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America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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La g<strong>en</strong>te oía temb<strong>la</strong>ndo. El Espíritu convinc<strong>en</strong>te de Dios hab<strong>la</strong>ba a sus corazones. Muchos eran<br />

inducidos a escudriñar <strong>la</strong>s Santas Escrituras con profundo interés; los intemperantes y los viciosos se<br />

<strong>en</strong>m<strong>en</strong>daban, otros r<strong>en</strong>unciaban a sus hábitos deshonestos y se realizaba una obra tal, que hasta los<br />

ministros de <strong>la</strong> iglesia oficial se vieron obligados a reconocer que <strong>la</strong> mano de Dios estaba <strong>en</strong> el<br />

movimi<strong>en</strong>to.<br />

Dios quería que <strong>la</strong>s nuevas de <strong>la</strong> v<strong>en</strong>ida del Salvador fues<strong>en</strong> publicadas <strong>en</strong> los países<br />

escandinavos, y cuando <strong>la</strong>s voces de sus siervos fueron reducidas al sil<strong>en</strong>cio, puso su Espíritu <strong>en</strong> los<br />

niños para que <strong>la</strong> obra pudiese hacerse. Cuando Jesús se acercó a Jerusalén, seguido de alegres<br />

muchedumbres que, con gritos de triunfo y ondeando palmas, le ac<strong>la</strong>maron Hijo de David, los fariseos<br />

<strong>en</strong>vidiosos le intimaron para que hiciese cal<strong>la</strong>r al pueblo; pero Jesús contestó que todo eso se realizaba<br />

<strong>en</strong> cumplimi<strong>en</strong>to de <strong>la</strong> profecía, y que si <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te cal<strong>la</strong>ba <strong>la</strong>s mismas piedras c<strong>la</strong>marían. El pueblo,<br />

intimidado <strong>por</strong> <strong>la</strong>s am<strong>en</strong>azas de los sacerdotes y de los escribas, dejó de <strong>la</strong>nzar ac<strong>la</strong>maciones de júbilo<br />

al <strong>en</strong>trar <strong>por</strong> <strong>la</strong>s puertas de Jerusalén; pero <strong>en</strong> los atrios del templo los niños reanudaron el canto y,<br />

agitando sus palmas, exc<strong>la</strong>maban: “¡Hosanna al Hijo de David!” Mateo 21:816. Cuando los fariseos,<br />

con amargo descont<strong>en</strong>to, dijeron a Jesús: “¿Oyes lo que estos dic<strong>en</strong>?” el Señor contestó: “Sí: ¿nunca<br />

leísteis: De <strong>la</strong> boca de los niños y de los que maman perfeccionaste <strong>la</strong> a<strong>la</strong>banza?” Así como Dios actuó<br />

<strong>por</strong> conducto de los niños <strong>en</strong> tiempo del primer adv<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de Cristo, así también intervino <strong>por</strong><br />

medio de ellos para proc<strong>la</strong>mar el m<strong>en</strong>saje de su segundo adv<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to. Y es que ti<strong>en</strong>e que cumplirse<br />

<strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios que dice que <strong>la</strong> proc<strong>la</strong>mación de <strong>la</strong> v<strong>en</strong>ida del Salvador debe ser llevada a todos los<br />

pueblos, l<strong>en</strong>guas y naciones.<br />

A Guillermo Miller y a sus co<strong>la</strong>boradores les fue <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dada <strong>la</strong> misión de predicar <strong>la</strong><br />

amonestación <strong>en</strong> los Estados Unidos de Norteamérica. Dicho país vino a ser el c<strong>en</strong>tro del gran<br />

movimi<strong>en</strong>to adv<strong>en</strong>tista. Allí fue donde <strong>la</strong> profecía del m<strong>en</strong>saje del primer ángel tuvo su cumplimi<strong>en</strong>to<br />

más directo. Los escritos de Miller y de sus compañeros se propagaron hasta <strong>en</strong> países lejanos. Donde<br />

quiera que hubies<strong>en</strong> p<strong>en</strong>etrado misioneros allá también fueron llevadas <strong>la</strong>s alegres nuevas de <strong>la</strong> pronta<br />

v<strong>en</strong>ida de Cristo. Por todas partes fue predicado el m<strong>en</strong>saje del evangelio eterno: “¡Temed a Dios y<br />

dadle gloria; <strong>por</strong>que ha llegado <strong>la</strong> hora de su juicio!”<br />

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