30.09.2016 Views

America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

no era lo que el card<strong>en</strong>al se había propuesto. Se había lisonjeado de que <strong>por</strong> <strong>la</strong> viol<strong>en</strong>cia obligaría a Lutero<br />

a someterse. Al quedarse solo con sus partidarios, miró de uno a otro desconso<strong>la</strong>do <strong>por</strong> el inesperado<br />

fracaso de sus p<strong>la</strong>nes.<br />

Esta vez los esfuerzos de Lutero no quedaron sin bu<strong>en</strong>os resultados. El vasto concurso reunido allí<br />

pudo comparar a ambos hombres y juzgar <strong>por</strong> sí mismo el espíritu que habían manifestado, así como <strong>la</strong><br />

fuerza y veracidad de sus asertos. ¡Cuán grande era el contraste! El reformador, s<strong>en</strong>cillo, humilde, firme,<br />

se apoyaba <strong>en</strong> <strong>la</strong> fuerza de Dios, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do de su parte a <strong>la</strong> verdad; mi<strong>en</strong>tras que el repres<strong>en</strong>tante del papa,<br />

dándose im<strong>por</strong>tancia, intolerante, hinchado de orgullo, falto de juicio, no t<strong>en</strong>ía un solo argum<strong>en</strong>to de <strong>la</strong>s<br />

Santas Escrituras, y solo gritaba con impaci<strong>en</strong>cia: “Si no te retractas, serás despachado a Roma para que<br />

te castigu<strong>en</strong>”.<br />

No obstante t<strong>en</strong>er Lutero un salvoconducto, los romanistas int<strong>en</strong>taban apresarle. Sus amigos<br />

insistieron <strong>en</strong> que, como ya era inútil su pres<strong>en</strong>cia allí, debía volver a Witt<strong>en</strong>berg sin de mora y que era<br />

m<strong>en</strong>ester ocultar sus propósitos con el mayor sigilo. Conforme con esto salió de Augsburgo antes del alba,<br />

a caballo, y acompañado so<strong>la</strong>m<strong>en</strong>te <strong>por</strong> un guía que le pro<strong>por</strong>cionara el magistrado. Con mucho cuidado<br />

cruzó <strong>la</strong>s desiertas y oscuras calles de <strong>la</strong> ciudad. Enemigos vigi<strong>la</strong>ntes y crueles complotaban su muerte.<br />

¿Lograría bur<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s redes que le t<strong>en</strong>dían? Mom<strong>en</strong>tos de ansiedad y de solemne oración eran aquellos.<br />

Llegó a una pequeña puerta, practicada <strong>en</strong> el muro de <strong>la</strong> ciudad; le fue abierta y pasó con su guía sin<br />

impedim<strong>en</strong>to alguno. Viéndose ya seguros fuera de <strong>la</strong> ciudad, los fugitivos apresuraron su huida y antes<br />

que el legado se <strong>en</strong>terara de <strong>la</strong> partida de Lutero, ya se hal<strong>la</strong>ba este fuera del alcance de sus perseguidores.<br />

Satanás y sus emisarios habían sido derrotados. El hombre a qui<strong>en</strong> p<strong>en</strong>saban t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> su poder se les había<br />

escapado, como un pájaro de <strong>la</strong> red del cazador.<br />

Al saber que Lutero se había ido, el legado quedó anonadado <strong>por</strong> <strong>la</strong> sorpresa y el furor. Había<br />

p<strong>en</strong>sado recibir grandes honores <strong>por</strong> su sabiduría y aplomo al tratar con el perturbador de <strong>la</strong> iglesia, y<br />

ahora quedaban frustradas sus esperanzas. Expresó su <strong>en</strong>ojo <strong>en</strong> una carta que dirigió a Federico, elector<br />

de Sajonia, para quejarse amargam<strong>en</strong>te de Lutero, y exigir que Federico <strong>en</strong>viase a Roma al reformador o<br />

que le desterrase de Sajonia. En su def<strong>en</strong>sa, había pedido Lutero que el legado o el papa le demostrara sus<br />

errores <strong>por</strong> <strong>la</strong>s Santas Escrituras, y se había comprometido solemnem<strong>en</strong>te a r<strong>en</strong>unciar a sus doctrines si le<br />

105

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!