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America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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un historiador: “El soberbio imperio de Carlos Quinto levantóse sobre <strong>la</strong> tumba de <strong>la</strong> libertad” (ibíd.,<br />

Prefacio).<br />

A pesar de tan extraordinarios esfuerzos para despojar a los hombres de sus libertades civiles y<br />

religiosas, y hasta de <strong>la</strong> del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, “el ardor del <strong>en</strong>tusiasmo religioso, unido al instinto profundo de<br />

<strong>la</strong> libertad civil” (ibíd., XI), indujo a muchos hombres y mujeres piadosos a aferrarse t<strong>en</strong>azm<strong>en</strong>te a <strong>la</strong>s<br />

<strong>en</strong>señanzas de <strong>la</strong> Biblia y a sost<strong>en</strong>er el derecho que t<strong>en</strong>ían de adorar a Dios según los dictados de su<br />

conci<strong>en</strong>cia. De aquí que <strong>por</strong> España se propagase un movimi<strong>en</strong>to análogo al de <strong>la</strong> revolución religiosa que<br />

se desarrol<strong>la</strong>ba <strong>en</strong> otros países. Al paso que los descubrimi<strong>en</strong>tos que se realizaban <strong>en</strong> un mundo nuevo<br />

prometían al soldado y al mercader territorios sin límites y riquezas fabulosas, muchos miembros de <strong>en</strong>tre<br />

<strong>la</strong>s familias más nobles fijaron resueltam<strong>en</strong>te sus miradas <strong>en</strong> <strong>la</strong>s conquistas más vastas y riquezas más<br />

duraderas del evangelio. Las <strong>en</strong>señanzas de <strong>la</strong>s Sagradas Escrituras estaban abriéndose paso<br />

sil<strong>en</strong>ciosam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los corazones de hombres como el erudito Alfonso de Valdés, secretario de Carlos<br />

Quinto; su hermano, Juan de Valdés, secretario del virrey de Nápoles; y el elocu<strong>en</strong>te Constantino Ponce<br />

de <strong>la</strong> Fu<strong>en</strong>te, capellán y confesor de Carlos Quinto, de qui<strong>en</strong> Felipe II dijo que era “muy gran filósofo y<br />

profundo teólogo y de los más seña<strong>la</strong>dos hombres <strong>en</strong> el púlpito y elocu<strong>en</strong>cia que ha habido de tiempos<br />

acá”.<br />

Más allá aún fue <strong>la</strong> influ<strong>en</strong>cia de <strong>la</strong>s Sagradas Escrituras al p<strong>en</strong>etrar <strong>en</strong> el rico monasterio de San<br />

Isidro del Campo, donde casi todos los monjes recibieron gozosos <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios cual antorcha para<br />

sus pies y luz sobre su camino. Hasta el arzobispo Carranza, después de haber sido elevado a <strong>la</strong> primacía,<br />

se vio obligado durante cerca de veinte años a batal<strong>la</strong>r <strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa de su vida <strong>en</strong>tre los muros de <strong>la</strong><br />

Inquisición, <strong>por</strong>que abogaba <strong>por</strong> <strong>la</strong>s doctrinas de <strong>la</strong> Biblia. Ya <strong>en</strong> 1519 empezaron a aparecer, <strong>en</strong> forma<br />

de pequeños folletos <strong>en</strong> <strong>la</strong>tín, los escritos de los reformadores de otros países, a los que siguieron, meses<br />

después, obras de mayor ali<strong>en</strong>to, escritas casi todas <strong>en</strong> castel<strong>la</strong>no. En el<strong>la</strong>s se ponderaba <strong>la</strong> Biblia como<br />

piedra de toque que debía servir para probar cualquier doctrina, se exponía sabiam<strong>en</strong>te <strong>la</strong> necesidad que<br />

había de reformas, y se explicaban con c<strong>la</strong>ridad <strong>la</strong>s grandes verdades re<strong>la</strong>tivas a <strong>la</strong> justificación <strong>por</strong> <strong>la</strong> fe<br />

y a <strong>la</strong> libertad mediante el evangelio.<br />

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