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America en la Profecia por Elena White

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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idénticas a <strong>la</strong> de ustedes <strong>en</strong> esta materia. Todos ellos concuerdan <strong>en</strong> que los períodos principales<br />

m<strong>en</strong>cionados <strong>por</strong> Daniel y Juan terminan efectivam<strong>en</strong>te hacia nuestra época contem<strong>por</strong>ánea, y rara lógica<br />

sería <strong>la</strong> que les cond<strong>en</strong>ase <strong>por</strong> sost<strong>en</strong>er los mismos puntos de vista que tanto resaltan <strong>en</strong> los escritos de<br />

aquellos emin<strong>en</strong>tes teólogos”. “Los resultados que ustedes obtuvieron <strong>en</strong> este campo de investigación no<br />

me parec<strong>en</strong> tan errados que afect<strong>en</strong> uno solo de los grandes intereses de <strong>la</strong> verdad”. “Se equivocaron<br />

ustedes <strong>en</strong> lo re<strong>la</strong>tivo a <strong>la</strong> naturaleza de los acontecimi<strong>en</strong>tos que deb<strong>en</strong> producirse al fin de estos períodos.<br />

Este es el defecto primordial de su exposición”.<br />

315 FECHAS PROFÉTICAS—Véase <strong>la</strong> nota de <strong>la</strong> página 261.<br />

341 UN TRIPLE MENSAJE—Apocalipsis 14:6, 7 predice <strong>la</strong> proc<strong>la</strong>mación del m<strong>en</strong>saje del primer<br />

ángel. Luego dice el profeta: “Y otro ángel, el segundo, le siguió, dici<strong>en</strong>do: ¡Caída, caída es <strong>la</strong> gran<br />

Babilonia! [...] Y otro ángel, el tercero, les siguió”. La pa<strong>la</strong>bra traducida aquí <strong>por</strong> “siguió”, significa, <strong>en</strong><br />

construcciones como <strong>la</strong> de este texto, “acompañar”. Liddell y Scott interpretan <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra como sigue:<br />

“Seguir a uno, ir tras él o acompañarle”. Robinson dice: “Seguir, ir con algui<strong>en</strong>, acompañarle”. Es <strong>la</strong><br />

misma pa<strong>la</strong>bra que se usa <strong>en</strong> Marcos 5:24: “Y Jesús fue con él; y le seguía una gran multitud, y le<br />

apretaba”. Se emplea también al hab<strong>la</strong>r de los ci<strong>en</strong>to cuar<strong>en</strong>ta y cuatro mil redimidos, de los que se dice:<br />

“Estos son los que sigu<strong>en</strong> al Cordero <strong>por</strong> doquiera que vaya”. Apocalipsis 14:4 (VM). De estos dos pasajes<br />

se despr<strong>en</strong>de de modo evid<strong>en</strong>te que <strong>la</strong> idea que se quiere expresar es <strong>la</strong> de ir juntos, acompañar. Así<br />

también <strong>en</strong> 1 Corintios 10:4, donde se hab<strong>la</strong> de los hijos de Israel que “bebían de <strong>la</strong> piedra espiritual que<br />

los seguía”, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra “seguía” se traduce del mismo vocablo griego, y se rinde <strong>en</strong> el marg<strong>en</strong> de algunas,<br />

versiones <strong>por</strong> “los acompañaba”. De ello se despr<strong>en</strong>de que <strong>en</strong> Apocalipsis 14:8, 9 <strong>la</strong> idea no es solo que<br />

el segundo ángel y el tercero siguieron al primero <strong>en</strong> cuanto al tiempo, sino que le acompañaban. Los tres<br />

m<strong>en</strong>sajes constituy<strong>en</strong> uno triple. Son tres tan solo <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> <strong>en</strong> que se inicia su proc<strong>la</strong>mación, pero una<br />

vez iniciada esta, sigu<strong>en</strong> juntos y son inseparables.<br />

349 SUPREMACÍA DE LOS OBISPOS DE ROMA—<br />

Algunas de <strong>la</strong>s circunstancias capitales re<strong>la</strong>cionadas con <strong>la</strong> apropiación de <strong>la</strong> supremacía <strong>por</strong> los<br />

obispos de Roma, se hal<strong>la</strong>n descritas <strong>en</strong> Mosheim, Histoire écclésiastique, siglo 2, parte 2, cap. 4, sec. 9-<br />

11. Véase además G. P. Fisher, History of the Christian Church, período 2, cap. 2, párrs. 11-17 (ed. de<br />

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