

mi<strong>en</strong>tras que había aún o<strong>por</strong>tunidad para arrep<strong>en</strong>tirse y reformarse; pero con el afán de asegurarse el favor<br />

del mundo, pusieron a un <strong>la</strong>do los preceptos de <strong>la</strong> ley y <strong>en</strong>señaron a otros a transgredirlos. Se empeñaron<br />

<strong>en</strong> obligar al pueblo de Dios a que profanase su sábado. Ahora los cond<strong>en</strong>a aquel<strong>la</strong> misma ley que<br />

despreciaran. Ya echan de ver que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> disculpa. Eligieron a qui<strong>en</strong> querían servir y adorar. “Entonces<br />

vosotros volveréis, y echaréis de ver <strong>la</strong> difer<strong>en</strong>cia que hay <strong>en</strong>tre el justo y el injusto; <strong>en</strong>tre aquel que sirve<br />

a Dios, y aquel que no le sirve”. Ma<strong>la</strong>quías 3:18 (VM).<br />

Los <strong>en</strong>emigos de <strong>la</strong> ley de Dios, desde los ministros hasta el más insignificante <strong>en</strong>tre ellos,<br />

adquier<strong>en</strong> un nuevo concepto de lo que es <strong>la</strong> verdad y el deber. Reconoc<strong>en</strong> demasiado tarde que el día de<br />

reposo del cuarto mandami<strong>en</strong>to es el sello del Dios vivo. V<strong>en</strong> demasiado tarde <strong>la</strong> verdadera naturaleza de<br />

su falso día de reposo y el fundam<strong>en</strong>to ar<strong>en</strong>oso sobre el cual construyeron. Se dan cu<strong>en</strong>ta de que han<br />

estado luchando contra Dios. Los maestros de <strong>la</strong> religión condujeron <strong>la</strong>s almas a <strong>la</strong> perdición mi<strong>en</strong>tras<br />

profesaban guiar<strong>la</strong>s hacia <strong>la</strong>s puertas del paraíso. No se sabrá antes del día del juicio final cuán grande es<br />

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