30.09.2016 Views

America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Al notar el legado el efecto que produjeran <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras de Lutero, temió, como nunca había<br />

temido, <strong>por</strong> <strong>la</strong> seguridad del poder papal, y resolvió echar mano de todos los medios que estuvies<strong>en</strong> a su<br />

alcance para acabar con el reformador. Con toda <strong>la</strong> elocu<strong>en</strong>cia y <strong>la</strong> habilidad diplomática que le distinguían<br />

<strong>en</strong> gran manera, le pintó al jov<strong>en</strong> emperador <strong>la</strong> ins<strong>en</strong>satez y el peligro que repres<strong>en</strong>taba el sacrificar, <strong>en</strong><br />

favor de un insignificante fraile, <strong>la</strong> amistad y el apoyo de <strong>la</strong> poderosa sede de Roma. Sus pa<strong>la</strong>bras no<br />

fueron inútiles. El día después de <strong>la</strong> respuesta de Lutero, Carlos mandó a <strong>la</strong> dieta un m<strong>en</strong>saje <strong>en</strong> que<br />

manifestaba su determinación de seguir <strong>la</strong> política de sus antecesores de sost<strong>en</strong>er y proteger <strong>la</strong> religión<br />

romana. Ya que Lutero se negaba a r<strong>en</strong>unciar a sus errores, se tornarían <strong>la</strong>s medidas más <strong>en</strong>érgicas contra<br />

él y contra <strong>la</strong>s herejías que <strong>en</strong>señaba. “Un solo fraile, extraviado <strong>por</strong> su propia locura, se levanta contra <strong>la</strong><br />

fe de <strong>la</strong> cristiandad. Sacrificaré mis reinos, mi poder, mis amigos, mis tesoros, mi cuerpo, mi sangre, mi<br />

espíritu y mi vida para cont<strong>en</strong>er esta impiedad. Voy a despedir al agustino Lutero, prohibiéndole causar<br />

el más leve tumulto <strong>en</strong>tre el pueblo; <strong>en</strong> seguida procederé contra él y sus secuaces, como contra herejes<br />

dec<strong>la</strong>rados, <strong>por</strong> medio de <strong>la</strong> excomunión, de <strong>la</strong> susp<strong>en</strong>sión y <strong>por</strong> todos los medios conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes para<br />

destruirlos. Pido a los miembros de los estados que se conduzcan como fieles cristianos” (ibíd., cap. 9).<br />

No obstante el emperador dec<strong>la</strong>ró que el salvoconducto de Lutero debía ser respetado y que antes<br />

de que se pudiese proceder contra él, debía dejársele llegar a su casa sano y salvo. Dos opiniones<br />

<strong>en</strong>contradas fueron <strong>en</strong>tonces propuestas <strong>por</strong> los miembros de <strong>la</strong> dieta. Los emisarios y repres<strong>en</strong>tantes del<br />

papa solicitaron que el salvoconducto del reformador fuera vio<strong>la</strong>do. “El Rin—decían—debe recibir sus<br />

c<strong>en</strong>izas, como recibió hace un siglo <strong>la</strong>s de Juan Hus” (ibíd.). Pero los príncipes alemanes, si bi<strong>en</strong> papistas<br />

y <strong>en</strong>emigos jurados de Lutero, se opusieron a que se vio<strong>la</strong>ra así <strong>la</strong> fe pública, alegando que aquello sería<br />

un baldón <strong>en</strong> el honor de <strong>la</strong> nación. Recordaron <strong>la</strong>s ca<strong>la</strong>midades que habían sobrev<strong>en</strong>ido <strong>por</strong> <strong>la</strong> muerte de<br />

Juan Hus y dec<strong>la</strong>raron que ellos no se atrevían a acarrear<strong>la</strong>s a Alemania ni a su jov<strong>en</strong> emperador.<br />

Carlos mismo dijo, <strong>en</strong> respuesta a <strong>la</strong> vil propuesta: “Aun cuando <strong>la</strong> bu<strong>en</strong>a fe y <strong>la</strong> fidelidad fues<strong>en</strong><br />

desterradas del universo, deberían hal<strong>la</strong>r refugio <strong>en</strong> el corazón de los príncipes” (ibíd.). Pero los <strong>en</strong>emigos<br />

más <strong>en</strong>carnizados de Lutero siguieron hostigando al monarca para que hiciera con el reformador lo que<br />

Segismundo hiciera con Hus: abandonarle a <strong>la</strong> misericordia de <strong>la</strong> iglesia; pero Carlos V evocó <strong>la</strong> esc<strong>en</strong>a<br />

126

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!